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Laudrup

Aristóteles Moreno

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"Lo importante es que no esté Podemos"

           (Juan Miguel Villar Mir. Presidente de OHL)  

Desde que el señor Zapatero indultó en su último consejo de ministros al consejero delegado del Banco de Santander todas las piezas empezaron a encajar con precisión matemática. Hasta entonces vivíamos en la confusión. No sabíamos si la reconversión industrial fue el primer acto de modernidad, la entrada en la OTAN una cesión estratégica, el medicamentazo una jugada al despiste y las puertas giratorias un caballo de Troya en el cuerpo del capitalismo.

Aquel detalle insignificante perdido en el BOE vino a aclararlo todo. Luego se han ido concatenando los acontecimientos con una luminosidad cegadora. La reforma con nocturnidad del artículo 135 de la Constitución, la rendición ante la Troika, los desahucios express, el desmantelamiento de la negociación colectiva. En fin. Hasta que un buen día llegó el señor González para santificar la gran coalición por el bien de España y la humanidad.

Nunca sabremos si el señor González hablaba en nombre de Gas Natural o del Ibex 35 en su conjunto. El caso es que escuchamos al expresidente con la atención que se merece todo un referente del socialismo histórico. Teniendo en cuenta, además, que muchos de los ministros que lo acompañaron en la trascendental transformación de este país toman asiento hoy en consejos de administración de multinacionales de este o aquel sector estratégico.

En este contexto, las declaraciones del señor Villar Mir vienen a completar el puzzle del que le hablábamos al principio. Conviene recordar que el marqués de Villar Mir fue director general con el Generalísimo, ministro de Arias Navarro y exitoso empresario con intereses en compañías energéticas, siderometalúrgicas, de fertilizantes y de construcción. “Espero que PP y PSOE se unan al sentido común de Ciudadanos”, dictó desde el corazón del Ibex 35 o aledaños hace apenas unos días.

Michael Laudrup era un prodigioso prestidigitador sobre el campo, cuya virtud consistía en mirar hacia un lado mientras colaba el balón en dirección contraria dentro del área. Sus jugadas eran un monumento magistral del engaño. Y acababan casi todas en gol. Realmente no sabemos por qué se nos ha venido su nombre a la mente mientras intentábamos trazar este pequeño esbozo del señor Zapatero y sus colegas. Pero, oiga, cualquiera sabe.

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