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La historia de Guillermo Ortiz: un chico autista que protagoniza una obra de teatro

Guillermo Ortiz, en la Escuela de Teatro de Córdoba | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Hace apenas tres años que Guillermo Ortiz llegó a la Escuela de Teatro de Córdoba. Lo hizo animado, principalmente, por la convicción de su madre, Eva Adán, quien tenía claro que el teatro podía paliar los síntomas del trastorno que sufre Guillermo: autismo. Después de meses de trabajo y de avances en este chico de 23 años, Guillermo protagoniza la obra de teatro Javier, mi hijo, una adaptación que ha realizado la profesora Antonia Jiménez de Olivia y Eugenio, del escritor peruano Herbert Morote y que hace tres años protagonizó Concha Velasco.

El trastorno del autismo no es el mismo en todas las personas que lo padecen. El desarrollo de un nivel u otro hace que afecte a determinadas capacidades. En el caso de Guillermo, “los efectos del autismo recaen principalmente al lenguaje” ya que “no tiene trastornos de la conducta y es muy activo”, cuenta su madre. El crecimiento de Guillermo y sus carencias en el lenguaje llevaron a Eva a pensar en otra forma de aprender. “Quería algo lúdico y que fuera más funcional. Por eso pensé en el teatro. Llegamos a la escuela y gracias a Antonia hoy estamos aquí”, explica Eva.

La madre se deshace en elogios para agradecer a Antonia la “inmensa” labor que hace con Guillermo. A través de “clases amenas y divertidas”, aprende “todo tipo de ejercicios e improvisaciones que le hacen tratar las emociones y las órdenes verbales o aprender a ponerse en el lugar del otro”. Para la profesora, toda la puesta en marcha de la obra “ha sido un reto”. Reconoce que “nunca había trabajado con chicos con trastorno autista, aunque sí con otros que tenían Asperger”. Sin embargo, este último trastorno sí permite cierta independencia a las personas que lo padecen.

Esta nueva aventura de Guillermo comenzó hace poco más de un año, cuando acudió al colegio Las Francesas para contar su experiencia en unas jornadas sobre inserción laboral de personas con autismo. Esa misma tarde, al llegar a la Escuela, Antonia se acordó de la existencia de Olivia y Eugenio. Rápidamente pensó en Guillermo como protagonista. “El primer año hicimos una comedia pero más tarde pensé en la idea de hacer un drama y que Guillermo fuera el protagonista. Es cierto que tiene limitaciones pero, ¿son tan grandes para que no lo haga? Simplemente tiene que ser él pero actuando en el marco de una obra”, cuenta Antonia. Con la aprobación de Guillermo y de su madre, la profesora realizó una adaptación con partes de la vida del chico y de su forma de trabajar.

Dado que Guillermo “ha trabajado siempre con pictogramas”, cada escena de la obra también la ha aprendido a través de dibujos. De esta forma, en la adaptación, el personaje de Javier es el de un joven con autismo y su madre está representada por varias actrices, entre ellas Eva, que narran las distintas etapas: desde que sus padres se enfrentan al diagnóstico, pasando por las diferentes metas que hay que superar para lograr que estos niños y jóvenes avancen en el uso del lenguaje, su adaptación al medio, las relaciones sociales, la inserción laboral u otros aspectos.

Pero el teatro no es la única actividad que realiza Guillermo. Para fomentar sus capacidades acude todas las mañanas como voluntario a Fepamic y, por la tarde, a la asociación de Autismo Córdoba. Jugar al bádminton, bailar bachata y salsa, ver vídeos en Youtube o ir al cine son otras de sus aficiones. “Guillermo es trabajador. Ésa es la definición”, concluye su madre. Porque las discapacidades no existen para quien las trabaja.

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