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La burocracia mató a la Unión Soviética

Alfonso Alba

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La tortuga de Mafalda se llamaba Burocracia. Por algo se considera a Quino el rey de las metáforas.

La historia oficial nos cuenta que fue la burocracia la que acabó con la Unión Soviética, una antigua potencia que basaba su poder en una enorme estructura estatal donde las decisiones se tomaban muy lentamente, los papeles pasaban por miles de manos de funcionarios del Estado antes de convertirse en definitivos y donde muchos de estos empleados públicos aplicaban las normas con una rigidez extrema, sin tener en cuenta que la vida es mucho más compleja que una ley.

Vamos camino de eso. En la administración pública española (tenemos un ejemplo cercano en el Ayuntamiento de Córdoba) la burocracia se está haciendo cada vez más grande. Los papeles suben y bajan de despacho en despacho hasta que por fin, meses después, se convierten en definitivos. O no.

Las normas son cada vez más estrictas, los funcionarios tienen cada vez más responsabilidades (hasta penales) en caso de que se infrinjan, y encima cada día hay menos trabajadores para resolver asuntos. Las decisiones se dilatan de una manera exasperante para el gobernante, pero sobre todo para el ciudadano. España vuelve a ser el país del “vuelva usted mañana” que describió Larra. Es difícil que de una tacada un ciudadano tenga un problema con la administración y lo resuelva no ya en un día, sino en una semana. Es imposible.

Ejemplos: lo que está pasando en el Consorcio de Turismo de Córdoba, donde 21 trabajadores están mano sobre mano (metáfora) desde enero, a la espera de saber si los van a despedir o recolocar, mientras se cruzan informes, unos a favor y otros en contra, y se lanzan advertencias. Todo es un problema de despachos. No hay más.

Ejemplos: el Palacio de Congresos de la calle Torrijos. Sus obras, paradas desde hace dos años. La Junta trata de guardarse las espaldas de una futura querella en los juzgados y resolver el contrato contra una empresa que ha incumplido sus deberes. Aún hoy, la obra no se ha reiniciado y no tiene pinta de que lo haga pronto. Córdoba no tiene un espacio para acoger congresos.

Ejemplos: el enlace de la Autovía del Sur (A-4) con la entrada por el Arenal. Los atascos y accidentes de tráfico se multiplican en una obra que está manifiestamente mal hecha (se diseñó hace una década, claro). El Gobierno sabe cuál es la solución, pero la burocracia le impide aplicarla de inmediato. No hay Gobierno y no puede haber un gasto extraordinario en los presupuestos. Además, tiene que licitar y adjudicar la obra. Mientras tanto, atascos y accidentes. La burocracia.

Por cierto, que las normas las aprueban, derogan y modifican los políticos. También son ellos los que tendrían cambiar, si es que quieren, esa tendencia a que España profundice en el “vuelva usted mañana”.

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