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Noche de oración e incienso

Rafael Ávalos

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Las calles de Córdoba acogieron en el tramo final del Viernes de Dolores más de una decena de Vía Crucis | La solemnidad y el recogimiento recorrieron toda la ciudad para cerrar una jornada intensa

De Nuestra Señora de Gracia al barrio de las Palmeras. También, como cada año, en el Santuario de Scala Coeli. Una vez más, el Viernes de Dolores fue en Córdoba una jornada cargada de intensidad y, por supuesto, devoción. Lo fue desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche, en la que las calles de la ciudad acogieron más de una decena de Vía Crucis. La oración y el incienso recorrieron distintos puntos después de que Nuestra Señora de los Dolores volviera a recibir en la iglesia hospital de San Jacinto la multitudinaria veneración de los cordobeses. Las colas en la plaza de Capuchinos no cesaron en todo el día, también para acudir al besamanos de la Virgen de la Paz y Esperanza. Ya a la luz de la luna, la solemnidad y el recogimiento llenaron la capital con el rezo de las Estaciones.

Fueron el Cristo de la Providencia, de la fraternidad homónima de La Trinidad, y el Cristo de la Piedad en las Palmeras las primeras imágenes en recorrer las calles de sus feligresías. En el caso del Crucificado de la parroquia de San Juan y Todos los Santos fue también para acudir a la Mezquita-Catedral. Después tuvo su inicio, de manera casi escalonada en la hora, el resto de Vía Crucis realizado por más de diez corporaciones. También los hubo en el interior de dos templos: en San Agustín, la hermandad de las Angustias realizó su tradicional celebración con el Cristo del magno conjunto escultórico que tallara Juan de Mesa, al igual que sucedió en San Pedro con la imagen del Cristo de la Misericordia. En ambos casos, el rezo de las Estaciones terminó con el traslado de las tallas a los pasos.

Pero sin lugar a dudas fue el eje entre Nuestra Señora de Gracia (Trinitarios) y San Agustín, incluido el entorno de San Lorenzo, el principal en una noche cargada de emociones. El cielo se comportó y fueron numerosos los fieles y cofrades que optaron por acudir a los diferentes Vía Crucis que a lo largo y ancho de la ciudad tuvieron lugar. Precisamente en la zona de mayor actividad salieron en tan solemne acto las imágenes de Jesús Nazareno, el Cristo del Remedio de Ánimas, Jesús Rescatado y por último el Señor del Prendimiento. La comitiva de la hermandad se adentró por Escañuela para buscar a través de Ronda de Andújar la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Puerta Nueva. Ésta fue la salida más tardía.

A las 21:00 iniciaron las otras tres corporaciones del eje mencionado el recorrido por las calles de sus feligresías. Nuestro Padre Jesús Nazareno volvió a salir este año en Viernes de Dolores para el rezo de las Estaciones por parte de sus hermanos. La imagen, todo sencillez, portó al igual que en 2015 una Cruz de madera en su camino hasta la plaza de San Lorenzo para después regresar a su sede canónica a través de San Agustín. Desde el templo fernandino comenzó el Vía Crucis del Cristo del Remedio de Ánimas. El imponente Crucificado completó un recorrido breve pero muy intenso y no falto de belleza, por la estrechez de algunos puntos como Roelas o Cristo. Por su parte, Nuestro Padre Jesús Rescatado alcanzó también San Agustín después de caminar por María Auxiliadora. La sencillez estuvo presente también en el Señor de Córdoba, cuyo regreso a su templo tuvo lugar por Montero y Frailes.

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