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El nuevo viejo periodismo

Alfonso Alba

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El próximo martes, España será un país pionero para Google. Gracias a una demencial ley del Gobierno, desaparecerá 'Google News'. Saben que en Google hay muchas formas de buscar: en web, en vídeos, por imágenes, por mapas y también por noticias. Como comprenderán, todos los medios digitales mataban por aparecer entre los primeros resultados de 'Google News'. A nosotros, que ya tenemos algo más de dos años de vida, nos costó mucho trabajo entrar: había que darse de alta en una plataforma, adaptar la web y las 'urls' al lenguaje Google, pasar una especie de test de que de verdad eras un medio de comunicación y finalmente recibir la bendición de la todopoderosa multinacional estadounidense. Pero queríamos estar allí por muchas cosas. Entre otras, porque mejoraba el tráfico de nuestra web y sobre todo por que multiplicaba en algo más de un 5% las visitas que recibíamos.

El martes, desapareceremos, pese a no querer hacerlo. El Gobierno nos obliga. Google no gana dinero por Google News. Lo hace por muchas otras cosas, pero por enlazar noticias no. No deja de ser un servicio gratuito que ofrece a los internautas para que le quieran más (Google es la plataforma de búsqueda de casi el 99% de los internautas españoles). Pero en su ley demencial, el Gobierno decidió que Google tendría que pagar una tasa a TODOS los medios de comunicación españoles por enlazarlos. Google ha dicho que no, y TODOS los medios de comunicación españoles desaparecen de esta herramienta (no de las búsquedas de Google, que aunque seguirán ahora serán más difíciles).

En Alemania, el Gobierno federal impuso una tasa similar. Pero dio la libertad a los medios de que se sumase el que quisera. Muchos medios, los viejos, los que confiaban en sus históricas cabeceras para sobrevivir, tuvieron que volver rogando a Google que por favor los volviera a enlazar. Aquí eso va a ser imposible, porque somos todos los que nos vamos por obligación. Ya saben cómo se las gastan los liberales españoles.

Pero el debate va más allá y es no entender por dónde van los tiros del periodismo en internet de hoy en día. Como comprenderán, yo no tengo la piedra filosofal. Pero desde luego que los tiros no van por buscar que paguen una tasa, un impuesto revolucionario, un peaje, precisamente aquellas plataformas que te ayudan a tener más tráfico y a que el periodismo sea hoy lo que está siendo: a gusto del consumidor. Se obliga a pagar a Google, pero ¿porqué no a Twitter y a Facebook?

En estos últimos años, los de la irrupción brutal de internet, las ventas de prensa en papel se han desplomado. Muchos medios no venden hoy ni la mitad de lo que lo hacían en 2006. No hay más que hacer un ejercicio mental: Piensen cuándo fue la última vez que compraron un periódico en papel. Seguro que les cuesta trabajo recordarlo. No se sientan culpables. Gran parte de la culpa la tiene la propia prensa en papel, esos grandes gurús que corrieron a pedirle al Gobierno que le pusiese un impuesto a Google, que ya le valía. Esos mismos gurús que regalan en internet un día antes las noticias que al día siguiente venden en los kioscos. Muy demencial, sí.

Este es un medio totalmente gratuito para el usuario. Lo hemos decidido así. Nos financiamos por publicidad, exclusivamente. Pero fórmulas hay muchas. En Estados Unidos está, por ejemplo, el muro de pago, que está funcionando bastante bien. Al mes, cada usuario tiene un máximo de equis noticias que puede consultar gratuitamente. Si un día quiere leer su noticia equis más uno, ya tiene que pagar. En España, el modelo de eldiario.es está funcionando bastante bien. La semana pasada alcanzaron los 10.000 socios que pagan cinco euros al mes solo para que un medio como eldiario.es siga existiendo. Echen cuentas. Es muy sostenible.

Pero el problema es que en España los que mandan en esto de la prensa, los que se sientan con la vicepresidenta en su despacho a fumar puros y, no quiero pensar, que a pastelear tratamientos informativos, son los que deciden por el resto. Ustedes pueden suicidarse, pero no nos arrastren a los demás, sobre todo si no queremos.

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