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Córdoba, una de las grandes ciudades españolas que está a la cola en eficiencia energética

Imagen de cuatro de los nuevos autobuses de Aucorsa | RAFAEL MELLADO

Alfonso Alba

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Córdoba está a la cola como una de las 15 grandes ciudades de España en lo que a eficiencia energética se refiere, según un ranking realizado por la consultora estratégica Arthur D Little. El ranking está liderado por Bilbao y Zaragoza, que tiene 85,1 puntos sobre un total de 100. Córdoba, en cambio, está en el furgón de cola con 71 puntos. Aún así, hay grandes ciudades peor: Valladolid, Las Palmas, Valencia y Gijón.

En el estudio, Arthur D Little ha analizado las 15 mayores ciudades españolas, de las cuales, todas lideran algún indicador estudiado y entre todas, el consumo medio es de 8,55 MWh por habitante. No obstante, cree que en todas las ciudades analizadas “existe una oportunidad real” para mejorar la eficiencia energética y un “amplio margen de mejora” con medidas factibles que “tienen sentido económico, técnico y social”.

La reducción del 40% que prevé para los próximos diez años supondría, según datos de la compañía, una disminución de 18,8 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y de un 25% de concentración de partículas, además de una rebaja de 3.400 millones de euros al año para ciudadanos, negocios y administraciones.

Para su estudio, la consultoría ha estructurado su análisis en once indicadores de desempeño energético. El estudio detalla cómo la flota de autobuses más eficientes es la de Valladolid (solo gastan 387MWh por cada 100 kilómetros), seguida de la de Córdoba (455MWh), Gijón (467MWh) y Palma de Mallorca (475MWh); mientras que la ciudad con menos consumo del sector servicios es, con un gasto de 32MWh por cada 100 metros cuadrados, Murcia.

Córdoba también está muy bien en el porcentaje de coches eléctricos que circulan por la ciudad (un 0,5%), pero en el furgón de cola en lo que a emisiones y gasto supone todo el transporte, o el número de vehículos privados en el que se comparten viajes, muy lejos de la media.

Barcelona, con 10 cargadores por cada 100.000 habitantes, lidera el ranking de los cargadores de vehículos eléctricos; así como la cuota de hogares certificados, con un 11,6% (le siguen Valencia y Alicante); mientras que la penetración del vehículo eléctrico destaca en Bilbao, con un 2,3% y muy por debajo, en Sevilla (0,8%) y en Zaragoza (0,7%).

El reparto modal del coche privado es el menor en la ciudad condal, Zaragoza y Madrid; y los hogares más ahorradores se encuentran en Bilbao (5 MWh/hogar) y en Las Palmas (5,6 MWh/hogar); sin embargo, son Madrid y Vigo las ciudades con menos viviendas con CTE EFG, ambas con un 79% de hogares de este tipo.

Por otra parte, el menor consumo de transporte por habitante se produce en Zaragoza (1,5 MWh por habitante) y la menor intensidad energética en el sector servicios, en Málaga (214 Kwh/1.000 euros); mientras que Valladolid, Madrid, Sevilla, Murcia, Vigo y Zaragoza son las ciudades con un 100% de autobuses distintos a diésel o gasolina.

El estudio de la consultora también señala que en once de las 15 ciudades analizadas el vehículo privado tiene un peso superior al 50% en el mix modal y el diésel supera el 50% de la flota de autobuses.

En general, el mayor gasto energético lo realiza el sector servicios (con un 2,64 MWh por habitante y año) y dentro del mismo, las tiendas pequeñas son las que más gastan; a los servicios les sigue el gasto residencial (1,83 MWh por habitante y año), principalmente en calefacción; y por último el transporte (2,25 MWh), esencialmente el privado.

Además, el porcentaje de viviendas certificadas es inferior al 12% en todas las ciudades; mientras que el porcentaje de hogares con CTE en EFG es superior al 79%; en diez de las urbes analizadas ese porcentaje supera incluso el 85%.

Recomendaciones

Arthur D Little ve “primordial” que se actúe para alcanzar mejoras que les ahorren dinero a los consumidores a la vez que mejoran la salud de los ciudadanos. Concretamente defienden la implantación de planes de actuación estructurados, con compromisos sobre las ambiciones y objetivos a perseguir, y, evidentemente, con dotación presupuestaria.

También ven necesaria una mejor capacidad de medir y una mayor transparencia en los resultados actuales y ajustar políticas locales, certificados e incentivos fiscales que faciliten la adopción de ciertas soluciones a ritmos superiores a la sustitución vegetativa así como que el sector privado contribuya con recursos, inversiones y capacidades técnicas.

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