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Sobre este blog

Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.

Ecofascismo (1) Terratenientes, negacionistas y violencia tras las tractoradas

Llegada de las tractoradas a El Arenal

Sergio Gracia

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El pasado día 6 de febrero comenzaron los diferentes paros en el mundo rural a lo largo y ancho de España, donde estaban presentes agricultores y ganaderos de todo el país. Dichas manifestaciones pretendían emular a las realizadas en países vecinos como Francia, Alemania o Polonia entre otros. Aunque las manifestaciones estaban más que justificadas, el asunto tenía diferentes actores y aristas nada claras.

Normalmente, en periodismo se busca publicar la actualidad a la mayor brevedad posible, aunque eso nos limite en el análisis de hechos que puedan suceder en días posteriores. En este caso, el paso de los días han ayudado a desenmascarar a los diferentes actores de esta manifestación, donde diferentes analistas y periodistas como Miquel Ramos, Marcelino Madrigal, Julián Macías o un servidor habíamos avisado durante días previos de quiénes estaban detrás de las diferentes convocatorias.

De las manifestaciones hay que separar dos cosas: 1) las quejas de los pequeños y medianos agricultores, y 2) quienes se ha autoerigido o los han impuesto como portavoces de las manifestaciones, que se autodenominan “apolíticos” pero que casualmente son muy políticos y han buscado instrumentalizar y utilizar el descontento y el malestar de agricultores y ganaderos.

Nos podríamos quedar en el simple titular de que Los agricultores se manifiestan y cortan carreteras en protesta por los recortes de los subsidios agrícolas, las políticas ambientales que impone la UE o el aumento de los costes de la energía, pero hay mucho más detrás de estas movilizaciones, donde predomina la necesidad política de la extrema derecha de volverse a colocar en el centro del debate social, utilizando una vez más el campo, donde su líder ha pasado de surcar los campos a lomo de un caballo a pasearse encima de un tractor. En ambos casos la ultraderecha buscaba antes, y vuelve a buscar ahora, “reconquistar” el terreno perdido.

Tan importante es el discurso, como las formas y el interlocutor elegido para defenderlo, y ahí evidentemente se han equivocado tanto agricultores como ganaderos, ya que sus “defensores” los están utilizando como cobayas de laboratorio.

Cuando pones frente a un micro para defender tus intereses a radicales, a los amos del cortijo o a quienes (como me dijo un amigo) si estuvieran en el poder no dudarían en apalearte como un perro, mientras te tienen trabajando de sol a sol por un chusco de pan y agua, tienes un problema grave o directamente has decidido auto inmolarte. Básicamente porque te están metiendo un tomahawk en tu línea de flotación, te estás tirando a los brazos de lobistas, fanáticos y negacionistas, que sólo buscan la foto momentánea y llenar sus egos como le paso a Manolín el del camión, para después buscar un sillón y dejarte tirado, o en el mejor de los casos, quitarte los días de “huelga” (paro patronal) de tus vacaciones.

Cuando pones frente a un micro para defender tus intereses a radicales y fanáticos, a esos que solucionan los problemas como si estuvieran en la barra de un bar a través de grupos whatsapp, las consecuencias de sus actos pueden dinamitar tus propios intereses, ya que puedes perder el apoyo de la sociedad.

Uno es responsable de sus compañeros de viaje y de quienes lo representan, como dicen en mi casa “cada uno elige la cuchara con la que quiere comer”, porque si no al final te utilizan a su antojo. Y eso es lo que ha pasado aquí, que los agricultores y ganaderos han estado “representados” por individuos e individuas que nadie conocía, ayudando a que el mensaje que se intentaba lanzar se pierda por el camino entre otra maraña de temas paralelos.

La agresión a guardias civiles, el zarandeo de coches de la propia guardia civil, las proclamas de Lola, la agricultora que no es agricultora, donde le dice a policías y guardia civiles: “Os mató pocos la ETA, hijos de puta”, lanzar alpacas ardiendo desde lo alto de un puente o pasar por encima de un coche y dejar en estado grave a su conductor, son algunas de las muestras de los actos de estos individuos y sus representantes adoctrinados a través de grupos whatsapp y panfletos que están llenos de cuñaos, y que se creen con impunidad para hacer cualquier cosa que les inciten otros individuos a través de ciertos medios de comunicación. El problema de dejarse embaucar por discursos radicales es que las consecuencias las pagan los títeres y los siervos, porque los inductores nunca se mancharan las manos de sangre.

En estas manifestaciones se han erigido como “representantes” una lobista, una agricultora que no es agricultora, alguien que defiende comer excrementos , un condenado por defraudar subvenciones y engañar a 250 agricultores o un abogado que pagó la lona de Desokupa entre otros, sin olvidar al vocero de turno de esa extrema derecha. Todos estos “iluminados” tienen en su speech varios temas que nada tienen que ver con las protestas como son la agenda 2030, las vacunas, las presas o los chemtrails.

A ninguno de estos se le ha escuchado hablar de inspecciones contra los abusos sexuales a temporeras, ni de las condiciones inhumanas de inmigrantes hacinados en barracones, cocheras, naves o simplemente a la intemperie sin las mínimas condiciones higiénicas ni de habitabilidad, además, de trabajar en condiciones laborales abusivas y en régimen de semiesclavitud, ni de los jornaleros no declarados, ni de la concentración y acaparamiento de Tierras en España. Ni una sola palabra de estos temas, ni una. ¿Estos no son problemas del campo? ¿Entonces quién propone estas manifestaciones? ¿Con qué objetivos? Los grupos, movimientos, partidos y fundaciones que están detrás de estas movilizaciones hablan en términos como “religión climática” o “fundamentalismo climático”, donde según ellos, se da prioridad a las propuestas ecologistas en detrimento de los intereses de la población rural.

Las grandes políticas del campo que se han impulsado desde la UE han enriquecido a las grandes empresas y grandes propietarios, que son los que hoy impulsan estas movilizaciones, muchos de los cuales, son negacionistas convencidos del cambio climático que estamos viviendo, pero claro esto es culpa de progresistas y urbanitas que nunca han pisado el campo real. Qué sabremos de campo a quienes a nuestros abuelos y bisabuelos les robaron las tierras durante la guerra civil y posterior dictadura en la carretera de Santa Cruz a Espejo (Córdoba) ¿Verdad?

Estamos de acuerdo, faltaría más, en que las manifestaciones defienden una causa justa y deben buscar que a los agricultores y ganaderos les paguen precio justo por su producto y por su trabajo, y que a la Política Agraria Común (PAC) hay que pegarle una vuelta de tuerca (o dos) y actualizarla, pero los agricultores y ganaderos están pegando el tiro de forma errónea, ya que la solución a sus problemas está en manos europeas. Igual que estamos de acuerdo en que las reglas del juego deben ser iguales para todos, ya que si los estándares de cualquier tipo no se imponen de forma similar a todos, no se puede competir de forma adecuada.

Por ello, tanto agricultores como ganaderos deberían de cuidarse también de quienes les representan ante la sociedad y de los actos y discursos que estos llevan a cabo, y que no se dejen ningunear por “actores” de dudosa procedencia que llevan a cabo actos y acciones que socaban su credibilidad y que hacen que su lucha no sea respaldada como debiera por abrazar a radicales que predican el fanatismo, la crispación y el enfrentamiento social.

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Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.

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