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Romeo y Julieta

Redacción Cordópolis

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Desde la versión de George Cukor (1936), a la reciente (2013) de Carlo Carlei, pasando por las adaptaciones libres de “West side story” o “Los Tarantos”, Romeo y Julieta, la historia de amor imposible entre miembros de familias enfrentadas y en la que el destino interviene de forma trágica, ha sido motivo de la atención del cine.

No me extrañaría que inspirara una nueva versión la asamblea de “Ganemos Córdoba” del próximo sábado, a la que se llega con dos grandes familias enfrentadas: Los “Capuleto”, formados por los partidarios de generar una nueva forma de hacer politica al margen de los partidos clásicos y, los “Montescos”, que pretenden que se respete el papel del PCE como partido que ¿no? ha pertenecido al bipartidismo traidor.

Los “Capuleto” están representados fundamentalmente por Podemos, que se siente la opción politica mayoritaria a pesar de no tener todavía estructura propia y haber decidido no presentarse a las municipales. Incluso mantienen en duda poder participar en “Ganemos Córdoba” de forma definitiva. Los “Montescos” están protagonizados por el PCE, que ve como el vecindario no les reconoce como la fuerza alternativa principal mientras intentan mantener el equilibrio entre su discurso antisistema y su convencimiento de que pueden volver a gobernar, como ya hacen en Andalucía.

Junto a ellos están Equo, el Frente Cívico de Julio Anguita y una, cada vez más numerosa, ciudadanía sin afiliación política en busca de la regeneración política radical. Mención especial merece Izquierda Abierta que, por un lado, es socia del PCE dentro de IUCA pero que ya promovió el proyecto SUMA para las Europeas, sin éxito. Son la más fiel representación de Leslie Howard (Romeo) y Norma Shearer (Julieta), pues quieren vivir juntos y unir las dos familias a pesar de los obstáculos existentes.

Además de la desconfianza histórica existente entre las familias, surgen tres problemas esenciales para llegar a consolidar “Ganemos Córdoba” con la participación de todos. Por un lado, si presentarse como agrupación de electores o como coalición electoral. En este sentido, cualquier fórmula tiene elementos positivos y negativos que se deben valorar pero, en la práctica, son similares: Tras la elecciones la estructura creada desaparece y cada concejal es dueño de su acta y será dificil controlarlos desde una asamblea conformada por partidos y ciudadanos.

La segunda es la candidatura y el candidato a la alcaldía. Una vez que el PCE ha elegido a Pedro, el hincha, y ha anunciado que lo mantiene como mejor opción, el reto es si hacer una lista de representantes de partidos e independientes o hacerla enteramente de ciudadanos liberados de una militancia que les obligaría jurídica y politicamente.

La tercera, es la relación con los partidos de la casta. Si el PCE va a seguir pugnando por participar en gobiernos con el PSOE o, definitivamente, se manda a los socialistas a la otra orilla, al margen de que puedan existir acuerdos concretos sobre iniciativas específicas.

No va a ser fácil el intento de unir familias que, aunque comparten el mensaje de unidad, lo entienden de forma radicalmente diferente. Si realmente prima la convergencia, no hay más fórmula que el PCE renuncie a presentarse con sus habituales siglas (IUCA), acepte una lista sin representantes de los partidos (aunque su capacidad organizativa puede lograr incluir a sus militantes), y proponga el fin de su presencia en el gobierno andaluz. Como fórmula alternativa, Podemos y el resto de la asamblea podrían aceptar la coalición de partidos, pero con la condición de que sea algo coyuntural para estas elecciones y asegurando que el funcionamiento posterior sea esencialmente asambleario (Esto es problemático tambien para Podemos y para Equo si quieren mantener su identidad).

En cualquier caso, las posiciones adoptadas parecen condenar a un final trágico, pues nadie se muestra dispuesto a aceptar una decisión si no es la que defienden. De esta forma, los Montescos y los Capuletos seguirán caminos distintos y no podrán evitar que haya víctimas. ¿Permitiría el PCE que, en caso de ruptura, Izquierda Abierta continúe en “Ganemos Córdoba”? ¿Mantendrá el Frente Cívico y el propio Julio Anguita la apuesta por “Ganemos Córdoba” si el PCE no encuentra oportuno continuar en el proyecto? Alguien tendrá que hacer de Mercutio y arriesgarse a intervenir aunque le cueste la cabeza. Posiblemente, la única opción es que el PCE proponga una coalición electoral como fórmula jurídica de partida, pero retire a su candidato  e incluso acepte que la candidatura no tenga dirigentes de los partidos y se vaya a primarias abiertas, así como acepte la decisión de “Ganemos Córdoba” de mantener o no el acuerdo con la Junta. Una fórmula parecida a la que Sevilla, con Chamizo, Barcelona, con Colau, o Madrid quieren desarrollar. Ese es el veneno que se pueden ver obligados a tomar por conseguir que Montescos y Capuletos puedan tener futuro juntos en la Verona cordobesa.

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