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Si triunfa uno, triunfa el equipo

Enrique Merino

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Lo primero, por favor, no busquéis tono machista al título. Si eres de mi generación, más o menos, esta frase seguro que la usaste cuando tenías 18-20 años. Llegaba el fin de semana, te preparabas para salir con tus amigos, tenías ganas de pasarlo bien y todos os animabais a ello (y sin whatsapp, más mérito aún).

En tu grupo de amigos, como en el mío y como en casi todos, estaba el simpático, el que se quejaba por todo, el guapo tímido, el ligón (que no tenia por qué ser el guapo), el feo (si eras tú, no pasa nada, no levantes la mano)... Pero, al final, el grupo salía con el mismo objetivo: divertirse. Y si había suerte, lo mismo alguien “ligaba” (aquí es donde me doy cuenta de la edad que tengo). Y si eso ocurría, el equipo se sentía fuerte, victorioso por la proeza, porque “si triunfaba uno, triunfaba el equipo”.

Ahora que eres empresario, o tienes en mente serlo, ¿serías capaz de llevar esa misma filosofía en tu día a día, sabiendo que el objetivo es sacar adelante tu proyecto empresarial?

Hay un error muy común en el mundo empresarial, en el que pensamos que el de enfrente es el enemigo, y si es de mi sector, más aún. No digo que todo sea un camino de rosas en las relaciones entre empresas y que todos seamos maravillosos y estupendos. Ni muchísimo menos. Pero sí creo en las colaboraciones, en las alianzas y en ayudar al “vecino”.

De hecho, los movimientos asociativos surgen así: empresas del mismo sector que deciden unirse para defender sus derechos y poder pelear de manera conjunta por aquello que creen necesario. Me encanta esa idea y la comparto. Es por eso que entré como secretario general en Hostecor, una de las asociaciones más antiguas de Córdoba que aglutina a hosteleros y hoteleros de la ciudad. No entraré en otro tipo de valoraciones, pues no es el lugar, pero sí decir que ahí estamos más de 10 personas en una junta directiva dedicando mucho tiempo de nuestros negocios sin ningún tipo de remuneración, y la mayor de las recompensas es ver cómo día tras día son más los empresarios que se asocian y, sobre todo, el compañerismo entre ellos para ayudarse con problemas que les pueden ocurrir en sus negocios.

Pero volviendo al ámbito de tu empresa, las alianzas y ayudas entre empresas son necesarias para crecer. Sería un atraso pensar que con nuestra empresa, solos, podemos abarcar a los clientes y el sector. Primero porque siempre hay que mirar qué es lo que hace nuestra competencia, hay que formarse y estar siempre innovando. Y segundo, y lo más importante para mí, si hoy ayudas a alguien es más probable que él te ayude a ti. Y la verdad, las alianzas y ayudas son buenas siempre. Y repito, no es todo color de rosa.

Habrá quienes vivan justo con la filosofía contraria: la de entorpecer siempre al vecino. Incluso habrá muchos con “piel de cordero” y serán auténticos lobos, que querrán comerte cuando menos te lo esperas. Lo que ellos no saben es que los lobos actúan en manada, así que tarde o temprano, en su soledad, acabarán hambrientos (qué bonito me ha quedado).

Actualmente participo en varias organizaciones de empresarios que intercambian sus contactos y se ayudan entre sí para conseguir sus objetivos. Pero además, hace tiempo que establecí acuerdos con empresas como BUMM. Colaboraciones para poder alcanzar clientes a los que de manera individual no podría llegar. Con el tiempo, algunas de esas colaboraciones han acabado en verdaderos lazos de amistad y respeto que han permitido la generación de proyectos de manera conjunta.

No hemos de tener miedo a unirnos. Los principales grupos empresariales del sector de la aviación, por ejemplo, surgen de este tipo de uniones (salvando las distancias jurídicas). Al final, si pensamos que lo bueno es colaborar y ver cómo al de enfrente le va bien gracias a nuestra ayuda, seguro que tarde o temprano también nos pasará a nosotros. Si hay movimiento en nuestro sector, si los clientes se ven unos a otros mejorando en sus servicios y actualizándose, recurrirán a las empresas que puedan ayudarles en ello. Y así será un efecto dominó para todas las empresas. Un parque empresarial que se demanden unos a otros para crecer y acometer proyectos es la mejor situación posible para todos.

Así que, recuerda, a tu alrededor hay compañeros con los que poder afrontar nuevos retos y proyectos de manera conjunta. Saber que sus éxitos pueden ser los nuestros, pues si a ellos les va a bien, a ti también te puede ir bien. Porque “si triunfa uno, triunfa el equipo”.

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