Lo que el viento de la crisis (y algo más) se llevó
Réquiem por el Trofeo Internacional Juvenil Ciudad de los Califas, que desapareció en 2011 después de 32 años celebrándose en Córdoba
Hubo un tiempo en el que presenciar partidos de juveniles en verano era considerado un lujo para la afición futbolística cordobesa, que convirtió al Ciudad de los Califas en una cita de culto. Durante treinta y dos ediciones, desde 1980 hasta 2011, el estadio El Arcángel (y años después la mayoría de los campos de césped de la provincia) albergó un certamen juvenil que ofrecía sensaciones agradables para el paladar de los seguidores. Desde 2011, la historia se terminó. Se celebró entonces la última edición sin saber que después no habría más. De hecho, en 2012, el organizador -el club Deportivo Córdoba- se quedó con el cartel en la mano: estaban apalabrados el Real Madrid, el FC Barcelona, el Sevilla FC y el Córdoba CF. El club blanquiverde fue el único participante que jamás perdió su sitio. Estuvo siempre ahí, hasta el final. Aquel verano de 2012, la crisis económica (y seguramente la falta de sensibilidad de muchos que pudieron hacer algo más para sostenerlo en pie) se tragó al trofeo futbolístico más emblemático de la ciudad. Nunca ningún certamen había alcanzado tal longevidad. Del Ciudad de los Califas, dos años después, sólo queda el recuerdo y la tibia esperanza de poder recuperarlo algún día. ¿Será posible? No lo descarten.
Rafael Jaén Carmona, creador del torneo, permanece al pie del cañón como presidente del Deportivo Córdoba y aún alberga el sueño de poder ver cómo renace de sus cenizas un torneo al que en ocasiones ha calificado como “un hijo”. Este 2014 no será tampoco el año del renacimiento del Ciudad de los Califas, que tuvo como último campeón precisamente al Córdoba. El equipo blanquiverde derrotó en aquella última edición al Real Madrid en el primer cruce y al Benfica en la gran final. Aquella generación fue la mejor en décadas, con hombres que luego destacaron como Bernardo Cruz, Fede Vico, Sillero, Dani Espejo, Morante, Rafa Gálvez... El torneo de Los Califas permitió durante más de tres decenios a los aficionados chequear el potencial del primer equipo juvenil del Córdoba con rivales de la élite nacional. El más clásico fue el Real Madrid, que acudió a 26 ediciones y fue campeón en 18 de ellas. El capitán blanco que más veces levantó el trofeo fue, curiosamente, un cordobés: José Alberto Toril Rodríguez. El mediocampista de Peñarroya, integrante durante tres años del conjunto juvenil blanco -al lado de talentos como Alfonso, Urzaiz, Cañizares...-, terminó actuando en Primera División y entrenando, ya retirado, a una extraordinaria hornada en el juvenil madridista.
El Ciudad de los Califas fue el escaparate de los productos más sobresalientes de la cantera local, pero también el escenario en el que dejaron destellos futbolistas a los que luego los aficionados siguieron su trayectoria, inevitablemente, por televisión. Barcelona, Atlético de Madrid, Betis, Sevilla y Valencia enseñaron el poder de su cantera, casi siempre a la sombra de un Madrid que tenía su comparecencia en Córdoba como un compromiso fijo. En el banquillo blanco llegaron hombres como José Antonio Camacho, Valdano, García Remón o Rafa Benítez. También el Barcelona, que se incorporó a mediados de los noventa, creó una alta expectación. El primer derbi Madrid-Barcelona se disputó en Lucena y congregó a más de dos mil aficionados. Ganó el Real por 1-0 a un Barça en el que figuraban Arnau, Albert Celades, Xavi Moro, Toni Velamazán, Óscar Arpón y Javi Moreno. En la formación madridista, el líder en el centro del campo era Movilla.
En la última etapa de Los Califas se produjeron episodios sonados... con efecto retardado. Pocos podían suponer hasta dónde iba a llegar aquel mediapunta delgadito que apareció con la camiseta del Barcelona en la edición de 2004. Era el primer partido que iba a jugar de blaugrana. Le habían fichado desde el San Isidro, con el que había debutado en Tercera a los 17 años, y sus cualidades impresionaron a los ojeadores del Barcelona en el Torneo de Adeje. El chaval salió a disputar la final ante el Córdoba, que había dejado atrás al Valencia. El cuadro culé, entrenado por el mítico Asensi, había noqueado a su eterno rival, el Real Madrid, en el primer cruce (1-0). Pero el chico de Tenerife no intervino. Cuando le tocó salir al césped estuvo deslumbrante. De sus botas salió el primer gol de la cuenta del Barcelona, que se impuso por 1-4. Aquel chaval se llamaba Pedro Rodríguez Ledesma y aún le llamaban Pedrito. El internacional ganó su primer título con el Barcelona en El Arcángel. Luego llegarían todos los demás. Y todos son todos. Son las historias del Ciudad de Los Califas, un trofeo legendario que se fue... ¿para no volver?
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