El circo era esto
La cosa terminó con una parodia de El Gran Dimitri de lo que es el circo contemporáneo, o el arte contemporáneo, o lo contemporáneo. Un poco de flamenco, otro de danza contemporánea, tela acrobática, algo de humor y arte, y así repetía una y otra vez una fusión paródica imposible que hubiera firmado el mejor comediante. La gala de clausura comenzó con una actuación de El Belga, alguien impresionante que con cinco bolas, un poco de música y todos los pelos tiesos, te hace pensar que estás en algo especial, poético, un espacio entre la habilidad, la ensoñación y la magia, un lugar que no esperabas.
Estas fueron solo dos de las actuaciones de la gala de clausura del I Festival de Circo Contemporáneo, hubo danza, acrobacias y cosas que no sé cómo se llaman, porque el circo ha demostrado una enorme capacidad para rehacerse con la aportación de otras artes, su gente quizás sea las que está sabiendo mejor que nadie adaptarse a este tiempo, y ya no sabemos muy bien nombrar eso que vemos. No me encuentro en la escena en general otras disciplinas que estén siendo capaces de reconstruirse con creaciones que llegan a muy distintos públicos, de diluir las fronteras entre los géneros, no perder la frescura a la vez que se complejizan, trabajar con todo tipo de formatos adaptables a muchas situaciones. Todo lo que he visto de este Festival ha sido brillante, la gente se sorprendía de esos nuevos lenguajes, de la destreza de artistas que no cierran los telediarios ni ocupan los dominicales, sin exigencias de camerinos y caterings, y con unas maneras admirables de currantes. Terminan la actuación y se ponen a recoger aún sudorosos el atrezzo, las máquinas que se inventan, sin un asomo de fastidio, agradeciendo las felicitaciones de unos y otros.
No fui demasiado de circo yo en mi infancia y me alegro de que ahora esto sea así, y de que además en esta ciudad sea un colectivo tan volcado con la gente que peor lo pasa, como demuestran constantemente las gentes de la Asociación Circo y Asamblea Prorrefugiados de Córdoba, con Pepe Ciclo a la cabeza. Difícil encontrar un colectivo profesional con ese compromiso político y social durante años, gente más presentes en las mil batallas de la ciudad, personas más queridas por sus vecinos.
Así que desde aquí mi enhorabuena a los artistas de este festival, incluso, vamos a ser generosos, a los políticos o políticas que lo impulsaron o al menos no lo impidieron, especialmente por haberlo hecho llegar a barrios a donde no suelen llevar la acción cultural institucional. Otra cosa es por qué hemos disfrutado estos días del I Festival de Circo Contemporáneo, y no del Encuentro Internacional de Batukadas, el Festival Latinoamericano de Mindfullnes, o la Exhibición de Periquitos del Altiplano. Seguir la programación cultural de la ciudad es como consultar las previsiones del colectivo Meteofreak, normalmente hace calor, a veces llueve, hay días fríos, y la cosa es ponerse abrigos, chanclas o coger el paraguas. Tampoco nos vamos a poner a buscarle sentido a todo el año que se celebra el centenario del dadá.
Nota: En la imagen, El Belga durante su actuación en el Teatro Góngora, fotografía de Carolina Pérez en Orive.decultur@
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