Los Patios de Córdoba: ¿Quo Vadis?
Desde que la Unesco declarara nuestra fiesta de Los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, estoy prácticamente seguro de que, con toda probabilidad, no es el primer artículo de opinión que pueden leer ustedes sobre este hermoso, único, propio y genuino evento aunque sí espero que sea el primero que genere ciertas reflexiones sobre este asunto.
Nadie dudaba que la declaración de la Unesco de la fiesta de Los Patios como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad fuera a generar un efecto multiplicador sobre el turismo. No obstante, ni las previsiones más optimistas se han acercado a la realidad. Si con anterioridad al inicio del certamen se esperaban unas 350.000 visitas a lo largo del primer fin de semana, esta cifra se ha duplicado, hecho que supone un éxito inesperado que hay que saber administrar para garantizar, por el bien de la ciudad, su permanencia. En mi opinión, se ha superado con buena nota este primer reto aunque, tal como posteriormente indicaré, hay algunos aspectos a mejorar que, en cualquier caso, no pueden empañar un sentimiento general de satisfacción -que no de autocomplaciencia-. Creo que la implantación del sistema de pases para evitar aglomeraciones (ojo, que no su gestión), la diversificación de los recorridos (potenciando zonas como San Lorenzo y San Pedro), la emisión diaria de más de 15.000 correos electrónicos dirigidos a todas las personas que habían reservado pases para suministrar información de última hora sobre la ciudad, el permanente contacto con los propietarios, etc., han sido un completo acierto, impregnando de un marchamo de calidad la fiesta de Los Patios.
No obstante, también existen algunos puntos negros, por ejemplo, el cuerpo de voluntarios. Mis reparos no van dirigidos a la altruista labor de las personas que han dedicado parte de su tiempo libre a satisfacer las dudas de los turistas, sino al escaso acierto que ha tenido la organización ya que, si bien no ha habido bastante tiempo, la formación ha sido insuficiente, especialmente en materia de idiomas. Personalmente, fui testigo de cómo un voluntario que carecía de conocimientos básicos en lengua inglesa era incapaz de explicar cierta información a una pareja extranjera que no hablaba castellano.
En cualquier caso, el mayor déficit que observo está en la planificación de futuro. Con esta reflexión, no pretendo flagelar el ilusionante presente pero, si la fiesta de Los Patios no es abordada con seriedad y profesionalidad, mucho me temo que aquello que hoy es un rabioso éxito pueda ser mañana un evento desfasado y monótono que no ha sabido o no ha podido arraigar en la agenda turística nacional e internacional. Además, hay que reseñar que la declaración de la Unesco resalta, no la belleza estética de los Patios, sino la convivencia colectiva que su fisonomía permite y, a este respecto, las instituciones aún no han presentado ni un solo programa o proyecto. Por otro lado, ¿qué propuestas se han planteado para recuperar los inmuebles con patios vecinales vacíos o desvencijados que abundan por doquier en el Casco Histórico?
No creo necesario recordar que el mes de mayo es también el de las Cruces, como en Granada, y el de la feria, como en Jerez de la Frontera y antes en Sevilla, pero ninguna otra ciudad puede presumir de la fusión de colores y sentidos que ofrecen Los Patios. Este tesoro sólo lo tenemos en Córdoba, por lo que debe convertirse en uno de los principales ejes de nuestra actividad turística y cultural. No obstante, el peso de esta responsabilidad no puede -ni debe- recaer exclusivamente sobre las espaldas de los propietarios o sobre las del Ayuntamiento, ya que ambos carecen de los recursos necesarios, y, además, la Corporación Municipal tampoco tiene título competencial pleno en la materia. En cualquier caso, el futuro de los patios no sólo estará garantizado con el compromiso de las instituciones públicas sino que, además, en su configuración, será necesaria la participación de los propietarios de aquéllos, de los empresarios cordobeses y de la ciudadanía en general. Todos estos agentes, cada uno desde su ámbito de responsabilidad, han de aportar su granito de arena para que el reclamo novedoso que ha supuesto la fiesta de Los Patios no llegue a convertirse con el paso del tiempo en una moda pasajera. En definitiva, la ciudad se halla, una vez más, ante una nueva oportunidad de futuro que no debe obviar por un excesivo conformismo presente.
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