El Cordel de Écija, el último gran desarrollo urbano pendiente en Córdoba sobre zona inundable
Hace 23 años, el Pleno del Ayuntamiento de Córdoba aprobó el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). El documento fijaba los desarrollos urbanos de la ciudad y quería ser una especie de ley de punto y final a los desórdenes de las parcelaciones y las construcciones ilegales. Negro sobre blanco se señalaba dónde se podía urbanizar y dónde no. Y se hacía mirando hacia el río Guadalquivir, con mapas de posibles inundaciones en periodos de probabilidad que iban desde una vez cada diez años a una vez cada 500 años. Este último extremo es el considerado menos probable, pero posible. La DANA que ha azotado la provincia de Valencia incluso ha sobrepasado en algunos puntos el mapa de retorno a 500 años.
En urbanismo se trazan mapas de inundabilidad precisamente para evitar este tipo de daños. Y el PGOU de Córdoba de 2001 apenas fijaba desarrollos urbanísticos en zonas inundables. Salvo en puntos muy concretos. El más importante y del que se ha hablado mucho desde 2018 es el Cordel de Écija, una bolsa de suelo pendiente de urbanizar entre los puentes de San Rafael y Andalucía y entre la avenida de Cádiz. Según los mapas de retorno a 500 años, prácticamente la mitad del suelo es inundable. Eso sí, el lugar está a salvo en los mapas de retorno a 100 años.
Tras las inundaciones de 2010, que no llegaron ni mucho menos al mapa de retorno a 100 años, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir actualizó sus mapas y exigió a los ayuntamientos medidas extraordinarias para evitar riesgos. En Córdoba, por ejemplo, paralizó todas las licencias urbanísticas previstas dentro del mapa de retorno a 500 años en las que no se contemplara la prohibición de construir sótanos o garajes, y de habitar las plantas bajas de los edificios. Eso implicaba a un tercio de la ciudad, con prácticamente toda la Fuensanta, amplias zonas de Cañero y casi la totalidad del sur. Finalmente, se decidió aplicar esas restricciones en la zona de retorno a 100 años.
No obstante, ya en 2001 el PGOU fijaba medidas a acometer por los promotores privados que decidieran urbanizar el Cordel de Écija. Una de ellas, que se construyera un paseo fluvial. Su urbanización debería ser similar a la del parque de Miraflores, con terrazas para que una futura crecida del Guadalquivir fuese ocupando terreno por laminación y no por inundación repentina. Pero entonces no se establecía criterio alguno sobre cómo construir, más allá de que el 25% de las viviendas tendrían que ser de protección oficial.
El proyecto resucitó en 2018 de la mano de los arquitectos Rafael de la Hoz y Pedro García del Barrio, y de un grupo promotor, Lar, que abandonó la iniciativa en plena pandemia. El diseño entonces se hacía mirando al río y asumiendo que se construía en parte sobre zona inundable. El objetivo era crear el primer barrio de Córdoba “adaptado al cambio climático”. Ya en 2019, y a preguntas de los periodistas, el entonces presidente de la Gerencia de Urbanismo, Salvador Fuentes, admitió que el Cordel de Écija era inundable y que por tanto correspondía a los promotores ejecutar las medidas de mitigación del barrio.
Tras el abandono del proyecto inicial, el propio alcalde, José María Bellido, admitió el año pasado que había varios grupos promotores interesados en el plan del Cordel de Écija. Pero de momento no ha trascendido ningún interés más. Este desarrollo será además el que tenga que financiar la construcción de un nuevo puente del Guadalquivir, precisamente el que una a estas viviendas con el otro extremo del río, en la zona del Ifapa.
Con diferencias, aunque con algunos matices similares, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, acaba de anunciar la renuncia de su ayuntamiento al desarrollo urbanístico de Tablada, un enorme solar que perteneció al Ejército y que le cedió a la ciudad. Tablada es otra zona inundable, mucho más extensa que el Cordel de Écija. Sanz acaba de tomar la decisión tras comprobar el daño que ha provocado la DANA en Valencia.
El futuro del Cordel de Écija depende, de momento, de los promotores. A diferencia de Tablada, es suelo urbanizable. Y en España, cambiar la catalogación de un suelo urbanizable a no urbanizable no es ni fácil ni barato.
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