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Esplendor Cinemas planea un espacio cultural en una antigua nave del Fuenseca

Antigua nave de la empresa Carbonell entre la Fuenseca y el convento de Santa Marta | TONI BLANCO

Marta Jiménez

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Los trabajos de rehabilitación integral de la Fuenseca convertirán la antigua casa en un espacio cultural con restos arqueológicos integrados | La empresa prepara un anteproyecto de “espacio multiusos” para la antigua nave que se alza tras la pantalla del cine de verano

El casco histórico de Córdoba sigue teniendo lugares secretos. Espacios abandonados y prácticamente desconocidos que podrían jugar un papel revitalizador en el urbanismo y en la cultura cordobesa de nuestro tiempo. Con uno de ellos se ha topado la empresa propietaria de tres de los cuatro cines de verano del casco histórico, Esplendor Cinemas, en el Fuenseca. Se trata de una antigua nave industrial de 300 metros cuadrados perteneciente a la finca del cine de verano, ubicada entre la pantalla y el vecino convento de Santa Marta, con entrada por la calleja del mismo nombre, que a Esplendor Cinemas le gustaría convertir en “un espacio cultural multiusos”, según el gerente de la empresa exhibidora, Martín Cañuelo.

El primer paso será presentar un anteproyecto en la Gerencia Municipal de Urbanismo para recibir “las alegaciones y observaciones pertinentes” antes de redactar el proyecto definitivo. El espacio fue depósito de aceite de la empresa Carbonell -cuya familia habitó la casa de la Fuenseca desde el último cuarto del siglo XIX hasta mediados de los años ochenta del XX, ya convertida en varias viviendas para los directivos de la firma-, y por ello posee un laberinto de depósitos en el subsuelo de la nave: once trujales con una profundidad de 3,25 metros.

“Es un espacio lleno de posibilidades. Queremos seguir la línea de los espacios europeos que han reconvertido edificios de la arquitectura industrial del siglo XIX y XX en equipamientos culturales que poseen vestigios de sus antiguos usos”, para lo que Cañuelo pone de ejemplo el Concert Hall de la ciudad inglesa de Aldeburgh, una antigua fábrica para maltear cebada que hoy es escenario de un festival de música clásica; o el más cercano ejemplo, salvando las distancias, de la sala capitular de Orive. “La inversión no es tanta, se trata de aplicar un criterio arquitectónico económico, el de picar las paredes y embellecer, aprovechando las vigas de madera y las tirantas de hierro. Solo es cuestión de apostar por la cultura”, afirma el empresario. De hecho, está documentado que la antigua nave estuvo a punto de convertirse en cine de invierno en 1963 por parte de la empresa que explotaba el de verano, “pero se denegó”.

Esplendor Cinemas es propietaria de los cines Fuenseca, Olimpia y Delicias desde noviembre de 2014 gracias a su compra en una subasta pública de la Agencia Tributaria, que los embargó a su anterior dueño, Rafael Gómez, Sandokán. La primera acción que la empresa ha acometido sobre sus inmuebles ha sido la rehabilitación integral de la casa de la Fuenseca, una mítica postal de Córdoba gracias a su torreón y a la fuente adosada al muro, que la empresa encontró con los techos a punto de caerse y apuntalados “in extremis”.

La obra ha recuperado la fachada, el torreón y la portada del cine, destruida por la empresa Montealto, con el permiso del gobierno de Rosa Aguilar, para permitir la entrada a sus camiones a la construcción del residencial Santa Marta, que también se llevó por delante la taquilla del año 1945. Nada de ello fue repuesto por la empresa. Esplendor Cinemas también ha rehabilitado las dos plantas de la casa de la Fuenseca y ha realizado las catas arqueológicas, no obligatorias pero sí pertinentes, para obtener más información de un edificio que tiene su origen en el siglo XV. Trozos del antiguo muro en sus paredes encaladas dan fe de todo ello.

Los arqueólogos Víctor Bracero y Francisco Peña, director y técnico respectivamente de la empresa Hispania Arqueología y Patrimonio, se han encargado de los trabajos arqueológicos en la rehabilitación de la casa y ahora preparan su informe para entregarlo en Cultura y Urbanismo con el resultado de sus trabajos. Entre sus hallazgos se encuentra, en la planta baja de la casa, el arco de carga del torreón de la Fuenseca datado en el siglo XV. Para los arqueólogos, el arco fue utilizado con posterioridad para sostener el torreón de la casa, pero entre las hipótesis de cuál pudo ser su origen se plantea que pudo ser “un pasadizo por su morfología exenta y sin prolongaciones”. Una zona de paso para sortear el arroyo de la Fuenseca o bien el paso a una vivienda. “Se conservará en ladrillo visto y con iluminación”, explica Martín Cañuelo, en el interior de una pequeña estancia que se destinará a uso cultural y que también tendrá acceso por la calle Juan Rufo.

La planta baja tendrá vitrinas y espacio expositivo, al igual que la escalera, que conservará el muro primitivo en dos alturas, además de maderas y dinteles antiguos embellecidos. El segundo hallazgo arqueológico se encontró por casualidad, ya que por parte de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía se sugirió hacer una cata -no obligatoria- para fechar mejor el torreón, a lo que accedió el empresario. Así apareció la antigua escalera de acceso al torreón, fechada en el siglo XVII, “muy bien conservada ya que fue colmatada al construir la escalera que pervive, por lo que conserva los encalados originales del muro”, según los arqueólogos. Cañuelo ha decido dejarla a la vista tapada con un cristal porque “además de dejar constancia de la antigüedad de la casa, tiene un aroma daliniano, de sueño, al ser un trozo de escalera que no va a ninguna parte”, explica el empresario.

Esplendor Cinemas espera a reunirse con el gobierno municipal para presentar el anteproyecto del “espacio cultural multiusos” de la Fuenseca y definir los usos de los tres cines en época no estival, gracias a la calificación de “zonas verdes y equipamiento público” que recibieron en 1986 del Plan general de Ordenación Urbana (PGOU), que junto al Plan especial de Protección del Casco Histórico (Pepch) blindaron estos locales contra los deseos de construir en sus codiciados solares. La alcaldesa Isabel Ambrosio se comprometió en campaña electoral a impulsar “el uso social y deportivo de los cines de verano del casco histórico”, durante los meses del año en los que no tienen programadas proyecciones cinematográficas.

En cuanto a cuándo podríamos ver funcionando la antigua nave de Carbonell como teatro, sala de conciertos o espacio de congresos hay que esperar al visto bueno de urbanismo de entrada. Y si las obras de la Fuenseca han tenido que esperar un año para conseguir los permisos, más siete meses de obras, podemos calcular los (largos) plazos legales y de ejecución que podría sufrir este espacio.

Pero Cañuelo es inmune al desencanto. De hecho, su idea es continuar en siguientes fases con la rehabilitación de los inmuebles del cine Olimpia y del Delicias, una vez que se culminen las obras del Fuenseca. “Quiero que cuando vengan los funcionarios se rindan a la evidencia, porque esto lo han conocido como una ruina”, confiesa el exhibidor, una rara avis en una ciudad que apenas cuenta con empresarios culturales, y mucho menos en personas que crean e inviertan en la recuperación del patrimonio. “Esto es más que un torreón y una fuente. Tenemos mucho patrimonio y no lo valoramos”, sentencia Martín Cañuelo.

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