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Una joya para el patrimonio de la Vera Cruz

Rafael Ávalos

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La hermandad de San José y Espíritu Santo bendice su nueva cruz de guía, que preside la imagen de un crucificado del siglo XVII | Además del valor artístico, destaca la simbología de la pieza

Más allá de su función dentro del cortejo, es un elemento distintivo. En modo alguno, es una muestra de la identidad de cada hermandad, que queda reflejada en la calle cuando ésta realiza estación de penitencia. Pero además, como parte del patrimonio con el que cada cofradía cuenta, goza de un importante valor. También en el aspecto de la simbología, como es el caso de la cruz de guía que a partir del próximo Lunes Santo abrirá el camino por Córdoba de la comitiva de la Vera Cruz. La pieza, que destaca por su riqueza artística y que fue bendecida en San José y Espíritu Santo, es además la titular que da nombre a la corporación. Con esa premisa, que cumple a la perfección, fue diseñada y realizada.

El nuevo elemento patrimonial de la archicofradía radicada en el Campo de la Verdad, que estos días dedica un solemne triduo a la Santa Vera Cruz, es una pieza de estilo neobarroco tallada en madera de cero real de Brasil y terminada en oro fino en brillo y mates. Su realización corresponde a Miguel Ortiz y Manuel Jurado. Destacada es su imaginería, que se encuentra dividida en dos partes. La cruz propiamente dicha está presidida por el Crucificado de las Maravillas, una obra anónima del siglo XVII, aunque atribuida a la escuela o al círculo de Martínez Montañés. Donada por la familia Álvarez-Caparrós, la imagen recibe una advocación rescatada por otra que fuera titular de la primitiva cofradía de la Vera Cruz de Córdoba. De esta forma, la hermandad de San José y Espíritu Santo traslada al presente, en manera alguna, parte del pasado de la historia de la Semana Santa de la ciudad.

La zona principal de la pieza, con una estructura ornamental que bordea la talla del crucificado, está sustentada por una cúpula nervada que corona un templete formado cuatro estípites. Estos cobijan la imagen de Santa Elena, que halló la verdadera Cruz de Cristo en el año 326. Se trata en este caso de una obra contemporánea realizada por Edwin González Solís. El conjunto lo completan las ráfagas, la cruz de Santa Elena y los remates realizados en metal plateado por el orfebre cordobés Emilio León y el dorado en oro fino ejecutado en el taller de Ana Galiano, de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira. El conjunto, que goza de un importante valor simbólico para la hermandad, ha sido sufragado gracias a donaciones del sacerdote Manuel Roldán y de las familias Sánchez-Porres, Espejo-Sánchez, Álvarez-Lagares, Álvarez-De la Peña y Álvarez-Caparrós.

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