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¿Ahorrar es tan difícil?

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Javier León

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Recientemente hemos podido leer un estudio en el que volvemos a estar a la cola en el ahorro privado en la OCDE. Seguimos ahorrando a través de la compra de la primera vivienda y, si podemos, incluso en una segunda vivienda.

La costumbre desde hace años es destinar nuestro esfuerzo y ahorro a la compra de una vivienda, al ladrillo. No tenemos costumbre, quizás por falta de cultura financiera y de motivación fiscal, de ahorrar a través de instrumentos financieros.

Son muchas las voces que nos siguen recordando que tenemos que ahorrar. Hoy no es fácil destinar parte de nuestros ingresos a eso que llamamos ahorrar.

Ahorrar es la acción de guardar hoy un importe determinado del dinero que recibimos  para gastarlo en un futuro cercano o lejano. Es la diferencia entre ingresos recibidos y los pagos que efectuamos en un espacio de tiempo determinado, por ejemplo entre los ingresos mensuales y los pagos del mes.

Recomiendan los expertos en la materia que la cantidad que se debería de destinar al ahorro debería ser al menos del 10% de los ingresos que obtenemos. Si estamos pagando 200 euros todos los meses en el recibo del préstamo del coche, ¿por qué no podemos tener un recibo de 100 euros llamado ahorro?.

Seguimos pensando que hoy es más difícil destinar este 10% de nuestros ingresos al ahorro; sin embargo, puede que ya sea el momento en el que deberíamos pensar en destinar un porcentaje de nuestros ingresos al ahorro para anticiparnos al mañana.

Las personas más jóvenes, de edad entre los 18 y los 30 años, son las que tienen menos dificultad para ahorrar, y sin embargo las personas de entre 50 y 65 años son las que encuentran mayor dificultad.

Sabemos que no es fácil, supone un gran esfuerzo que debe centrarse, con la ayuda de nuestro presupuesto familiar, en conocer nuestros gastos y actuar sobre los gastos superfluos y sobre los gastos variables controlables.

El ahorro debe empezar por controlar los gastos e intentar obtener ingresos extras a través de los activos que tenemos; por ejemplo, con el alquiler por horas de nuestra plaza de aparcamiento, compartiendo vehículo o vendiendo aquello que ya no necesitamos en internet.

Son diferentes las motivaciones que tenemos, aunque una gran mayoría ahorra para la jubilación y tener un complemento a la posible pensión pública. Pero también podemos pensar en ahorrar para ese maravilloso viaje que soñamos. Con un pequeño gran esfuerzo se puede conseguir.

Ha llegado el momento. Pensemos hoy en el mañana. En cómo queremos vivir.

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