C2H3NO (¿no tienen curiosidad?)
Hay memorias llenas de bruma. La curiosidad de una fórmula me lleva a la madrugada del 3 de diciembre de 1984. He tenido que recurrir a viejos libros, documentales televisivos y a hojas de periódicos amarillas y saturadas de hongos. Sucedió hace treinta años. Una vida. La página Wikipedia define el acontecimiento como un desastre producido por un error humano. Descripción tan útil y divulgativa como falsa. Ocurrió en Bhopal (capital del Estado de Madhya Pradesh en la India).
El país estaba en plena campaña electoral. La madrugada del 3 de diciembre se produce una fuga de gas tóxico (procedente de una fábrica de pesticidas) que se transforma en una inmensa y blanca nube. La tradicional noción del tiempo lineal desaparece. El horror, la incertidumbre, el abatimiento, el dolor, la desesperación y la huida (siempre la huida), se entrelazan en una compleja ruptura del tiempo. Las crónicas describieron, días después, a gentes enloquecidas que corrían sin saber hacia dónde; todos con la garganta y la nariz quemadas. Animales y personas vomitaban lágrimas de fuego a lo largo y ancho de la ciudad. Ciegos los ojos y rígida la nunca. Los cuerpos de desplomaban en plena calle. El hospital Hamidia colapsado. El cementerio de Kabrastan saturado. Ya no hay sitio para los agonizantes ni para los muertos. En la madrugada del 3 de diciembre mueren al menos tres mil personas (cifras oficiales). Durante las siguientes semanas fallecen unas veinte mil personas. Hasta la fecha, más de quinientas mil padecen, todavía, secuelas físicas de la tragedia (unas magnitudes superiores a las de algunas guerras y conflictos contemporáneos). Las preguntas de la vida se detuvieron esa madrugada.
Union Carbide era una multinacional norteamericana propietaria de la fábrica de Bhopal. En ese complejo químico se producía un pesticida, Savin, que sustituía al conocido DDT (retirado del mercado por sus efectos tóxicos). La fábrica de Bhopal comenzó a tener perdidas en 1982. La dirección de la empresa planteó un Plan de viabilidad que impidiese la amenaza de cierre (sugerido e impulsado desde la sede central en los Estados Unidos como solución a las pérdidas). El Plan se ejecutó. Más del 50% de los empleados fueron despedidos. Más del 60% de los técnicos fueron despedidos. Se aplicó una drástica reducción de los costes de mantenimiento, seguridad y adquisición de materiales. Por último se estableció que la fábrica funcionaría sólo cuando hubiese acumulada demanda suficiente. El cierre intermitente de la fábrica suponía una constante paralización de los sistemas de seguridad, los sistemas de refrigeración de las cisternas que almacenaban el gas y la desactivación de la torre de descontaminación y la torre de incineración. La madrugada del 3 de diciembre no funcionaron los sistemas de seguridad ni los sistemas de refrigeración ni la torre de descontaminación ni la torre de incineración. Tampoco había personal suficiente. La fuga se produjo. Las muertes a continuación. La empresa afirmó que el desastre era producto de un sabotaje.
En 1984 se desmanteló la fábrica. En 2001 desapareció Union Carbide (absorbida por otra gigantesca multinacional de la industria química, Dow Chemical; empresa fabricante y suministradora del napalm utilizado en la guerra de Vietnan). En todo este tiempo no se ha producido ningún acto de justicia para con las víctimas de la tragedia. Salvo trescientos millones de dólares repartidos entre varios miles de supervivientes (quinientos dólares por “cabeza”). En este tiempo, sin embargo, Union Carbide recibió, en 1997, de manos del vicepresidente norteamericano Al Gore, un premio por el desarrollo de tecnologías favorables al medio ambiente. En 2000, un año antes de desaparecer, Union Carbide recibió el premio a la calidad ambiental de manos de la Agencia Federal Norteamericana para la Protección de Medio Ambiente. Se desconoce si estas distinciones provocaron el vómito de las autoridades y empresarios. Todavía, treinta años después, no se ha producido ningún acto de justicia. El único que salió ileso de la nube (y de la justicia) se llama Warren Anderson, presidente de Union Carbide.
Cada año transcurrido la sombra de Bhopal permanece con la literalidad denotativa de la verdad. Cada año la sombra de Bhopal permanece viva con el valor connotativo de un símbolo. Solo la justicia puede disolverla de una vez. Bhopal es un expediente abierto que pone rostro a la rapiña.
Nota: aficionados a las siglas, los acrónimos y las fórmulas onomatopéyicas de la modernidad , pocos sabrán que la fórmula molecular del Isocianato de metilo es C2H3NO. El Isocianato de metilo es el gas tóxico que produjo la tragedia. Con un poco de curiosidad podemos tirar del hilo.
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