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Marcelino Ferrero: “Estaba predestinado para ser concejal de Festejos”

Marcelino Ferrero | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Marcelino Ferrero Márquez (Córdoba, 1948) se afeitó el bigote el día que dejó ser concejal de Feria y Festejos en el Ayuntamiento de Córdoba. Lo hizo en junio de 2011, después de haber dirigido los festejos de la ciudad de 1983 a 1987 y de 1999 a 2011. Ahora tiene perilla, peina más canas pero mantiene una figura estupenda y ágil para un señor que tiene 68 años.

Es difícil pensar en el mayo festivo y no relacionarlo con Marcelino Ferrero, con su clavel en el bolsillo de la camisa o la chaqueta, su sombrero de ala ancha, su bigote perfectamente atusado y afeitado, su seseo cordobés, su buen humor y sus chistes. “Si no existiera Marcelino, habría que inventarlo”, repetían sus compañeros de Corporación, tanto los que iban en su misma papeleta en las diferentes elecciones a las que se presentó (primero por el PCE y después por Izquierda Unida), como los que le eran más antagónicos. Respetado por la derecha y muchas veces aclamado por la izquierda, Marcelino Ferrero no fue un concejal cualquiera, que se hacía presente en todos los festejos, por muy pequeños que fueran, de la ciudad.

Ahora, Marcelino Ferrero está jubilado. No lo hizo como concejal, sino un año después en la Electromecánicas, la Letro de toda la vida. Allí se hizo comunista cuando la fábrica tenía más de 4.000 trabajadores. Antes, fue sindicalista y sonadas fueron sus protestas, como las que mantuvieron encerrados en la iglesia de los Trinitarios reclamando para Córdoba una producción que la compañía había decidido trasladar a Asturias. Al final lo lograron.

Hoy, Marcelino Ferrero está alejado de la vida política, pero no de la sindical, donde sigue trabajando en la federación de pensionistas de CCOO. Tampoco del mayo festivo. Eso es imposible. Marcelino Ferrero será siempre M. F., mayo festivo. Hoy es Primero de Mayo, el día de los trabajadores. Marcelino irá a la manifestación, pero también a las cruces. Es imposible entender hoy el mayo festivo sin hablar con Marcelino, en una entrevista en la que el personaje se muestra tal y como es.

PREGUNTA. ¿Echas de menos ser concejal de Festejos?

RESPUESTA. No, yo no lo echo de menos. Marcelino Ferrero está siempre en el mayo cordobés. Siempre. Marcelino Ferrero está en el mayo festivo de una forma natural. Lo disfruto y lo vivo plenamente. Esa es la realidad. En todos sus aspectos. Por ejemplo, el concurso de patios. Para mí los patios cordobeses son el monumento vivo en la ciudad más importante. Está la Mezquita y después los patios. Ah, y las mujeres cordobesas. Aunque me critiquen un poquito, me da igual: las mujeres cordobesas son un monumento. Cuando son jóvenes y guapas, cuando son mujeres, cuando son madres y cuando son abuelas, es la vida. La vida en sí es la mujer. Tengo dos hijas, por eso lo digo. También mujer y mi suegra que ha estado viviendo con nosotros durante 20 años en casa. Para mí ha sido de las mejores personas que he conocido. La quería tanto como si fuese mi madre.

Para mí los patios cordobeses son el monumento vivo en la ciudad más importante. Está la Mezquita y después los patios. Ah, y las mujeres cordobesas

P. Se escucha eso de que Marcelino Ferrero debería haber sido concejal vitalicio de Festejos. Incluso en aquella propuesta de Gobierno municipal de concentración que hizo José Antonio Nieto en 2007 te incluía a ti como concejal de Festejos.

R. (Risas). Pero eso es porque no me querían muy bien. Vitalicio no puede ser nadie. No quiero ser vitalicio en nada, solo en la vida. Vitalicio pero activo (risas).

[En la entrevista, sentados en la terraza del Palacio de Viana, nos acompaña la exconcejala Milagros Escalera, que de vez en cuando aporta frases como la siguiente: “Nosotros siempre decíamos que si no existiera Marcelino Ferrero habría que inventarlo”]

P. Uno piensa en un concejal de Festejos en Córdoba y el que se viene a la mente es Marcelino. No has estado siempre, vitalicio, pero lo ha parecido.

R. Creo que estaba predestinado para el puesto. Incluso el nombre y el apellido. Marcelino Ferrero, M. F., que son las iniciales del mayo festivo. O Ferrero Márquez, las iniciales de Feria de Mayo. (Risas) Estaba predestinado. Entonces lo he hecho sin esfuerzo ninguno, entre comillas. Cuando se tiene un cargo político hay que ser responsable, y trabajar y responder. Y si no te vas a tu casa. Eso lo llevo a gala: he dado lo máximo que podía dar. No he querido tener un cargo de más responsabilidad o relevancia, porque para eso hay que tener más formación, que yo no la tenía. Pero para este cargo sí. Me desenvolvía como un pez en el agua, era mi terreno.

[Milagros Escalera: “Has tenido una ventaja, Marcelino, que mucha gente no la tiene. Ana te ha acompañado siempre porque le gustaba]

Claro, claro. He tenido la gran suerte de que mi mujer me acompañase. Llevo con ella desde el año 1973 que me casé, pero ocho años de novios: cincuenta años. Ella también ha disfrutado, sobre todo con el flamenco. Es curioso, cuando a ella se le pregunta, por ejemplo, por el cante que más le gusta. Siempre responde, la seguiriya. No te dice ni los fandangos, ni la bulería, ni la rumbita, no. La seguiriya, el cante puro. Una vez que lo conoces y lo oyes muchas veces lo disfrutas de una forma que no puedes explicar con palabras. El flamenco es una cosa innata del pueblo andaluz. Es único en el mundo. Tiene tanta calidad de que los andaluces debían conocer su valor. Como el jazz, el fado o el blues es el flamenco. Ahí tienes a un Paco de Lucía que no le envidia a ningún artista musical del mundo. Para mí ha sido el monstruo del flamenco más importante. Manolo Caracol, El Pele, la Fernanda de Utrera y Fosforito, también.

No he querido tener un cargo de más responsabilidad o relevancia, porque para eso hay que tener más formación

P. ¿Cuál es tu primer recuerdo en el mayo festivo de Córdoba?

R. La feria. Yo iba a la feria desde que tenía 16, 17 años, cuando ya me gustaba ligar a las chavalitas. A mí lo que más me gustaba de la primavera de Córdoba era la Semana Santa, pero no por los santos... Pero que te digo que es una maravilla nuestra Semana Santa y nuestro Esparraguero. Aunque yo no soy creyente, soy amigo del Esparraguero. Estuve encerrado con él 20 días en la iglesia de los Trinitarios en una protesta que hicimos los trabajadores de la Letro. Me tiré 20 días sin salir, durmiendo en las tablas de madera enfrente del Esparraguero. Y me hice amigo de él. Creo en Jesucristo, en Jesús de Nazaret, no en la Santa Iglesia Católica, no. Es que la Iglesia no es lo mío, no me entra en el coco. Respeto a todo el mundo que sea creyente... Me gustaría ser creyente porque es una ventaja: tienes la esperanza de que si te mueres hay otra vida. Eso te ayuda mucho. Pero bueno, qué vamos a hacerle.

Aunque no soy creyente, soy amigo del Esparraguero

P. Tú prefieres disfrutar de esta vida.

R. Estoy aquí y lo estoy viendo. Veo los colores, la luz, los sonidos, estando bien y sano. Mientras está uno sano hay que disfrutar al máximo, no hay que perder ni un minuto. Ya llegarán tiempos peores, si está uno bien, a disfrutar. Como dice el refrán, “bebe, que la vida es breve”. (Risas)

P. Te preguntaba por tus primeros recuerdos del mayo festivo por que no sé si alguna vez imaginaste, cuando estabas en la Electromecánicas y en CCOO, que ibas a acabar siendo el concejal de Festejos de Córdoba, e influyendo y cambiando sus fiestas.

R. Pues no. A mí me gustaba la feria, el mayo festivo y el clavel rojo. No por la revolución de los claveles de Portugal, pero me gustaba. Y nunca me he puesto el clavel en la solapa, no. Lo he llevado siempre en el bolsillo de la chaqueta. Es cómodo, no se estropea, a veces lo pones en el ojal y se parte. Así que al bolsillo. Me lo ponía rojo por mi propia ideología, que es roja como la sangre.

Nunca me he puesto el clavel en la solapa, no. Lo he llevado siempre en el bolsillo de la chaqueta

P. ¿Te ponías el clavel antes de ser concejal de Festejos?

R. Sí, sí, sí. El clavel viene desde que empecé a salir.

P. Empezaba mayo y no te lo quitabas hasta que acababa la feria.

R. Sí, sí, sí. Iba a las cruces, a los patios y a la feria. Sobre todo en la feria. Ahí es cuando sales más, con tus amigos, tu copita de vino, tu caseta y tu clavel.

[Milagros Escalera: “Con todas las casetas que has recorrido...”]

Todas. Aunque en una Feria no puedes recorrerte todas las casetas. Yo me las he recorrido todas pero no en una feria. No puedes. Además, a mí en cada una me gusta tomar una copita, pero nunca en exceso. Nunca, que yo recuerde y dirás que a lo mejor es porque perdí la noción, pero no, nunca he perdido el control tomándome una copita. Es que me gusta saborear el vino, no el efecto. Me gusta saborear una copita con los amigos, charlando, hablando, despacito. Es como el chiste de los dos cordobeses que están juntos tomándose su copita de vino, y uno le dice al otro: “Estamos hablando muy poquito”. “Tú estás hablando demasiado”, le responde el otro. Con la copita de vino se habla lo justo y necesario. Y nada de beberse el vino como los rusos se beben el vodka, no.

Nunca he perdido el control tomándome una copita

P. ¿Te piden consejo en el Ayuntamiento los nuevos concejales sobre cómo abordar los festejos de la ciudad?

R. Sí, me han llamado. No quiero especificar quién, porque puede resultar presuntuoso por mi parte.

P. ¿Cómo ves el actual mayo festivo, que parece que se está desmadrando con tanta afluencia de público?

R. Pues tiene el gran problema de morir de éxito. Declarar los patios Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, expedientes que pusimos en marcha gobernando con Izquierda Unida, y estar dentro del grupo de Ciudades Patrimonio Mundial ha conllevado que toda la riqueza de Córdoba entre en muchas rutas turísticas, en la red de juderías, en la Bético Romana... En Andalucía, la única ciudad que tiene su casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad es Córdoba. También están Úbeda y Baeza, pero las capitales no, tienen monumentos. Entonces, eso es importante para la promoción turística de la ciudad. Lo que pasa es que los poderes fácticos de los touroperadores manejan todo esto de tal forma de que el centro es Sevilla, pero Córdoba tiene mucho más valor monumental que Sevilla, que Granada y que las demás ciudades. Todas son muy bonitas, pero para mí lo son, en este orden, Córdoba, Granada y Sevilla.

El mayo festivo puede morir de éxito

P. Te preguntaba por esto de morir de éxito. La cata del vino ha estado saturada este fin de semana. Estaba el aforo completo y la Policía Local diciéndole a la gente que ya no podía entrar.

R. Esto ya lo hablamos con el consejo regulador de Montilla Moriles, siendo Manuel López Alejandre su gerente. Ya estábamos viendo que recinto del aparcamiento de la Diputación, que es muy bonito y céntrico, no reunía las condiciones porque es muy pequeño. Ya la llevamos a un sitio mucho más amplio, que lo que hay que hacer es que el Ayuntamiento planifique un sitio en el que se puedan organizar distintos eventos como este durante todo el año y ofreciéndolo a distintos colectivos para que se celebren actos. Entre ellos la cata del vino. Se puede montar, no otra cata, que yo no veo, pero sí una iniciativa que tuvimos en la plaza de la Corredera y a la que habría que darle continuidad: una cata dirigida como la que se hace en Aguilar de la Frontera en la plaza Ochavada. Sería una cata en la que se probaría el vino de una manera distinta, en mesas, sentadito, puntuando los caldos, y haciéndolo de una manera masiva. Como se hace en Aguilar de la Frontera. No queremos competir con ellos, pero se puede hacer aquí en Córdoba.

El vino hay que beberlo saboreándolo y disfrutándolo, no como los rusos con el vodka

P. Es así como se bebe el vino y no como se hace en la cata.

R. El vino hay que beberlo saboreándolo y disfrutándolo. El sabor y el aroma. Y cogiendo el catavinos como hay que hacerlo. Y además, hay que tomarse dos o tres mediecitos de vino, con su tapita. No pasa nada, eso es bueno. Es un vino que está fermentado, no como el alcohol destilado que te hace más daño. Todo con moderación es bueno, menos una cosa que no es con moderación sino que hay que hacerlo a tope (risas).

P. Es una pena cómo los vinos de Montilla Moriles parece que se están pasando de moda, que es algo de otro tiempo.

R. No se pasan de moda. El vino que tiene Montilla Moriles es muy especial. Desde que se embotella está perdiendo, es un vino muerto ya. El vino de Montilla Moriles es un ser vivo, que cría la flor en el barril. Su sabor y su aroma es lo que más me gusta a mí. Prefiero un vino de Montilla Moriles 20.000 veces antes que un Vega Sicilia. No le quito méritos al tinto. El Montilla Moriles embotellado es muy difícil. El vino tiene que estar vivo y en barril. Con las temperaturas que hay en Andalucía es muy difícil cultivarlo y mantenerlo, pero no se debe perder. Lo mismo que el flamenco. No se debe perder nunca y el vino de Montilla Moriles tampoco porque es único en el mundo. La graduación que tiene natural no lo tiene ningún otro.

El vino de Montilla Moriles es un ser vivo

P. Y en el mayo festivo se bebe más cerveza que vino.

R. Bueno, no sé. En el mayo festivo se bebe mucho vino y mucha cerveza también. Pero vino se bebe. Hace años invité a un amigo concejal de otra ciudad Patrimonio de la Humanidad, Toledo. Era el teniente de alcalde de Cultura, del Partido Popular, y estuvimos en los patios. Llegábamos a más de un patio y nos invitaban a una copita. ¿Queréis una copita? Venga, una copita. Cuando terminamos el recorrido, me dice este concejal, que se llama Luis García: “Ahora comprendo porque ganáis las elecciones”. Por dónde íbamos nos saludaba todo el mundo y nos quería todo el mundo. Era un ambiente muy bueno, con una copita de vino en un patio.

P. Las elecciones municipales siempre coinciden con el mayo festivo...

R. Después de los patios, sí (risas).

En una cruz de mayo hay que estar un rato y luego ir a otra, no manterse allí horas

P. Las cruces de mayo empiezan a masificarse también. ¿Se está perdiendo esa esencia de la cruz de barrio?

R. Los tiempos han cambiado mucho. Cuando he estado de concejal de Feria y Festejos y he llevado los concursos intentamos al máximo que la música que se ponga en torno a la cruz no sea de discoteca, sino flamenquita o popular cordobesa. El objetivo era no traer la concentración de las copas largas y los cubatas. Mantenerse en una cruz horas no es lógico. En una cruz hay que estar un rato, un cuarto de hora, 20 minutos, media hora, lo que tú quieras. Ves la cruz, si hay puesto algún chiringuito te tomas algo y te vas a otra. Hay que hacer un recorrido. Pero ahora se quedan pinchados. Y eso no es lo típico y lo natural del concurso de cruces. Lo mismo que lo que tiene que predominar en el entorno son las flores y los elementos naturales. Nada artificial, ni música, ni el bar que se ponga, que me parece muy bien que se haga a beneficio de un colectivo, sea hermandad, peña o club. Pero siempre tiene que predominar la cruz. Se llega a momentos, algo que yo no he comprendido y le he preguntado a la gente de las hermandades, de que no coincide el día de la Cruz con el concurso. Mucha gente no sabe cuál es el día de la Cruz.

P. ¿El 2 de mayo?

R. No, el 3 de mayo.

P. Pues no coincide este año tampoco.

R. No, tampoco. Cuando interesa el concurso es en los fines de semana o en el puente, que es cuando más gente puede salir a disfrutar de las cruces. Así tienen más ingresos los colectivos. Por eso comprendo que lo puedan hacer, pero el día de la Cruz tiene que ser. En Granada el día de la Cruz es el 3 de mayo, nada más. Sobre todo los creyentes, que tienen fe en la Cruz, no deberían dejar el concurso fuera del 3 de mayo. Los creyentes deberían ser unos defensores de que el 3 de mayo sea el concurso.

P. Pero entonces no viene la gente de Madrid que aprovecha el Puente de Mayo.

R. Por eso. Aunque he hecho este comentario no soy crítico totalmente con que esté un poquito fuera. Aunque algo se debería hacer el 3 de mayo, no que ahora no se hace nada. Si no, ni fú ni fa.

P. ¿Entendiste que se creara una plataforma con pases para regular el acceso a los patios de Córdoba?

R. Ya estábamos planificando que hubiese personas que controlasen el acceso a los patios. Claro que hay que hacerlo. Tanta afluencia de público no puede ser. En un patio no puede haber un montón de personas donde empiecen a tocar las flores, donde pueden tronchar una, tirar una maceta... Eso tiene que estar planificado de alguna forma, porque no se pensaba que pudiese haber tanta afluencia. En vista a la llegada masiva que tenemos ahora, sobre todo los fines de semana con la cantidad de personas que vienen de los pueblos, de otras ciudades, de otras partes del mundo, hay que planificarlo, claro que sí.

No te gusta entrar en un sitio que está lleno que no tiene la solera de una taberna tranquilita, con tu vinito, tu tertulia... Eso no se da ya en muchos sitios en los que hay mucho turismo

P. Morir de éxito. Estamos en lo mismo.

R. Sí. Donde he vivido esto fue en la zona de Córdoba que más me gusta, que es la Puerta de Almodóvar y su entorno. Iba mucho a las tabernas que hay allí, como es la de Guzmán, la de Pepe Salinas, o Bravo o el Rubio. Hace un par de meses estuvimos en una un domingo a tomarnos una copita. Lleno. No conocías a nadie y te entra una nostalgia, una tristeza por el cuerpo, y te dices, esto no es. No es que quiera que no venga mucha gente, que lo hagan y que Córdoba ya que no tiene tejido industrial importante que las zonas de servicio funcionen. Pero se pierde el encanto de que a los cordobeses, no cordobitas, que nos gusta la cultura y las costumbres de Córdoba cuando vas a un sitio te dices, esto no es... Y no repites. No te gusta entrar en un sitio que está lleno que no tiene la solera de una taberna tranquilita, con tu vinito, tu tertulia... Eso no se da ya en muchos sitios en los que hay mucho turismo.

P. Se está acabando esa Córdoba.

R. Sí. No sabemos si esto es bueno o malo. De cara al disfrute personal de los que hemos vivido otra etapa, a lo mejor es malo. Pero para los jóvenes, posiblemente le guste como está actualmente.

P. ¿Tú donde disfrutas ahora mismo?

R. Disfruto sobre todo con el flamenco, que es mi debilidad. Y la de mi mujer. A los dos nos encanta. Vamos a las peñas flamencas, no solo en Córdoba sino que salimos también a la provincia, a algunos otros pueblos de Andalucía. Ahora que estoy jubilado mucho más. Donde hay un flamenco que me interesa voy a verlo. Pero disfrutar en Córdoba en cualquier sitio. Aquí donde estamos ahora tomándonos un refresquito [en la plaza del Palacio de Viana] pues se está estupendamente. También disfruto con la familia. Somos cinco hermanos y cuando estoy con ellos es un disfrute total. Yo tengo muchos amigos, pero mis hermanos son los amigos que suplen a otros que me gustaría tener de manera más intensa. Es que somos cinco y nos llevamos muy bien muy bien muy bien.

Yo he estado de concejal más tiempo del que debería. No soy partidario de estar en un cargo tanto tiempo

P. ¿Te imaginabas las peñas sin Castillero?

R. Era difícil, pero bueno. Vamos a tener las peñas sin Castillero y sin Castillejo.

P. Todo se acaba en esta vida.

R. Todo empieza y todo acaba. Caminante no hay camino se hace camino al andar. Bueno. Mi opinión sobre Castillero es que ha hecho una buena labor, que ha sido una persona honrada trabajando por las peñas. Pero ha tenido una etapa. Yo he estado de concejal más tiempo del que debería. No soy partidario de estar en un cargo tanto tiempo. Aunque yo haya estado mucho tiempo. Bueno, pues te digo que no soy partidario. Hay que renovarse.

P. ¿Cuántos años has estado?

R. Dos etapas, de 1983 a 1991, con Julio Anguita y Herminio Trigo de alcaldes. Y después de 1999 hasta el 2011 con Rosa Aguilar y Andrés Ocaña. Mi amigo Andrés, breve, que yo lo quiero mucho y que es como lo definí en una entrevista: el desaborío más simpático que yo he conocido. (Risas)

P. A ti te gustan los toros.

R. Sí, sí, sí. Soy defensor de la fiesta. Totalmente.

P. ¿Se puede ser de izquierdas y que te gusten los toros?

R. Hombre. Aquí tienes a uno. Soy de izquierdas, totalmente, porque defiendo a los más humildes. Sé que una igualdad es imposible, pero quiero que haya las menos diferencias entre los hombres. Siempre tengo un dicho: que el que peor viva tenga sus necesidades básicas cubiertas. Que coma, que tenga un techo, que tenga derecho a unas medicinas, a un colegio. Lo mínimo. Aunque haya otros que vivan como marajás. Pero que tengan lo mínimo. Por eso hay que luchar y los únicos que defienden eso son los de izquierdas. Por eso yo me siento totalmente rojo. Había un cantaor que era Rojo el Alpargatero. Yo soy como él, aunque no cante por tarantas.

P. Bueno, Rojo el Esparraguero.

R. (Risas). Sí, sí. Mi amigo.

A mí me gusta el arte del toreo. Hombre, Picasso era un amante de los toros y no era de derechas

P. ¿No te da coraje que parezca que para ser taurino haya que ser de derechas o que quizás la derecha se la esté apropiando?

R. No, no, no. A mí me da igual eso. A mí me gusta el arte del toreo. Hombre, Picasso era un amante de los toros y no era de derechas. A mí me gusta el arte del toreo. Cuando hay emoción, tampoco me gusta que le toreen a dos metros, no. Me gusta el arte puro. Mi torero actualmente es el que tiene que ser. ¿Cuál puede ser?

P. José Tomás.

R. José Tomás. Por supuesto. El año pasado toreó tres corridas y fui a verlo a dos. Estuve en Sol en Granada y en Málaga. Toreó otra en Burgos. Este año me gustaría ir a Jerez de la Frontera, que torea el 10 de mayo, pero tengo aquí a unos amigos invitados y quiero estar con ellos.

[Milagros Escalera: “Este año en la Feria de Sevilla han estado muy bien los toros”]

Han estado regular, regular. Manzanares es el único... Yo soy aficionado porque me gusta el arte. Y digo una cosa, para los que critican tanto los toros y me da igual lo que me digan, mientras no haya un niño que se muera de hambre cada minuto en el mundo soy defensor de los toros. Cuando ya no haya ninguno que se muera de hambre, a lo mejor me cuestiono lo de los toros. ¿Se muere un niño de hambre? ¿Tanto movimiento con los toros? Vamos a movernos para que las grandes potencias hagan política para que todo el mundo coma y se pueda mantener. Y que no vayan a asaltar y a robarle las riquezas a los países pobres. Le importa tres cominos al mundo entero, incluido a los que están en contra de los toros, a que en Irak, en Siria, y en otro sitio, y en otro sitio, estén matando a gente inocente por intereses de las grandes potencias. Entonces, el toro vive cinco años, vive como un marajá, luego sufre un poquito en la plaza, sí. ¿Y una lechuga cuando la cortan no sufre? ¿Quién sabe eso?

¿Se muere un niño de hambre? ¿Tanto movimiento con los toros? Vamos a movernos para que las grandes potencias hagan política para que todo el mundo coma y se pueda mantener

P. ¿Y los claveles?

R. (Risas) Este no porque es artificial. Los claveles naturales sería una pena cortarlos. A mí me gusta en la maceta. Este es artificial, muy bonito, con un color que es una maravilla, pero no huele.

P. ¿Tú crees que la fiesta de los toros se acabará?

R. Bueno, en Madrid, en Sevilla, en Pamplona es muy difícil que se acaben.

P. ¿Y en Córdoba?

R. En Córdoba, volviendo a lo mismo, influye mucho la cuestión económica. No tenemos nivel industrial que genere un poder adquisitivo en los aficionados. Eso influye mucho para que se vaya a los toros. Y también la política que tienen los empresarios taurinos, que es nefasta. Habría que poner unos precios para los jóvenes, que fuesen asequibles para aficionarlos. Luego cuando sean mayores y si tienen más poder adquisitivo, pues que paguen la entrada que nos cobran a todos que es demasiado cara. Pero influye todo: el precio y el nivel de vida. En Madrid es muy difícil que se acabe la fiesta de los toros. Y en Sevilla, Bilbao o Pamplona, como te he dicho. De lo que sí estoy en contra es de lo que hacen en muchos pueblos cuando le ponen fuego en los cuernos. Ahí el toro no tiene defensa alguna. En la plaza la tiene, puede atacar. Por suerte o desgracia, en esa lucha que hay el toro se cobra vidas algunas veces. El toreo es belleza, el torear bien, el templar, es emocionante cuando hay un toro que tiene casta y presencia. Y cuando se torea con arte, porque eso es arte como lo hace José Tomás o como lo ha hecho Curro Romero, Paco Camino, o Manzanares Padre, e hijo... y Espíritu Santo (risas).

¿Que le quiten la subvención a los toros? Lo veo normal. ¿Que se esté en contra de la fiesta taurina? Pues no

P. Si hubieras sido concejal de Izquierda Unida ahora, ¿habrías tenido un conflicto en el debate que hubo en el Ayuntamiento sobre los toros? A ver, que no se debatió prohibir los toros, que el Ayuntamiento no puede, sino dejar de subvencionar desde lo público a la fiesta.

R. Yo había sido un defensor de la fiesta, totalmente. Con lo que no se financien los toros defiendo al Ayuntamiento. Eso se lo digo yo a muchos amigos taurinos. Es que el Ayuntamiento con la crisis que hay recibe cientos de millones menos, de pesetas, que hace diez o quince años. Por eso tienen menos posibilidades de subvencionar. No solo a los toros, sino a cualquier cosa. Puede colaborar menos. ¿Que le quiten la subvención? Lo veo normal. ¿Que se esté en contra de la fiesta taurina? Pues no, yo es que soy defensor. Es que la fiesta de los toros la monta un empresario como cree conveniente. Quiero que a los jóvenes se le cobre menos para que en un futuro haya aficionados a la fiesta. Insisto: no habría estado en contra de quitarle las subvenciones. Aunque cuando he estado en el Ayuntamiento y se han dado he sido favorable porque se podían dar. Es que al final, como diría mi amigo Pedro, a todo el que escupe habría que darle una subvención. (Risas). Habrá que darlas cuando se puedan dar.

P. Hay otra cosa que parece en peligro de extinción de algo que tú sigues siendo militante activo: la lucha en la calle de los sindicatos.

R. Yo soy de Comisiones Obreras antes de que Comisiones Obreras fuese un sindicato, cuando era un movimiento obrero. Y militante del Partido Comunista desde el año 1964. Siempre he estado en una fábrica, que por suerte y gracias a mis padres que me pusieron en la Escuela de Aprendices de la Electromecánica, era un hervidero de militantes comunistas, de izquierdas. Yo he estado allí integrado totalmente. Siempre habrá una organización de trabajadores. Lo que más pena me da a mí es que un trabajador no se sienta identificado con su clase y que cuando hay unas elecciones vota a la derecha. Cuando lo hace me digo que en este mundo estamos locos, y me hace pensar una cosa que digo mucho, y que voy a mantener hasta al final: es que me voy a morir con la pena de que el ser humano no es solidario. Hay personas solidarias, claro, y con personas de lo que es la clase trabajadora. ¿Yo cómo voy a votar a un partido de derechas, que defiende unos intereses para lucrarse y vivir como marajás a través de la explotación a la clase trabajadora? Yo es que tengo que defender a mi clase. Y siempre habrá organizaciones que defiendan a los trabajadores, se llamen como se llamen. Siempre.

Me voy a morir con la pena de que el ser humano no es solidario

P. ¿Sigues trabajando en el sindicato?

R. En lo único en lo que estoy actualmente. Bueno, yo sigo siendo militante de Izquierda Unida, porque no tengo más remedio que ser. Pero fundamentalmente del PCE, del Partido Comunista. Y ahora que ya me he jubilado estoy en la ejecutiva de la federación de pensionistas de CCOO en Córdoba, con mi amigo Antonio Mir que es el secretario, y mi amigo Miguel Ángel que es el de Organización.

He estado 51 años con actividad laboral. Somos una especie a extinguir

P. Los que más se mueven en la calle ahora son los pensionistas, con los yayoflautas siempre presentes.

R. Yo lo veo muy bien. Animo a los que salen y reivindico a que lo hagan. Todo lo que se haga en defensa del pensionista está muy bien hecho. Hemos estado trabajando toda la vida. Yo he estado 51 años con actividad laboral. Somos una especie a extinguir.

P. Desde luego.

R. O una especie a conservar.

P. O a estudiar.

R. Esto de tantos años trabajando... desde 1961 hasta 2012...

P. Cuando llegaste a la Letro desde el Ayuntamiento, ¿aquello lo conocías? ¿Cuál fue tu impresión al volver a la fábrica?

R. Nada, nada. Yo soy un animal que me adapto a donde estoy. Llegué allí y me preguntaban si echaba de menos ser concejal y les decía que no, qué va. Es una satisfacción estar allí. Pero es que era una satisfacción entrar a las 6:00 y salir a las 14:00, porque desde esa hora tenía toda la tarde libre para hacer lo que quisiera. Estando de concejal yo no podía hacerlo. Tenía que estar por la mañana en el Ayuntamiento, por la tarde si había algún acto, alguna reunión por la noche. Los sábados, los domingos y hasta los viernes era impresionante de actividades.

P. Te tengo que preguntar dos maldades para acabar la entrevista. Una, que seguro que a ti no te habría coincidido el Primero de Mayo con la Batalla de las Flores.

R. Sí me coincidió, sí, sí, sí. Un año nos coincidió. Me reuní con los tres colectivos, nos pusimos de acuerdo y duró la cita media hora. Cuando coincidía yo decía que el Primero de Mayo tenía que primar la fiesta de los trabajadores. Y el mayo festivo, que es anunciarlo, debe ser antes de mayo. Tú no puedes anunciarlo ya en mayo. Tiene que ser antes. Cuando anuncias una cosa es que va a venir. Hay que hacerlo antes. Pero allí hubo una presión por parte de la Federación de Peñas y tal. Si se hacían juntos aunque a distintas horas era aglutinar gente en el mismo sitio. Yo que sé. La gente que va a la manifestación no va a la Batalla de las Flores. Y viceversa. Tampoco veo un gran problema, pero si me tengo que definir 1 de mayo, trabajadores y la Batalla de las Flores un poquito antes.

P. Este año va a ser después.

R. Ya lo sé. Iré al 1 de mayo y al 2 de mayo. (Risas). Y al 3 y al 4 y al 6. Como cantaba Sabina.

P. El 40 de mayo te va a dar.

R. Yo ya cuando termina mayo para Huelva, para Isla Cristina.

San Pedro es amigo mío también y ha colaborado. En una Cabalgata con previsión de lluvia hemos salido

P. La segunda maldad. ¿Hubieras suspendido la cabalgata de los Reyes Magos como ocurrió este año?

R. A mí me llamaron por teléfono y lo que dije antes lo voy a mantener. Creo que lo que la alcaldesa hizo en su momento era lo que creía mejor para los cordobeses. Nadie va a hacer una cosa, como le digo a muchos que la critican, en contra de los cordobeses. No, no, no. Hay que tomar una decisión. Yo he tenido esas posiciones y hemos salidos. Es que San Pedro es amigo mío también y ha colaborado (Risas). Digo que es amigo porque con anuncio de lluvia hemos salido, hemos terminado y ha empezado a llover. Nos hemos arriesgado. Incluso de la torre de la Malmuerta hacia adelante nos hemos puesto chorreando. A mí me gustaba acompañar a pie la cabalgata junto al presidente de la federación de Peñas. En fin. El que critique a la alcaldesa o al Ayuntamiento por la suspensión le digo que lo hace por una cuestión política. No llevan razón. En ese momento hay que tomar una decisión. Mira, antes de salir hubo un airazo que rompió tableros, se cayeron figuras decorativas de las carrozas... El mismo exalcalde que estaba allí cogió a su hijo que estaba en una carroza y se lo llevó por lo que llovía. ¿Qué va a hacer ella? Lo mejor que creía en ese momento. ¿Y qué hace? Lo que le dicen los técnicos. ¿Qué va a decir ella, que va a castigar a los cordobeses? No. Al final no llovió y la gente decía que se quería cargar la Cabalgata. ¿Cómo se va a querer cargar eso? Si no nos lo hemos querido cargar ni nosotros los comunistas (Risas). ¿Cómo se lo va a cargar ella socialista? Menos (Risas). Eso es así.

Yo soy monárquico nada más que el 5 de enero

Yo soy monárquico nada más que el 5 de enero. Los demás días no. Estoy a favor de la Cabalgata de los Reyes Magos. Y a Papá Noel no quiero verlo ni en pintura. (Risas). Eso es de otra cultura que no es la nuestra. Que se vaya Papá Noel con los americanos, con los ingleses. Yo soy de los Reyes Magos. Es que es la fiesta que más disfrutan los niños, los padres, los abuelos. Yo me he tirado al suelo buscando caramelos para dárselos a mis hijas. No es lo mismo llevarlo en el bolsillo y darle un caramelo que el que tira el rey mago.

P. Después de tantos años y tras tanto tiempo pasado, ¿cómo te gustaría que te recordara la ciudad en tu etapa como concejal de Festejos?

R. Como decía Machado, como buena persona. No quiero nada más. Además, la satisfacción me la llevo cuando voy por la calle. A mí me querían organizar un homenaje cuando terminé y me negué. El homenaje más grande es el que te da la gente cuando te saluda. Gente de todas las ideologías. Esa es mi satisfacción. Y si no me recuerdan, pues que no me recuerden.

El homenaje más grande es el que te da la gente cuando te saluda. Gente de todas las ideologías

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