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Proponen un programa de educación sexual integral para menores ante los riesgos asociados a los móviles

Un menor utilizando un teléfono móvil | FREEPIK

Redacción Cordópolis

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Una pareja de investigadores y docentes cordobeses de la escuela pública han analizado el impacto del uso de smartphones y el acceso a contenidos inapropiados en la infancia y plantean para contrarrestarlos el desarrollo de un programa de Educación Sexual Integral de los 3 a los 18 años -adaptado a cada edad-, basado en las orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad de la Unesco, que contempla entre sus contenidos el uso seguro y responsable de las TIC.

Manuel Ríos y Violeta Veredas, educador social y maestra de pedagogía terapéutica, han publicado un artículo científico-pedagógico en una revista especializada bajo el título Pantallas, pornografía y violencia en la infancia y adolescencia. La educación sexual integral y el sistema de ayuda entre iguales como respuesta, que puede leerse completo en este enlace.

En él, exponen que la Educación Sexual Integral debería ser una asignatura obligatoria siguiendo la senda de una docena de países de la Unión Europea, donde esta materia se imparte desde los años 70, en base a los criterios de los organismos internacionales competentes en la materia. Por poner un ejemplo, en Suecia la educación sexual es una asignatura obligatoria en los centros escolares desde el año 1956, señalan. Sin embargo, España “incumple sistemáticamente recomendaciones como la de la Unesco de 2009 y de la OMS de 2002 de iniciar programas de educación sexual desde edades tempranas y, por desgracia, parece que estamos dando pasos hacia atrás en los avances que habíamos conseguido en igualdad de género gracias al feminismo”, indican en su comunicado.

A la luz de los datos que aportan estos autores, las consecuencias actuales de la exposición de menores a contenidos hiperviolentos, pornográficos y generadores de estereotipos que promueven la desigualdad de género y la violencia hacia las mujeres, las fake news o redes sociales que fomentan la cultura del odio, sumadas a los riesgos asociados al uso excesivo de las pantallas para la salud infantojuvenil, así como el escaso interés de las administraciones educativas en la provisión de herramientas a las y los menores que prevengan estas problemáticas y garanticen el acceso universalizado a una educación sexual de calidad, sistematizada y basada en evidencias científicas, directamente va contra el derecho a la educación de los niños y niñas y les deja abandonados y desprotegidos en un mundo digital sin regulación, ni más ética que el negocio de unos pocos.

Es en este punto y a la espera de la que consideran necesaria asignatura obligatoria de educación sexual integral donde los centros escolares públicos, en su autonomía de gestión, con el apoyo de las familias y la implicación activa del propio alumnado y del personal socieducativo y sanitario de los mismos, “tenemos la responsabilidad y el ilusionante reto por delante de hacer frente a una necesidad detectada para garantizar en última instancia el interés superior del menor”, sostienen.

Desarrollo en centros escolares

Por ello, los autores pretenden comenzar a desarrollar e implementar dicho programa a partir del curso próximo en varios centros escolares en colaboración con otros profesionales del ámbito educativo de Primaria y Secundaria, “convencidos de que solo a través de medidas de este tipo podremos conseguir que los jóvenes adquieran un pensamiento crítico, que disfruten de relaciones igualitarias y basadas en los cuidados, que sepan proteger su intimidad y su privacidad, que corten la cadena de transmisión de mensajes ofensivos y que puedan descubrir la ternura y el afecto en una sexualidad saludable, libre y basada en el respeto y el consentimiento mutuo”.

Sin embargo, estos investigadores señalan que son conscientes de que solo mediante programas de Educación Sexual Integral como el que proponen no bastará ante una problemática multicausal y compleja, sino que serán necesarias otras iniciativas que los complementen para lograr un mayor repercusión. En este sentido, animan a las AMPA y familias a adherirse a los pactos de familias para retrasar el uso de smartphones en menores, como el iniciado por la AFA del CEIP López Diéguez de la que también forman parte ellos mismos, pues tienen escolarizados a sus hijos en ese colegio y han sido parte activa de dicho pacto, al que se han sumado ya 20 colegios públicos de la ciudad de Córdoba de un total de 50 existentes.

También proponen una reducción paulatina del uso de pantallas en la propia escuela basándose en las Recomendaciones que el Comité de Expertos presentó al Ministerio de Infancia y Juventud recientemente: eliminación de las mismas de 0 a 6 años y uso exclusivo de dispositivos solo en aquellas actividades en las que la evidencia científica lo avale demostrando que es mejor frente a métodos tradicionales.

Y, por último, hacen hincapié en la importancia de contar con el propio alumnado en el desarrollo de estos programas de educación sexual integral a través de los Sistemas de Ayuda entre Iguales, pues se ha demostrado que la participación activa del estos el potencial transformador se multiplica enormemente.

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