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La trinchera

Alfonso Alba

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La política, la vieja y la supuesta nueva que también es vieja aunque digan que no, no sale de las trincheras. Como en la I Guerra Mundial, cuando los frentes se estabilizaron de una manera terrible y millones de soldados perecieron en batallas sin sentido, la política actual ha decidido eso, no moverse y quedarse cada bando en su trinchera, cómodamente, mientras se dedica a atacar a su rival y volver rápidamente al punto de partida del que salió. Pero que se note, eso sí.

A apenas dos meses de las elecciones generales, los partidos se han empeñado en hacerse notar por sí mismos ante los ciudadanos. Han obviado, en muchos casos, que quizás el voto que recibieron de muchos no fue precisamente para estar dentro de unas trincheras, sino para ser sinceros y tener capacidad para que sin complejos poder abandonar el estado permanente del y tú más por otro más constructivo.

En Córdoba los plenos son una guerra de trincheras. Hay seis partidos y cada cual lucha en los debates precisamente porque se noten que está ahí. Es normal que lo hagan los partidos que están en la oposición y que no apoyaron el cambio de gobierno. Su guerra puede ser esa: hacer oposición al gobierno municipal y que se note que lo hacen. Quizás es menos normal en las fuerzas que componen lo que al principio iba a ser un tripartito y finalmente fue un bipartito.

Por un lado, Ganemos lucha por saber qué quiere ser de mayor y necesita visibilizar que el apoyo que prestó a la alcaldesa, Isabel Ambrosio, cuando la votó en el Pleno de investidura pero decidió no entrar a formar parte del gobierno sirvió para algo. Por eso, intentan hacer ver a los ciudadanos que consiguen cosas desde la oposición, cuando la realidad es que influyen pero que las decisiones las toman otros: PSOE e IU. Ganemos firmó un pacto de gobernabilidad, y ya. No gobierna. Y tampoco es oposición real al equipo de gobierno, porque si no formaría bloque con el PP y PSOE e IU no podrían, precisamente, gobernar. Por eso intenta que se visibilice exactamente cuál es su trinchera, aunque no esté clara.

Por otro, PSOE e IU cogobiernan, pero como se sabía de antemano cada uno hace la guerra por su lado. IU lucha porque se visibilice que las políticas más sociales son gracias a ellos. El PSOE, ahora, por un intento de no perder el centro ni que se transmita una imagen de que el cogobierno es una banda de radicales de izquierda. La presencia de la alcaldesa ayer poniéndole una medalla a una virgen responde a eso: intentar zanjar para el resto del mandato el supuesto enfrentamiento con las cofradías y los católicos que desde algunos sectores de la derecha de la ciudad se había querido hacer ver. Al final, con ese atrincheramiento los que han ganado han sido precisamente esos sectores que a día de hoy parece que son los únicos que tienen claro cuál es su trinchera y que son los que más fácil lo tienen para defenderla.

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