Las mujeres de mi vida
- Mi madre, por soportar mi adolescencia y mi ingratitud.
- Mi hermana, por mantenerse firme en su vocación a pesar de todo.
- Mi abuela, por sobrevivir a su tiempo.
- Luci, por los cafés charlados y su sabiduría.
- Lucía, por ser hermanas sin serlo.
- Anna, por ser mi guía emocional e intelectual.
- Marta, por la perplejidad compartida.
- Mis amigas Laura y Olga, por criar a sus hijos solas y fuertes.
- Nines, por entender mis palabras y mis silencios; por habitar en mi cerebro.
- Rosa C., por los paseos y el cuidado.
- Rosa A., por la complicidad.
La lista de mujeres a las que admiro no incluye nombres conocidos y sin embargo componen el libro de mi historia. Las razones por las que las admiro no tienen que ver con sus éxitos personales o profesionales. Son mis motivos, los detalles que las hacen imprescindibles para mi supervivencia.
Podría enumerar a muchas otras y seguirían siendo anónimas, ellas y mis razones.
- Mercedes, mi pescadera, por soportar la impaciencia de la clientela limpiando boquerones con una sonrisa.
- Toñi, la conserje de la oficina, por recibirme cada mañana con un “Buenos días, mi niña”.
- Inmaculada, mi vecina, por su ayuda permanente.
Y mis hijas, porque heredarán lo que ellas han hecho de mí.
Gracias.
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