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Sobre la muerte de un “simple” podenco de caza

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Alfonso Alba

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Anoche [por este jueves] nos acostamos con el corazón roto, muchos de los que conformamos la Asociación el Arca de Noé de Córdoba recibimos el aviso de la existencia de un perro moribundo en el Parque Periurbano Los Villares, un podenco de esos que tanto “aprecian” los rehaleros. Nos pusimos manos a la obra dentro de nuestras enormes limitaciones y en un par de horas fuimos a socorrerlo. Pero al llegar, encontramos su cuerpo sin vida, invadido ya de moscas. Un rato antes habíamos visto su foto, la imagen de un ser escuálido, inmóvil, con la mínima y justa fuerza para poder alzar la mirada y clavar sus ojos en la cámara que le fotografiaba, gritando un auxilio silencioso. Y todos nosotros lloramos al saber de su muerte agónica, y soñamos anoche con él, y nos levantamos con ira y rabia porque una vez más, el abandono y el maltrato a los animales no nos deja vivir en paz.

Señores cazadores que usáis y tiráis a los perros que trabajan para vuestro servicio: estamos muy hartos de compartir este mundo con vosotros. Ojalá pudierais iros a otro planeta y que no supiéramos nada de vosotros, ojalá vuestras fechorías no se cruzaran nunca en nuestro camino. Tenemos la desgracia de tener un corazón sensible ante el sufrimiento de los perros ( y de otras especies, pero no es cuestión de entrar en esto también). Y por ello nos hacéis daño, lloramos por vuestra culpa; se nos encoge el alma por vuestra culpa. Ya que para vosotros un perro no es más que un utensilio, no pensad en cambiar la actitud por ellos, hacedlo por nosotros. Que somos de vuestra misma especie, esa que Dios ha puesto por encima de todas las demás. Somos hombres como vosotros, quizás algo más evolucionados, pero bueno, lo importante es que somos hombres. Ya que tenemos que compartir mundo, hacednos la convivencia algo más llevadera. Veréis, nos encantaría dejar de socorrer podencos en los huesos, galgos con las patas destrozadas, bretones al borde la muerte, y tantísimos cadáveres. ¿Podríais tener la deferencia de hacernos este enorme favor?

Puede que usted señor cazador si llegue a leer estas palabras, lo ideal sería que llegaran también a su empleado encargado de cuidar a su rehala. Y que entre todos vosotros, señoritos y no tanto, os acordarais de nosotros cuando uno de vuestros perros es herido de muerte, es viejo y ya no os sirve, o simplemente envejece atado a la pared con medio metro de cadena.

Mientras os decidís a pensar un poco en nuestro dolor, nosotros seguiremos buscando otro mundo, a ver si fuera posible que cazadores y amantes de los perros no tuviéramos que compartir el mismo, porque creednos, se nos hace demasiado insoportable.

El Arca de Noé de Córdoba

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