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Un mal día

Aristóteles Moreno

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Es ilegal reprobar al obispo en el Pleno

(Valeriano Lavela. Secretario municipal)

Un asunto que comienza con un disparate sólo puede concluir en otro disparate de similares proporciones. Ignoramos en qué marco teórico podemos incluir este aserto, pero si usted coge las palabras del obispo sobre la igualdad de género y las echa a rodar se encuentra con que van de despropósito en despropósito hasta tropezar con este dislate pronunciado ni más ni menos que por un secretario municipal. No sabemos si lo que el señor Lavela quiere decirnos es que es ilegal reprobar a monseñor en el Pleno pero no al resto de los contribuyentes, como ha venido sucediendo en la Corporación municipal desde el pleistoceno.

Por razones no suficientemente aclaradas, el secretario sufre un repentino ataque constitucionalista verdaderamente atroz. De tal forma que alerta a los grupos municipales de vulnerar los derechos fundamentales si ponen por escrito en una moción que el prelado ha dicho cosas inconvenientes. Con esa argumentación (o lo que quiera que haya sido el informe del secretario), la mayoría de las mociones que aprueba el pleno serían hoy materia ilícita, salvo que el señor Lavela considere que usted y que nosotros podemos ser objeto de reprobación municipal y monseñor Demetrio no.

De hecho, el informe municipal dice lo siguiente: “Si se aprueba la moción admitiríamos que cualquier ciudadano podría ser sometido a crítica”. ¿Pero no lo estábamos ya? Queremos suponer que el secretario ha sufrido un lapsus linguae, ha sido víctima de un catarro mal curado o se le ha traspapelado un edicto municipal del siglo XIV. Que un mal día lo tiene cualquiera.

Como lo tuvo el señor obispo, sin ir más lejos, cuando pretendió en su carta pastoral arremeter contra la igualdad de género y le salió un tiro extraviado sobre el cambio de sexo. O como lo ha tenido IU, que se le ha ocurrido elevar a categoría política lo que en realidad quería reducir a cenizas.

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