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Besos a la Patrona

Procesión de Nuestra Señora de la Fuensanta | TONI BLANCO

José Prieto

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Besos de la infancia, de la adolescencia, de la juventud y la edad adulta. Besos de la canosa madurez que la contempla desde hace décadas. Besos desde las aceras, desde los hombros de papá, desde el cochecito de niño, desde los balcones y ventanas. Besos de arrepentimiento con un “perdóname” en los labios, otros con un “gracias”, y otros de “te quiero”. Besos que dicen “confío”, besos que dicen “te espero” o que quieren comprometerse con un certero “te sigo”. Besos que la llaman “guapa” a esa Virgen tan chiquita y tan grande en la historia religiosa de Córdoba. Besos de una ciudad que tiene en María Santísima a su Patrona bajo la advocación de Fuensanta y que a Ella fueron dirigidos este viernes de víspera de la Natividad de la Virgen.

Los besos que da esta ciudad son besos que permanecen, que perduran, que se asientan y que arraigan en quien los recibe como semillas que caen en la tierra y dan frutos innumerables. Pero son escasos los besos de los cordobeses, dicen algunos que indiferentes con lo suyo pero que esta vez sí quisieron dárselos a la que también es Patrona de las hermandades y cofradías que la acompañaron una vez más dando testimonio de fe y de amor a la Madre del Señor.

Los fue recibiendo la Virgen por cada calle por la que pasó, por cada plaza, por cada esquina, por cada rincón de esta bella Córdoba histórica que la vio dirigirse a su barrio obrero desde la Catedral de la ciudad en la que Nuestra Señora de la Fuensanta pasa los días previos a la celebración de su festividad en su santuario cada 8 de septiembre. Los arcos de la antigua mezquita le sirvieron de jardín arquitectónico por los que paseó antes de salir a un Patio de los Naranjos en la que la esperaban ya muchos fieles. Antes, el obispo, Demetrio Fernández, había celebrado la Eucaristía con la Virgen presidiendo en su paso el altar mayor del primer templo cordobés.

Un paso que poco a poco y año tras año se va configurando como una auténtica joya para la Virgen. Este año pudieron verse avanzados los trabajos del orfebre Emilio León, autor del respiradero frontal que estrenaba en metal plateado y dorado en algunas partes. Su estilo, como el del templete y la peana que salieron ya en 2017, es rococó en el que la rocalla se entrelaza con ondulaciones del metal para hacer destacar en el centro una cartela con el escudo del Cabildo de la Catedral, que costea el paso, y otras en las que en el futuro irán grabadas letanías marianas.

Nuevos eran también los faldones en terciopelo azul Prusia. El delantero y trasero aparecían ya bordados en oro fino y sedas por Francisco Mira siguiendo el diseño del mencionado Emilio León. Mira ha utilizado técnicas de bordado que le dan relieve a las piezas y permiten un aspecto de orfebrería como la hojilla, la muestra armada o la cartulina. En el faldón frontal aparece el escudo del santuario de la Fuensanta así como este nombre de la Virgen, mientras que en el trasero el escudo es el de Córdoba sobre la palabra “Coronada”, en alusión a esta distinción que ostenta la Patrona de Córdoba desde 1994. Precisamente la marcha Fuensanta Coronada, de Abel Moreno, sonó tras la imagen como cada año a cargo de la banda de música sevillana Maestro Tejera que puso sus sones tras el paso.

La Virgen lucía preciosa bajo el templete exornada con nardos y rosas blancas. La iluminación del paso la lograron elementos que no son definitivos como los cuatro faroles del Señor Amarrado a la Columna en las esquinas y ocho piezas de candelería y dos arbóreos laterales, en los dos últimos casos pertenecientes al paso de la Virgen de las Tristezas. En el frontal, de nuevo, reliquias de los Santos Mártires que custodia la hermandad de la Misericordia flanqueados por dos fanales del paso del Cristo de la Expiración.

Sin la Virgen no hay Fuensanta

Durante la Eucaristía, en su homilía, el obispo defendió “que nadie nos robe ni el nombre ni la fiesta” porque “lo principal es ella, la Virgen” y “sin Ella no hay Fuensanta”. “Las fiestas de la Virgen producen una alegría grande en quien se considera hijo de esta Madre”, prosiguió. “Acudimos a Ella como Fuente Santa de la gracia, Dios se ha volcado en Ella especialmente. Debemos acudir a Ella continuamente porque Dios la ha hecho mediadora de todas las gracias”, señaló. Y pidió que “cuando hoy se habla tanto de feminismo, y no siempre acertadamente, miremos a María, que Dios nos la ha puesto como modelo, una mujer con toda la dignidad que eso lleva consigo. La persona más importante de la historia humana es una mujer”.

Tras la misa, que concluyó con el Himno a Nuestra Señora de la Fuensanta, la Virgen fue hasta su santuario por el recorrido tradicional, siguiendo el eje que va de Cardenal González a Agustín Moreno para luego adentrarse en su barrio, donde estos días es fiesta. Ya el jueves la Virgen había salido en parihuelas hasta la Catedral acompañada por los grupos jóvenes de las hermandades, que rezaron el santo rosario junto a Ella. Ahora ha vuelto a su templo, donde se custodia este tesoro de Córdoba todo el año y donde este sábado acudirán a felicitarla miles de personas como es tradicional. Durante toda la jornada habrá ocho misas a las 8:00, 8:45, 9:30, 10:30 (será la Fiesta Principal celebrada por el obispo), 12:30, 13:30, 19:00 y 20:00. A las 18:30 se rezará el rosario y a las doce de la noche la Salve.

Suenan ya en el barrio, en la plaza del Pocito, las campanitas que llevan en sus manos los niños cordobeses que heredan y mantienen así una preciosa tradición que parece anunciar con su tintineo la fiesta de la Virgen, la Madre de todos los cordobeses, que derramó alegría este viernes por donde fue pasando en su procesión como gloria de la ciudad que la venera.

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