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Queridos Reyes Magos…

Antonio López

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Os escribo un poco desconcertado porque ya no sé dónde dirigir esta carta. Con anterioridad, la remitía al “Lejano Oriente” pero ahora, tras conocer por un tal Benedicto XVI que no hay ni mula ni buey en el portal y que tampoco procedéis de esa tierra tan distante sino del mítico pueblo de Tartessos, ubicado por los historiadores en Andalucía occidental, me encuentro un tanto preocupado porque, con tanto recorte y tanta huelga en este país, temo que el servicio de correos tenga mucho retraso en esta época del año. Además, si encima no conozco bien la dirección, es posible que nunca podáis leer mis peticiones pero, si según proclamación pontificia es cierto que tenéis vuestra residencia oficial más cerquita, confío en que aquéllas sean leídas en tiempo y forma y, en la medida de lo posible, también debidamente atendidas.

Dicen papá y mamá que por culpa de “no sé qué crisis” es posible que se extravíe esta misiva y, por tanto, que este año me quede sin mis regalos. Espero que no sea así. En cualquier caso, queridas majestades, veo a papá y mamá muy serios y preocupados a pesar de que tienen “vacaciones” desde hace tiempo y ya no tienen que levantarse temprano como antes; no como yo, que dentro de poco tendré que madrugar otra vez para ir a la escuela. ¡Vaya suerte que tienen! Además, mi papá y mi mamá no son los únicos afortunados. He hablado con mis amigos y amigas y a muchos de sus papás y mamás también les sucede lo mismo. Es más, alguno de ellos han hecho las maletas, han dejado su hogar y se han ido de “viaje” por culpa de una tal hipoteca que no han podido pagar. No obstante, como no quiero verlos tan tristes, lo primero y más urgente que pido para este año es que la alegría vuelva otra vez a sus rostros aunque ello les suponga poner fin a sus “vacaciones”, regresar a casa y volver “al cole”.

Asimismo, como me voy haciendo mayor y todo el mundo dice que “ya estoy hecho un hombrecito”, lo siguiente que deseo para este año es mayor conocimiento pues, cada vez que papá y mamá ven las noticias, salen personas en la pantalla que dicen cosas muy raras y nunca logro enterarme de nada. Por un lado, aparece un hombre con barba cana que es gallego y que toma algunas decisiones totalmente contrarias a las que prometió hace unos meses cuando estaba en campaña. Dice que la culpa es de cómo le han dejado el país. Por otro lado, aparece también un segundo hombre, igualmente con barba pero calvo y que, según papá y mamá, era uno de los que mandaban antes de que ganara el de la barba cana –con pelo-. Este último hombre que antes mandaba no para de criticar al gallego y le pide que haga cosas que cuando él tenía poder de decisión tampoco hacía. Papá y mamá dicen que todos los políticos son iguales, incluso los que nunca llegan a mandar en el país porque, cuando lo han hecho en otros sitios, como en el Ayuntamiento de la ciudad, ya han demostrado que tampoco cumplen con todo aquello que han prometido durante una campaña y, en la práctica, su gestión municipal ha demostrado que tampoco diverge de la de los dos hombres anteriores.

En relación con el Ayuntamiento, papá y mamá dicen que es la casa de todos los ciudadanos y ciudadanas y, aunque yo nunca he ido a vivir allí, cuentan que está mandada por un alcalde joven amigo del gallego que está todo el día pidiendo reuniones al jefe de no sé qué Junta de Andalucía a quien considera responsable de muchos de los males que padece su ciudad. Este último, según dicen, no es amigo del gallego ni del que está en el Ayuntamiento porque, respecto al primero, le echa todas las culpas de lo que sucede en la Comunidad Autónoma y, en relación al segundo, no le concede nunca una cita para la reunión que tantas veces le ha sido solicitada con el objeto de resolver los referidos males que asolan su ciudad.

La verdad, queridos reyes, es que todo esto me parece un lío que no alcanzo a comprender pero, para mayor tranquilidad de papá y mamá y para que puedan disfrutar de una sobremesa más amena, os pido que toda esta gente se ponga de acuerdo de una vez y, en lugar de estar todo el día discutiendo y echándose la culpa, asuman sus respectivas responsabilidades pasadas, presentes y futuras para que, por el bien de todos, arrimen el hombro y se pongan a trabajar de forma conjunta con la finalidad de que todos los papás y todas las mamás vuelvan a sonreír nuevamente. Si ello no fuera posible por estar agotadas todas las existencias, os pido entonces que os los llevéis a Tartessos, al “Lejano Oriente” o al lugar del que procedáis y, a cambio, nos dejéis unos políticos nuevos.

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