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Un verano de...

Redacción Cordópolis

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¿Un  verano de playa, de montaña, de interior, rural, en el extranjero o directamente en casa haciendo proyectos para el año próximo?

En el Kinetoscopio hemos pasado un verano de cine, no visitando el Festival de Locarno, como nos habría gustado (aunque Locarno, o al menos los grandes títulos que por él desfilaron, acabó visitándonos), sino haciéndonos con algunas de las ediciones cinematográficas más apetitosas de la pasada estación estival. Una época que, en cuanto a novedades, parece haberse convertido, al menos este año, en una especie de navidades adelantadas, como si las editoras estuvieran urgentemente necesitadas de cash y no pudieran esperar hasta final de año para cuadrar sus cuentas; no hay duda de que la crisis golpea con fuerza.

Empecemos por Werner Herzog, que ha visto editado en HD el núcleo más famoso y apetitoso de su obra, tanto en USA (vía Shout) como en UK (cortesía del BFI). Ambos packs comparten los títulos de ficción que van desde Aguirre, der Zorn Gottes (1972) hasta Cobra verde (1982), pero el de Shout, mucho más caro y con un peor encode, incluye el anterior Auch Zwerge haben klein angefangen (1970) y el posterior Wo die grünen Ameisen träumen (1984), dejando fuera gran parte de los cortos y mediometrajes documentales que sí están incluidos en el excelente pack del BFI, donde tienen cabida incluso Burden of dreams (Les Blank, 1982) y Werner Herzog eats his shoe (idem, 1980). Una lista detallada de los títulos que aparecen en cada cofre puede consultarse siguiendo los enlaces (en negrita) que adjunto.

Volver a ver el cine de Herzog ha sido una experiencia tan grata como, parcialmente, decepcionante. La alta definición le hace un gran favor a la espectacularidad de unos rodajes y localizaciones impresionantes, pero a partir de la maravillosamente errolmorrisiana Stroszek (1977), la obra de Herzog se desploma, cayendo en la repetición, la flojera y el, un poco fácil, exceso de Klaus Kinski, que, en los siguientes proyectos tras Aguirre, no consigue hacernos olvidar al gran Bruno S. El Herzog que bebe del romanticismo alemán (Jeder für sich und Gott gegen alle, Herz aus Glas, la primera parte de su Nosferatu) va poco a poco desvaneciéndose, para dejar paso a la autorreferencia encubierta o los préstamos de Glauber Rocha y Ruy Guerra (Cobra verde). Por su parte, el Herzog documentalista es tan divertido y sinvergüenza (entiéndase como un elogio) como poco riguroso, torpe y machacón. No obstante, no puedo dejar de recomendar volver a ver su cine en HD; cintas como Herz aus Glas -o el arranque de Aguirre- resultan visualmente fascinantes. Y todavía puede uno conmoverse con esos buenos momentos 'Herzog', como cuando en Aguirre dos nativos -auténticos, en eso Herzog nunca ha hecho trampas, véase el primer plano maravilloso que el cineasta les dedica- suben a la barca y el cura que llevan a bordo les da una biblia diciéndoles que ahí está la palabra de dios, uno de ellos se pone la biblia en la oreja y al no escuchar nada la tira al suelo y la pisotea, acto seguido el sacerdote lo atraviesa con una espada. Otro, también puro Herzog, de similar simplicidad y fuerza expresiva, es cuando Bruno S. soluciona, a su manera, en Jeder für sich und Gott gegen alle, el acertijo que el profesor le plantea sobre el pueblo de los que dicen siempre la mentira y el otro en el que sólo habitan personas que, por el contrario, sólo dicen la verdad. Termino con la mirada que el autor de Fitzcarraldo (1982) deposita sobre la pareja de niños handicapped y su fascinante complicidad, registrada por un cineasta que jamás los contempla como minusválidos sino como seres míticos, mágicos, revolucionarios, únicos, al modo de los enanos protagonistas de Auch Zwerge haben klein angefangen.

Del resto de packs escribiré menos, pues aún no he tenido el suficiente tiempo de repasarlos concienzudamente como sí he hecho con el de Herzog.

La integral Jacques Tati, también en HD, había salido ya en Francia a un precio excesivo, pero su lanzamiento en UK -se trata del mismo cofre y de los mismos discos de Studio Canal-, a un coste mucho menor, nos ha puesto en bandeja la posibilidad de rencontrarnos con un autor único, a través de una obra concienzudamente restaurada y que luce espléndida en alta definición. La integral, de siete discos, incluye toda su obra, incluso los cortometrajes en los que Tati simplemente aparece como actor. Como sabrán, es sobradamente conocida la afición de Tati a retocar posteriormente algunas de sus cintas, por lo que el pack incluye varias versiones de algunos de sus títulos (3 de Jour de féte, 2 de Les Vacances de Monsieur Hulot, 2 de Mon Oncle). Aunque todos los largos (salvo Trafic y Parade) ya conocían la HD, las nuevas restauraciones mejoran sustancialmente las anteriores ediciones de Criterion y BFI. Por ejemplo, la magistral Playtime (1967), procede de una copia en 70 mm, escaneada nada menos que en 6.5K, lo cual nos permite apreciar sorprendentes detalles, hasta ahora imperceptibles, en los fondos del impresionante decorado ideado por Tati.

Año Truffaut: la Cinémathèque y Artificial Eye, vía MK2, se hacen eco de la efeméride. En Inglaterra, Artificial Eye ha editado 12 Blurays que pueden comprarse bien por separado o a través de dos packs -uno con los títulos del ciclo Antoine Doinel y otro con el resto-. Las cintas que han salido, o vuelto a salir en el caso de cinco de ellas, en HD han sido: Les quatre cents coups (1959), Tirez sur le pianiste (1960), Jules et Jim (1962), el corto Antoine et Colette (1962), La peau douce (1964), Baisers volés (1968), Domicile conjugal (1970), Les deux Anglaises et le continent (1972), Une belle fille comme moi (1972), L'amour en fuite (1979), Le dernier métro (1980), La femme d'à côté (1981) y Vivement dimanche! (1983). Truffaut y Néstor Almendros en alta definición son verdaderamente un lujo, obras maestras como Les deux Anglaises et le continent jamás antes, excluyendo, supongo, el día de su estreno, se habían podido ver así.

Y terminamos el crucero con Walerian Borowczyk; Arrow y una exitosa campaña de crowdfundind han permitido restaurar y editar en alta definición la parte más jugosa de la etapa del polaco. Así, el sello británico puso a la venta una edición limitada a 1.000 ejemplares -agotada dos meses antes de su salida oficial- de un hermoso cofre, Camera Obscura, que incluía una amplia selección de sus mejores cortos, más los largos Théâtre de Monsieur & Madame Kabal (1967), Goto, l'île d'amour (1969), Blanche (1972), Contes immoraux (1974), La bête (1975) y un libro de cerca de 400 páginas con Anatomy of the devil, compilación de relatos de Borowczyk. Admirado por Terry Gilliam, Jan Svankmajer y los hermanos Quay, el cine de Borowczyk -o al menos, esta etapa de su obra-, lleno de sorpresas, incongruencias y hallazgos, continúa captando adeptos -especialmente entre los animadores- que rinden homenaje a su enorme influencia. Los interesados, aunque ya no puedan hacerse con el pack y el libro que lo acompaña, sí pueden conseguir la edición individual y dual (BD+DVD) de cada una de las obras que lo componen, que a fin de cuentas es lo verdaderamente importante.

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