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Las cajas del deseo

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Ana Fernández

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Al ser humano le pirran todo tipo de suscripciones y dejarse engatusar por algo tan simple como una caja si ésta contiene productos de belleza novedosos, muestras de perfumes, mini-tallas y alguna sorpresa. Así nacieron las primeras beauty box, hoy convertidas en un negocio multimillonario donde la competencia es tan reñida como lo era entre los yuppies de Wall Street  en los 80, aunque en la superficie del business de hacer caja con las cajas domine el estilo relaxing de lo hipster y las redes sociales.

Dos señoras, Katia Beauchamp y Hayley Barna antiguas alumnas de Harvard, ya han pasado a la historia del marketing como las pioneras de las cajas de belleza tras lanzar en 2010 la exitosa caja Birchbox.

La fórmula, que es tan sencilla como genial, consiste en acercar a los consumidores nuevos productos a través de una caja que envían mensualmente a nuestro domicilio llena de apetecibles sorpresas tras formalizar una suscripción de 10€ al mes -usando el código (BBNEW)-, si bien se pueden adquirir cajas puntualmente para probar o para regalar a otros. Además, el portal de Birchbox funciona como el corazón de una comunidad de aficionados/as a la belleza y a la moda donde consultar una revista, comprar productos de la tienda on-line y comentar en las redes sociales.

Birchbox juega en la primera división y si decidimos abonarnos a la tendencia de recibir cajas, esta marca es una opción que recomendaría y que además ofrece una versión para hombre y ediciones especiales con productos galardonados por personas expertas del mundo de la belleza.

No obstante, las cajas a las que suscribirse se multiplican con una fertilidad viral, hasta el punto de que en EE.UU y también en España ya existen buscadores y sitios web que las reúnen y clasifican, de manera que se ofrecen todas ellas, desde las clásicas cajas de belleza hasta las creadas para mamás y bebés, las de productos de alimentación de gran consumo, de vinos, de comida, de productos para fitness, de kits de hazlo tú mismo (DIY) como los del www.crealoo.com, de experiencias y viajes, de cuidados para mascotas o las intrigantes cajas para adultos.

También, medios de comunicación respaldan sus propias cajas. Es el caso de Guapabox, que tiene un excelente nivel. Y al mismo tiempo, marcas de alta cosmética como Thierry Mugler reserva para su clientela la posibilidad de suscribirse a cajas VIP, con tallas medianas, muestras y novedades.

¿Qué ventajas tiene suscribirse a una caja de belleza? Se podría responder que muchas. 1. Permiten probar nuevos productos sin hacer gran desembolso. 2. Es fácil darse de baja, por lo que en cualquier momento es posible eliminar ese nuevo gasto fijo de entre 10 ó 15 €. 3. También se obtienen puntos de descuento para comprar en la tienda on-line. Y 4. Pueden servir para matar el gusanillo de quienes curiosean comprando a diestro y siniestro.

Como inconveniente señalaría el hecho de que se trata de una cantidad mensual que añadir a los gastos fijos de la economía personal o doméstica, y que no todo el mundo va a encontrarle el gusto a las cajitas, con su variedad de potingues, sino que prefieren invertir en una o dos cosas básicas al semestre.

Por último, y a modo de reflexión, me pregunto si las empresas y los productos cordobeses deberían explorar más el millonario negocio de las box.

Dadme una caja y moveré el mercado mundial, parece ser el lema.

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación.

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