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Diez años de Casa Árabe en la casa Mudéjar: punto y aparte en el conocimiento del mundo árabe actual

Inauguración de la Casa Árabe en su sede de la casa Mudéjar, en el año 2015

Juan Velasco

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La Casa Árabe cumple esta semana una década en la Casa Mudéjar, su actual localización en la ciudad de Córdoba, y lo está celebrando con un selecto programa de actividades conmemorativas, que se prolongarán hasta el 22 de octubre. La fecha, más redonda que relevanta -Casa Árabe llevaba implantada desde el año 2007- sí que ha servido para echar un vistazo atrás en el tiempo y valorar la aportación de este organismo al conocimiento del mundo musulmán contemporáneo.

El día de la inauguración, la entonces ministra Trinidad Jiménez, dijo que Casa Árabe, una organización que había impulsado cinco años antes Miguel Ángel Moratinos, era “un componente fundamental de la política desarrollada por el Ministerio de Asuntos Exteriores para establecer un cauce para el acercamiento de pueblos y culturas”. Eran los tiempos, recordemos, de la Alianza de Civilizaciones, impulsada por el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que, aunque trataba de imponer una mirada a nivel internacional, usaba para ello el peso simbólico de la Córdoba de Al Andalus donde, además, unos años antes se había celebrado una rimbombante exposición de similar espíritu: El esplendor de los Omeyas.

Sin embargo, el coordinador de Casa Árabe en Córdoba, Javier Rosón, intenta no sonar pretencioso cuando reflexiona sobre el valor de Casa Árabe y la importancia que ha tenido en Córdoba. “Hasta la creación de Casa Árabe no había ninguna institución en la ciudad dedicada al conocimiento del mundo árabe contemporáneo y aquí es donde nuestra institución ha supuesto una diferencia. Conceptos como la sharía, la certificación halal, la islamofobia... la posibilidad de ver obras de artistas árabes contemporáneos, el cine árabe en versión original  -que solo ofrecía de manera muy puntual la Filmoteca-... todo eso ha llegado a la ciudad de nuestra mano”, señala Rosón en una entrevista con Cordópolis.

El coordinador recuerda que, cuando se creó Casa Árabe, en 2006, se hizo en el marco de una red de diplomacia pública del entonces Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, que ya contaba con la Casa de América y Casa Asia, pero que, sorprendentemente, no contaba con una institución que estableciese vínculos con el mundo árabe a pesar del pasado común y las intensas relaciones vecinales existentes. Así, tras el impulso a la Casa Árabe en Madrid, pronto surgió la necesidad “ineludible” de contar con una sede en Córdoba, dado que “el proyecto se identificaba con el alma misma de la ciudad”.

Un año después, en 2007, Casa Árabe comenzó a operar en la antigua sede de la calle Martínez Rucker. Mientras, el Ayuntamiento llevaba a cabo las obras de rehabilitación y adaptación de la Casa Mudéjar para convertirla en la sede definitiva de la institución. “Esta casa nos devuelve a un pasado que nos va a permitir ganar un futuro de relación con el mundo árabe”, afirmó en la inauguración el entonces alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto.

Exposiciones, conferencias, festivales y negociaciones en secreto

Así, desde hace diez años, la Casa Mudéjar ha acogido cincuenta exposiciones, así como un enorme número de conferencias y seminarios y talleres a cargo de académicos, científicos y profesionales de reconocido prestigio. También han encontrado en Casa Árabe un espacio agradable numerosos representantes políticos y económicos de los países árabes que realizan visitas oficiales a España.

“Córdoba les vincula directamente con su pasado, les hace sentir cómodos y abre el camino al establecimiento de relaciones fructíferas para ambas partes”, explica Ronsón, experto en estudios islámicos, que añade que, en la última década, la casa Mudéjar ha sido visitada por altas personalidades nacionales e internacionales y ha albergado encuentros de la oposición siria, de diálogo e integración regional entre Iraq-Irán, o sobre Yemen, así como sobre mujeres en el sector privado en Oriente Medio y Norte de África.

También ha servido como impulsor cultural, ya que, además de las colaboraciones de Casa Árabe en eventos como el Festival de la Guitarra, la Noche Blanca del Flamenco, el Festival de Patios, o el Festival Riomundi, es imposible repasar los últimos diez años sin reparar el Festival Noches de Ramadán, un encuentro único creado desde Casa Árabe para dar a conocer la cultura del mundo musulmán y que, después de nueve años de andadura, forma ya parte de la escena cultural cordobesa.

Un presente y un futuro ligado a Al Andalus y al potencial de la imagen de Córdoba

Más allá de lo hecho en la última década, Ronsón aclara que Casa Árabe es un organismo que está muy vivo en la propia ciudad, donde cree haber alcanzado una especie de “madurez institucional”. “Somos conscientes de que aún nos queda mucho camino por recorrer”, afirma el coordinador de Casa Árabe en Córdoba, que se muestra abierto “a cualquier tipo de sugerencia, crítica constructiva y mejora conjunta”, siempre en pos de construir “una sociedad más inclusiva, justa y abierta”.

Y esto, poder hacerlo desde Córdoba, una ciudad un tanto idealizada en el mundo árabe. “Córdoba Representa la mayor época de esplendor de la cultura árabe en la península Ibérica en todos los ámbitos: medicina, agricultura, arquitectura, pero también las artes, la poesía y otras disciplinas. Sin embargo, al mismo tiempo suele existir una idealización de ese pasado, eliminando los elementos conflictivos, que también los hubo, o de decadencia”, reconoce este experto, que defiende la oportunidad que supone, en cualquier caso, poder usar “ese punto de partida idealizado” para “crear vínculos estrechos y duraderos basados en un conocimiento real y objetivo de las sociedades árabes contemporáneas, sus particularidades y su potencial”.

Porque Casa Árabe es consciente también de que, a pesar del inmenso legado andalusí que enhebra la forma de ser de los cordobeses, aún hay que trabajar para que éste ocupe el espacio que merece en una ciudad que, por poner un ejemplo, no dispone de algo tan obvio como un museo de Al Andalus. Preguntado por esta cuestión, el coordinador recuerda que la institución ha promovido iniciativas de esta naturaleza, como la creación de un espacio de interpretación de patrimonio “andalusí”, exposiciones de larga duración (no temporales) o congresos internacionales sobre la temática.

“Pero somos conscientes de que no es un camino que podamos recorrer de forma autónoma y que para promoverlo (o participar en un proyecto de esa envergadura) necesitamos el apoyo de todas las instituciones locales, regionales y nacionales que trabajan al respecto, así como el de toda la ciudadanía. Crear esa conciencia de meta final, pasa por construir una base sólida de conocimiento objetivo y científico en torno a Al-Andalus”, reflexiona Ronsón, que adelanta que Casa Árabe, de hecho, ya está trabajando en ello.

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