Igual a ti, diferente a ti.
Hoy es el Día Internacional de la Paz y por este motivo me gustaría dedicar esta entrada a la guerra de madres que desde hace algunos años se hace patente en los medios, las redes, los whatsapp, etc., apelando a que reine la paz entre nosotras aunque criemos y eduquemos a nuestros hijos de forma diferente.
No sé si la evolución tecnológica nos está facilitando la vida o nos la está complicando, sinceramente. Hace ya muchos años que fui madre y por aquel entonces no existía aún internet de la manera en la que ahora hacemos uso de él. De modo que las dudas que nos surgían como madres las resolvíamos tirando de instinto, consultando con tu propia madre o incluso leyendo algún libro que una amiga te recomendaba. Nadie juzgaba tu decisión, nadie se metía en tu modelo educativo y nadie se te encaraba si le dabas el pecho a tu hijo hasta los dos años o si te pasaste al biberón desde los tres meses. Las madres entonces éramos felices y nadie juzgaba a nadie y nadie se metía en el terreno de nadie. Ninguna madre era mejor que otra, ninguna madre era peor que otra. Cada una en su estilo buscaba siempre lo mejor para sus hijos en función de su propia educación y necesidades, y nadie cuestionaba nuestra “calidad de madres”. Nunca he recibido reproches por amamantar a mis hijos o por darle el biberón, nunca me han preguntado si colechaba o porteaba y yo, en particular, disfruté muchísimo de mi maternidad cuando mis hijos eran pequeños, a pesar de que trabajaba de sol a sol y no podía dedicarles el tiempo que merecían, pero no por ello sentía que era una mala madre, o que les estaba fallando, simplemente intentaba organizarme y disfrutar del tiempo que pasábamos juntos. Yo no intentaba convencer a mis amigas de mis métodos educativos o de crianza, ni ellas a mí, simplemente nos enriquecíamos mutuamente comentando nuestras estrategias, sin una crítica, sin una coacción, sin una mala cara, simplemente compartíamos experiencias.
Entonces, ¿Qué está pasando ahora? ¿Tanto hemos cambiado en tan pocos años? Ahora las madres estamos clasificadas por grupos.
- Madres que amamantan vs madres que dan biberón.
- Madres trabajadoras vs madres que deciden no hacerlo.
- Madres que portean vs madres que no lo hacen.
- Madres que colechan vs madres que no colechan.
- Madres que saben hacer Cupcakes vs las que no.
- Madres que hacen disfraces para sus hijos vs las que los compran.
- Etc….etc…etc….
Y lo peor de todo es que nos enfrentamos entre nosotras, de hecho existen en las redes clubes de “buenasmadres” y clubes de “malasmadres” -por supuesto excluyentes- que se ponen las unas a las otras a caer de un burro y todo ¿Por qué? ¿Porque educamos o vivimos la maternidad de diferente manera? ¿Y eso es motivo de crítica? ¿Quién nos otorga la capacidad de ser jueces de otra persona? ¿Si no lo haces como yo, estás en contra mía?
Coincidiremos en que todas buscamos lo mejor para nuestros hijos y que cada una tiene su vida y sus historias, y que ello hace que nos organicemos según nuestras necesidades. No deberíamos entrar en polémicas de esta naturaleza, nadie es mejor que nadie por amamantar o no, ni nadie es mejor que nadie por colechar o portear, o por no hacerlo, e incluso por tener tiempo o no de hacer magdalenas buenísimas o por hacer un riquísimo pollo churruscado.
Vamos a dejar de machacarnos entre nosotras. Vamos a dejar de meternos en terrenos que no nos corresponden y vamos a intentar simplificar mucho más las cosas. Y sobre todo, dejemos de juzgar. Nadie sabe qué pasa dentro de esa casa para tomar las decisiones que toman sus miembros y así debe de ser. Tú en tu casa y yo en la mía. Tú a tu vida y yo a la mía. Y aceptar las experiencias ajenas como enriquecedoras no como amenazas o juicios de valor.
Las mujeres deberíamos de apoyarnos siempre, en nuestras maternidades y fuera de ellas pues unidas es como realmente vamos avanzando poco a poco.
Porque todas somos iguales y todas diferentes a la vez. Tan sencillo.
0