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Educación Paternal en el Embarazo

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María Isabel Martínez

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Si hiciéramos algo de historia, nos daríamos cuenta que los programas de preparación al parto han ido evolucionando a los largo de los últimos años como resultado de los cambios en las necesidades de las embarazadas y sus parejas.

Hace ya algunos años, cuando abría mi Clínica, recuerdo perfectamente que los padres eran excluidos de estos cursos e incluso de los propios paritorios, contra lo cual nos revelábamos activamente, pues no nos parecía lógico en absoluto. Con el paso del tiempo y después de mucha lucha activa, los padres han ido reivindicando su papel activo en el proceso de la gestación y el nacimiento de sus hijos, y se han hecho presentes en dichos programas de formación y en las maternidades.

Por ello, se hacía necesario actualizar el término que hacía referencia a los cursos y pasamos de “Preparación al parto” a “Educación Maternal” y algo más cercanamente a incluir a los papás en la “Educación Maternal y Paternal”.

Actualmente, siguen surgiendo otras necesidades, los modelos de familias han cambiado igualmente y por ello, en el momento actual nos referimos a la formación de padres y madres como una “Educación para el Nacimiento y la Crianza”

El enfoque que damos al programa de educación para la maternidad/paternidad reside en todo momento en la búsqueda de la salud y el bienestar de la madre, su pareja y el hijo de ambos. Intentamos centrarnos en la prevención de molestias, complicaciones y la información que proyectamos sobre la pareja, tiene la finalidad de hacerles vivir la experiencia de su embarazo, parto  y crianza de forma positiva, consciente y relajada.

¿Deben asistir los papás a estos cursos?

Nosotros recomendamos que sí, lo creemos realmente interesante y necesario para ambos miembros de la pareja. De hecho, en nuestros cursos hacemos partícipes a los papás de todo, pues claramente, el estado emocional y psíquico de la mujer ante su parto y crianza, es superior en aquellas embarazadas que contaron con la participación activa de su pareja en el proceso, por ello recomendamos siempre la participación de los padres en dicha formación, al igual que las embarazadas y desde el primer momento.

Igualmente, aquellos padres que se han implicado en el proceso, se muestran más colaboradores y comprensivos con los cambios que experimenta la futura mamá, identifican claramente su papel en todo momento y están más preparados y predispuestos a ayudar, no solo durante el parto, sino también después en la crianza.

¿Cuál es su papel?

El papá, al igual que su pareja, necesita tener una información teórica clara y bien organizada sobre el parto y sus distintas fases. Esto hace que el papá identifique en todo momento su rol y las necesidades de su pareja.

Instruir a los padres en todas aquellas técnicas con carácter práctico que pueden ayudar a su pareja a vivir la dilatación y parto más serenamente,  insistiendo en la necesidad de hacerles protagonistas de sus propias decisiones y activamente participativos del momento, es completamente necesario.

Ambos aprenderán y trabajarán conjuntamente técnicas específicas como las respiraciones (que ayudan a la mujer a tranquilizarse y tener menos dolor) o la relajación (técnicas que ya conocen y han trabajado en los cursos) o practicar a su pareja unos masajes lumbares (que la aliviarán de sus contracciones) o ejecutar aquellas posturas conjuntas que le ayudarán a dilatar mejor, etc.... pues dar a conocer todos estos recursos son algunos de los objetivos de la Educación Maternal y Paternal.

Si la mujer finalmente terminase su embarazo mediante cesárea, por cualquier razón, el papá ha de saber que debe hacerse cargo del bebé desde el principio, realizar el contacto piel con piel si la mamá no puede, y velar por que se respete la alimentación decidida para el bebé. Aquí el papá ha de saber perfectamente cuál es su cometido mientras que la mamá se recupera y puede ir asumiendo funciones.

Otro punto necesario e importante para ambos son los cuidados del recién nacido, la puericultura, la prevención de accidentes infantiles o la muerte súbita, que se llevan gran parte del temario en nuestras clases. El papá que aprende y practica desde el embarazo estas cuestiones, se implica más en el cuidado del bebé y participa más activamente “codo con codo” con su pareja.

Realmente necesario es que la embarazada y su pareja tengan una amplia información sobre la lactancia, pues esto es lo que hará que ésta se pueda desarrollar correctamente a lo largo de los primeros días (que es cuando se suelen presentar las mayores dificultades) y durante todo el tiempo que ambos, madre e hijo deseen continuar. Y el papá es un apoyo importante en la lactancia, en ellos tengo yo mis mejores aliados pues recuerdan a las mamás lo que tenían que hacer para “salir adelante” con la lactancia cuando las cosas se tornan algo más difíciles de lo esperado.

Y no nos olvidamos de los cuidados de la mamá tras el parto. Aquí el papel del padre es indiscutible e indispensable. Desde facilitarle la vida a la mamá y descargarla de cuestiones secundarias (casa, compras, limpieza, organización doméstica) hasta facilitar su recuperación y descanso haciéndose cargo del bebé. Recordemos que lo único que un papá no puede hacer es dar el pecho.

Realmente, las parejas que viven esta experiencia juntos, se muestran más unidos y suelen estar más de acuerdo en los aspectos generales relacionados con la crianza del bebé.

Y encima se lo pasan bomba en las clases...... Nada, no hay excusa. ¡¡Os esperamos, papás!!

Autor: Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz

Médico Especializada en Educación Maternal y Recuperación Puerperal.

Especialista en Sofrología, Asesora de lactancia Materna y Educadora de Masaje Infantil

Directora del Centro de Educación Maternal C.E.M. Los Arcos

www.cemlosarcos.es

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