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¿Qué diría un marciano?

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José Carlos León

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Cada vez que estoy atascado ante una situación a la que no le encuentro salida o me siento demasiado implicado como para hallar una solución lógica me hago esta pregunta: ¿Qué diría un marciano? Si de repente llegara un extraterrestre que no tiene ni idea de lo que está pasando, no conoce a ninguno de los implicados ni le va ni le viene lo que pase, y aterrizara delante de un dilema o conflicto con una mirada absolutamente desapasionada, neutral y objetiva, ¿qué pensaría? ¿qué punto de vista aportaría? ¿qué perspectivas tendría de la situación? Y, lo que es mejor, ¿qué posibles soluciones tendría para eso que me tiene tan atascado?

Esta técnica está basada en las posiciones perceptivas, una herramienta de PNL utilizada habitualmente para resolver conflictos, pero también para encontrar respuestas alternativas a situaciones que están bloqueadas quizás por un exceso de cercanía, de involucración emocional de los interesados.

La posición 1 sería el YO, es decir, cómo estoy viviendo el problema en primera persona, cómo lo siento, cómo lo veo, cómo hablo al respecto y cómo observo a los demás actores implicados en el suceso. La posición 2 sería el TÚ o el OTRO, y nos invita a salir de nuestra postura para meternos en la de la persona que tenemos delante, que puede ser incluso con quien estamos teniendo el conflicto. Este paso nos permite experimentar cómo está viviendo la situación el otro, qué ve, qué siente, qué oye y, algo que puede ser muy interesante, cómo me está percibiendo tanto a mí como a mis acciones y actitudes.

Este paso ya es interesante, pero sigue manteniendo un obstáculo: la implicación emocional y el subjetivismo. Tanto el protagonista como el antagonista tienen una visión obtusa y sesgada de la realidad porque viven el problema en primera persona, con su propia visión de la situación. En términos neurocientíficos se diría que la mayor parte de sus decisiones están -o estarían- siendo tomadas desde los cerebros reptiliano (instintivo) o límbico (emocional), con una falta de perspectiva lógica y racional que impide que se tomen decisiones más operativas. De ahí el atasco.

Entonces llega el turno de la posición 3, ELLOS, lo más parecido a un árbitro de boxeo que sin ningún tipo de pasión ni interés en el resultado del combate busca la ventana existente entre los implicados para ser observador neutral del conflicto, evitando ponerse de ningún lado y esquivando la opción de hacer suposiciones de cualquiera de las dos partes. Desde esa posición objetiva, desapasionada y con una cierta distancia, el observador está emocionalmente disociado del conflicto y puede generar una visión mucho más amplia, fría, racional y equilibrada para desatascar lo que desde la emoción se plantea como una lucha sin fin.

Me gusta el concepto de tomar distancia, de separarte tanto física como emocionalmente del conflicto para ver aspectos que desde cerca son invisibles o están demasiado filtrados. Así pondremos a trabajar al cerebro racional, al neocórtex que nos dará perspectivas y soluciones enterradas bajo la pasión.

Por eso me pregunto qué diría un marciano, aunque también me gusta pensar qué diría un finlandés, otorgando a los escandinavos esa frialdad y distancia que se les supone, algo que tantas veces nos falta a los latinos.

El ejercicio de las posiciones perceptivas implica que ante un problema sin resolver, tendríamos que pasar por los tres estadios para sacar conclusiones desde todas las perspectivas antes de volver de nuevo a la posición inicial y buscar soluciones alternativas, creativas y pragmáticas. Se habla incluso de una cuarta posición, NOSOTROS, que analizaría no sólo el conflicto, sino el sistema generado entre todas las personas implicadas en él mirando por el bien del colectivo, de la organización, de la empresa o, al fin y al cabo, del sistema en sí mismo.

¿Qué diría un marciano? Me lo pregunto mucho a nivel personal y profesional, pero también me surge a nivel público y social, ante situaciones en las que la cercanía nos impide ver las cosas claras y todo aparece distinto con un poco de distancia y perspectiva. Sin ir más lejos, me he cuestionado muchas veces qué pensaría un marciano si aterrizase hoy en España y viera en las noticias un gobierno en minoría sostenido por comunistas, bolivarianos, terroristas, antisistemas e independentistas de distinto pelaje, un ejecutivo que miente sistemáticamente, que se burla de su pueblo, que manipula desde los medios públicos (y privados) y que ni siquiera tiene la decencia de decirnos cuántos españoles han muerto a causa de la peor gestión mundial de la pandemia, tanto sanitaria como económica. De verdad que me lo pregunto muchas veces, tantas como me asomo a la terraza esperando que venga el marciano para darme algunas respuestas. Seguiré esperando...

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