Hola, año nuevo. Te esperaba, ya estás aquí. Me acabo de enterar de que eres bisiesto, el viejo truco, para tener un poco más para hacer tus cositas, buenas o malas o raritas. Una travesura más.
Te recibo de buen rollo, sin acritud, sin prejuicios… pero sé, en el fondo, que en cualquiera de tus 366 días me la vas a clavar: alguien cercano se irá, volverá a explotar una bomba a las puertas de un hospital o de una estación, una falla de la tierra crujirá, una ola enorme lamerá los labios de la tierra como yo besaré a una mujer.
Dosmil24 de gente continuamente enfadada que hablarás en chino y te conducirás en coches híbridos que nadie acabará de entender. Año que volverás a ser de plásticos y cuerpos en el fondo del mar.
Año nuevo que ya naces viejo y cansado, borde y lleno de miedo, déjanos vivirte, sufrirte o soportarte.
Déjanos también disfrutarte. Déjanos cuidarte, hacerte mejor
Querido Año Nuevo te quiero con todo mi ardiente corazón: sé que eres lo cercano, la mesa que pongo todos los días, la espuma de cerveza en su labio superior, el beso en la esquina, una visita al teatro.
Tengo un calendario para explicarte, querido Dosmil24. Tiene “escaques” en blanco, como un ajedrez por explicar. Como un crucigrama albino y difícil.
Voy a rellenarlo todo y, es curioso, la tinta te borrará.
Querido Dosmil24: en breve desaparecerás.
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