Sentimiento cordobés camino del Rocío

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La hermandad filial de la Virgen del Rocío inició este jueves su recorrido hasta Almonte | La carreta con el simpecado realizó entrada en la Mezquita-Catedral | Acompañó al cortejo la Agrupación Musical Santísimo Cristo de Gracia

Marca el reloj unos minutos por encima de las seis cuando se adivina en Capitulares el son de trompetas, cornetas o cajas. En la calle, la afluencia de cordobeses y turistas, curiosos ante lo que sucede, es numerosa. No son pocos los caballistas y coches de caballos los que aguardan también bajo un sol que no perdona. El calor aprieta este 14 de mayo en una ciudad que respira aires marismeños. Mientras, en el interior de la Real Iglesia de San Pablo concluye la misa que supone la despedida, que no es más que un hasta luego. Cánticos con guitarra tienen lugar en la celebración eucarística, de la que participan decenas de fieles que ahora comienzan a salir de manera ordenada y en compañía del sonido de tamboriles y flautas. La Agrupación Musical Santísimo Cristo de Gracia, que momentos antes abre paso a la carreta que en breve va a portar el simpecado de la hermandad del Rocío de Córdoba. La filial está a punto de iniciar su camino a Almonte -es la primera en hacerlo-, con anterior recorrido por las calles de su ciudad y entrada a la Mezquita-Catedral.

Al tiempo que el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, así como otras autoridades civiles, como el vicepresidente de la Diptuación, Salvador Fuentes, espera en la puerta del Ayuntamiento, la comitiva se organiza tras la Agrupación Musical Santísimo Cristo de Gracia. Comienza a sonar en cuestión de segundos la Marcha Real. El simpecado cruza el arco del compás de San Pablo para ser colocado en la carreta tirada por dos bueyes. Se hacen los aplausos en Capitulares y acto seguido se escucha la “Salve Rociera” en los instrumentos de la formación de la hermandad del Cristo de Gracia. Es entonces cuando las emociones empiezan a aflorar. Suenan cánticos que trasladan a la aldea del Rocío, que ya aguarda la llegada de su hermandad filial cordobesa. Los cohetes anuncian el inicio del camino, para el que por delante restan nueve días. Unos dos centenares de romeros, más de una decena de coches de caballos y caballistas y 14 carriolas van a completar el trayecto.

Pero antes, en una calurosa tarde de jueves, la carreta con el simpecado y el cortejo que la precede, con los sones de la Agrupación Musical Santísimo Cristo de Gracia al inicio y de tamboriles y flautas al final, recorren las calles de la ciudad. Lo hacen una vez realizan el saludo a las autoridades civiles y al Ayuntamiento, representado por el alcalde, José Antonio Nieto. Mientras, una intensa lluvia de pétalos cae de hermosa manera desde el balcón de la Casa Consistorial. Terminado este acto, comienza el itinerario por Córdoba de la comitiva, que busca la Mezquita-Catedral. Por vez primera desde que la hermandad del Rocío se trasladara a San Pablo vuelve a entrar en el primer templo de la Diócesis su simpecado, esta vez en la carreta. La razón de este ‘retorno’ no es otra que la celebración del 775 aniversario de la consagración al culto católico del monumento. En su interior, la filial recibe la bendición del Obispo, Demetrio Fernández, para después buscar las carriolas, que aguardan en la puerta del Alcázar de los Reyes Cristianos.

Es en ese momento, tras los cánticos rocieros en la calle Torrijos, cuando realmente inicia su camino a la aldea del Rocío la hermandad cordobesa, que tiene ante el monumento erigido en Miraflores a la imagen de la Blanca Paloma otro emotivo acto. La noche de este jueves realiza su primera ‘pará’ en la Torrecilla. A partir de ahí, la peregrinación hasta Almonte, donde los fieles cordobeses disfrutarán de días cargados de devoción y alegría, la misma que existe en el momento de su salida desde San Pablo. El sábado 23 de mayo será la presentación de la filial de Córdoba. En la noche del domingo 24 al lunes 25 la Virgen del Rocío saldrá del Santuario, de forma que en ese instante las emociones se desbordarán entre los presentes.