Los seguros agrarios
La crisis económica y la austeridad en el presupuesto de las administraciones públicas hacen su mella en el campo, lógicamente. Una cuestión muy importante que se venía trabajando satisfactoriamente, era el Plan Nacional de Seguros Agrarios Combinados. Un sistema en el que el sector había venido trabajando desde su inicio, con el objetivo de lograr un mecanismo de aseguramiento de los ingresos de los agricultores y los ganaderos, ante siniestros no controlables. Además, es curioso que este sistema se “vendía” internacionalmente como un modelo a imitar. Por una vez, destacábamos como uno de los sistemas de aseguramiento mejor desarrollados e implantados.
Sin embargo, las diversas disposiciones para el plan del 2013 ponen de manifiesto un importante recorte en las subvenciones por parte de la Entidad Nacional de Seguros Agrarios (ENESA), que ya ha comenzado a disminuir la contratación por parte del sector agrario de los seguros destinados a garantizar la protección de la renta, ante fenómenos climáticos no controlados. Porque es evidente que se incrementa el coste considerablemente, puesto que el precio final ya no es asumible bajo ningún concepto por lo exorbitado del mismo. La media de subvención que Enesa destinó en 2012 a la reducción de costes en las primas fue del 44%, mientras que la media dispuesta para este ejercicio de 2013 ha bajado ya al 33%. A lo que hay que sumar también la obligación de la franquicia de sesenta euros a todos los asegurados.
Así pues, el encarecimiento del seguro hará desequilibrar la contratación hacia explotaciones con más riesgo, subiendo la siniestralidad de las diferentes líneas, con lo que conllevaría a subir aún más las tasas. Lógicamente todo esto motivará consecuencias negativas para los agricultores y ganaderos, y para el empleo en general.
Yo creo que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente tendría que valorar detenidamente todas estas repercusiones negativas relacionadas con la contratación de las pólizas agrarias. Porque lo que estamos hablando es de una garantía de preservar los ingresos de los agricultores y ganaderos, a lo que hay que sumar, desgraciadamente, en un futuro muy cercano el recorte de las subvenciones comunitarias de la política agraria.
Dentro de esa Reforma de la Pac, sí habría que apoyar este tipo de mecanismos de ayuda a la contratación de seguros agrarios, de forma que se evite, en la mayoría de los casos, la concesión de ayudas públicas ante episodios de pérdidas de producciones.
Tendrían desde el ministerio, que volver a apoyar a ese sistema de seguros agrarios, por lo menos a como se hacía en el último año.
Además sería preciso que subvencionara nuevamente los recargos por siniestralidad. Y así mismo, que promocione también al mismo nivel que la póliza principal, las declaraciones complementarias.
Y para terminar,
tengo que señalar que la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, también retiró todas las subvenciones para la contratación de los seguros agrarios y pecuarios.
De esta forma, si hubiese un sistema adecuado para la contratación de este tipo de seguros,
los agricultores y ganaderos, ante la llegada de catástrofes climatológicas, y otras adversidades,
no tendrían que llamar como plañideras, a las puertas de las Administraciones para que ayuden a paliar estos daños.
0