Manolo Torralbo: “No cumplir el programa electoral será fracasar como rector”
A Manolo Torralbo (Cardeña, 1961), las Matemáticas y la enseñanza le han acompañado toda la vida. Desde muy joven empezó a dar clases de esta asignatura a jóvenes de su pueblo con las que ganaba algún que otro dinerillo. Continuó con ellas durante el tiempo que estudió la carrera, ayudando así a sufragar los gastos que supone estudiar fuera de casa. En su vida profesional ha compaginado la actividad docente e investigadora con distintas responsabilidades de gestión tanto en dicha institución como en la Administración autonómica.
En la Universidad de Córdoba (UCO) ha estado en el Vicerrectorado de Planes de Estudio y Nuevas Titulaciones y ha sido Secretario General y Vicerrector con competencias en coordinación y comunicación, además de profesor titular adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación de la UCO. También ha sido vicerrector coordinador del Equipo Rectoral y de las Relaciones con el Claustro. Torralbo Rodríguez ha ocupado también la Vicepresidencia de la Corporación Empresarial de la Universidad de Córdoba y del Parque Tecnológico Rabanales 21.
En 2012 tuvo su primer contacto con la política, convirtiéndose en Director General de Universidades por el Gobierno Andaluz y, posteriormente, Secretario General de Universidades, Investigación y Tecnología. En este cargo estuvo hasta febrero de 2019, mismo año en el que se convirtió concejal por el PSOE del Ayuntamiento de Córdoba. Dejó el cargo en 2021 y volvió a las aulas, donde empezó a preguntar qué pasaría si se presentara a las elecciones a rector. Meses más tarde, presentó su candidatura. Y ganó a la candidatura oficialista, Julieta Mérida.
Hoy no está afiliado a ningún partido para que nadie de la comunidad universitaria dude de su independencia.
Hoy es el rector de la UCO.
PREGUNTA (P). ¿Cuándo se planteó pelear por el Rectorado?
RESPUESTA (R). La primera decisión que adopté fue terminar mi etapa de concejal y reincorporarme a la docencia. Eso fue en abril de 2021, creo recordar. Me volví a centrar en la investigación y en la docencia y empecé a tener contacto con distintos miembros de la comunidad universitaria que están en Consejos de Gobierno y tienen una opinión de cómo han ido estos dos mandatos. Por tanto, me iban dando información de qué posibilidades había. La decisión como tal fue mucho más tarde, ya incluso después del verano, cuando veía que, a medida que iba pasando el tiempo, iba hablando con personas de la comunidad universitaria y encontraba que había una alternativa a la candidatura anterior. Es bueno que se pueda elegir entre dos candidaturas y no que nos inclinemos por la abstención. Parecía que se daban las condiciones para que hubiera otra candidatura a parte de la que iba a ser la de Julieta Mérida. Hablé con más personas y veía que había ánimo de que hubiera otra candidatura y de que yo me presentara. Eso ha ido confluyendo en un grupo amplio de personas por centros. En noviembre de 2021 tuve una reunión con el rector saliente, José Carlos Gómez Villamandos, en la que le comuniqué que estaba avanzando mucho porque hasta que no llegara el período electoral no podía comunicar que me iba a presentar. Para llegar a ese punto hay que hacer un trabajo previo muy largo y de mucho contacto. He pasado unos años fuera en la Junta de Andalucía y fuera de la gestión de la UCO y ha habido un relevo de generación importante. Necesitaba esos meses para acercarme, ver si de verdad había una necesidad de cambio y fui encontrando deseos de que hubiera una alternativa.
Los estudiantes tienen la conciencia de que la figura de rector no les afecta
P. ¿Por qué solo ha votado el 27% de la comunidad universitaria? ¿Qué le dice ese dato?
R. Bueno, pienso que hay que analizar el dato por colectivos. Si lo hacemos vemos cómo la participación del Grupo A, el de los funcionarios, fue altísima y rondó el 90%. Me parece que ese dato es extraordinario. La participación en el Grupo C, el del Personal de Administración y Servicios, rondó también el 90%. Son los dos colectivos más permanentes de la institución y están suficientemente implicados en un proceso electoral y el porcentaje siempre ronda entre el 80% y el 90%. Ojalá en cualquier elección democrática tuviéramos esa participación. Si hubiera habido posibilidad de voto electrónico, cualquier profesor o PAS que hubiera estado en una estancia podría haber votado. En fin, creo que esos datos son muy satisfactorios. En cambio, en el colectivo de los estudiantes no es así, pero hay que contextualizar esos datos en relación a estas mismas elecciones en otras universidades. Fue más de un 20%. Es un mal dato porque lo deseable es que, como mínimo, se llegue al 50%. Ahí sí tenemos un reto por delante muy importante, aunque también te digo que está por encima de la media de las participaciones en las universidad españolas, que suele ser del 10% o 12%. En muy raras ocasiones llega al 30%, como ocurrió hace ocho años. Un dato extraordinario, pero también insatisfactorio. ¿Qué se puede hacer? He intentado hacer muchos actos para acercarme a los estudiantes, de verdad. He estado con los Consejos de Estudiantes y he intentado hacer reuniones abiertas, como la de Filosofía. Hemos intentado que la campaña en redes sociales sea muy activa porque sabemos que son un medio muy interesante para llegar a ellos. Pero es verdad que aún tenemos muchos puntos de mejora y tenemos que concienciarles en que su participación es importante. Creo que también ha jugado algo en contra: si analizas el tiempo desde cuando se convocan las elecciones hasta cuando se celebran, hay menos de un mes. La campaña institucional ha sido muy escasa. En otras elecciones, desde que se anuncia la campaña hasta se celebran los comicios pasa un mes y medio. También te digo, si las hubiéramos llevado a junio, el dato hubiera sido peor. Tenemos que tener la insatisfacción permanente de que esto tiene que mejorar.
P. ¿Pero qué lectura hace: que los estudiantes no sienten la UCO como propia o que no les interesa quién gestione la institución?
R. Los estudiantes pasan cuatro años en la universidad y muchos no tienen conciencia de que a quién elijan sí puede afectarles a su día a día. El reto es transmitirle que cuando haya una urna por delante, aunque sea para la asociación de padres o para el presidente de la comunidad de vecinos, hay que votar. Eso hay que llevarlo a gala, es la esencia de la democracia. Durante la campaña he insistido mucho en eso porque me lo creo. Hay que participar en todos los ámbitos en los que se pueda porque si tengo conciencia de que tengo que votar, empiezo a informarme sobre quién me interesa más. Si no tengo esa conciencia, ni me lo pregunto y qué más me da. Los ciudadanos tenemos que participar en cualquier proceso electoral porque la democracia siempre será mejor sistema que cualquier otro. Pero hay jóvenes que no solo no participan en las elecciones universitarias, sino tampoco en las políticas. Ahí están los datos.
P. ¿Ha hablado de esto con los estudiantes en ese proceso de escucha activa que ha realizado durante la campaña?
R. Los estudiantes están muy preocupados por que cuando terminen de estudiar tengan un empleo y prácticas, que se cumplan las guías docentes y los criterios de los exámenes, que no haya arbitrariedades… Ellos claro que tienen preocupaciones del día a día. Que sus clases tengan las mejores instalaciones, que haya enchufes para ordenadores porque cada día hay más… Cuando te reúnes con ellos sí que tienen demandas, lo que pasa es que es tienen la conciencia de que la figura del rector no les afecta. Nuestra tarea es convencerles de que su sola presencia en los órganos de gobierno es importante. Por ejemplo, hay una tarea pendiente que es la participación de los estudiantes en los Consejos de Departamento. Siempre les digo a los estudiantes que su sola presencia ya hace que los profesores, cuando tengamos que tratar temas que les afecta a ellos, los abordemos de diferente forma. No es lo mismo que vayas a hablar, por ejemplo, de la evaluación y que tengas delante una representación de los alumnos. Pero ahí no hay mucha participación.
Tenemos que aumentar el nivel de idiomas de la comunidad universitaria
P. Quizás los estudiantes no conocen a fondo todo lo que tiene la universidad.
R. Bueno, creo que en eso se ha avanzado también. Se organizan unas jornadas de bienvenida al principio, en una reunión se les presenta los órganos de gobierno… Pero la sensación que podemos tener es que, cuando llegan a la universidad, están pensando en otras cosas, incluso aunque se les esté dando la información, porque estoy convencido de que los equipos decanales lo hacen. Yo me he ofrecido varios años para tutorizar a los estudiantes y no tenía ninguno. Eso es tremendo. ¿No se dan cuenta de la fortuna que sería tener un profesor que te oriente y te diga: “No te matricules de tantas asignaturas o estate pendiente de la convocatoria de becas”, por ejemplo. Tendremos que acercarnos y escucharles mucho más para ver qué pasa. Me parece que esa es una suerte que podrían tener muchos estudiantes. En esta tutorización también se les diría que salgan fuera a estudiar. Es fundamental. Estoy pidiendo los datos de cuántos estudiantes recibimos de Erasmus y cuántos salen. Me da la impresión de que estamos bien en el número de recibimientos pero tenemos que mejorar mucho en el número relativo a la salida de nuestros estudiantes. Y mira que hay ayudas del Estado, de la Junta de Andalucía… En nuestra Comunidad Autónoma cuesta que salgan. Tenemos menos nivel de idiomas y tenemos que aumentarlo. Córdoba es atractiva, con mucho patrimonio e historia y con una muy buena universidad, por lo que entiendo que los estudiantes quieran venir. Pero los números de estudiantes que entran y salen deberían parecerse. Al igual que es muy importante que salgan fuera los profesores y el PAS para que vean otro modelo y mejoren su capacitación en idiomas.
P. Y, ¿cómo de perjudicial es para la UCO y para Córdoba que se formen a muy buenos estudiantes pero tengan que salir fuera porque aquí no encuentran trabajo?
R. Creo que estamos en un contexto europeo. Si decimos que España está dentro de Europa y Córdoba está dentro de España, no podemos pensar que el horizonte solo es Córdoba, Andalucía o España. Para mí, el ciudadano español debería estar pensando que su contexto es Europa. Es como antiguamente cuando los trabajadores se quedaban en el pueblo. Los que queríamos mejorar no podíamos hacer eso y salíamos fuera. ¿Eso está reñido con que en Córdoba tenemos que mejorar, desde la UCO, el mundo empresarial para tener más desarrollo? Para nada. Debemos hacerlo. Para ello, quiero visitar empresa a empresa y pedirle la máxima colaboración en la innovación, en la investigación y en las prácticas de empresa porque los estudiantes las demandan. Todo el mundo tiene claro que quien hace un título o un máster quiere tocar el mundo empresarial y que lo conozcan.
P. Prácticas en empresas dignas.
R. Por supuesto. En eso también tenemos muchos puntos de mejora.
P. ¿Le decepcionaron los últimos días de la campaña y la ausencia de debate entre usted y la otra candidata?
R. Bueno, creo que la campaña ha transcurrido con bastante tranquilidad. Por lo menos por mi parte. Hemos hecho una campaña en la que no nos hemos metido con nadie, hemos ido a trabajar y a presentar nuestro equipo y nuestro programa. Hubo pequeños incidentes, como la reclamación a la Comisión Electoral que, para mí, estaba absolutamente injustificada y no la puedo compartir porque no considero que la única institución para animar a la participación sea el rector. Justamente, además, cuando critiqué que no había habido una campaña institucional para llamar a la participación y cuando el período era muy corto. Si, desde luego, el rector era quien tenía la competencia, poco o regular la ha ejercido. El correo que difundimos, más elegante, fino y aséptico no podía ser. Tanto que hasta iba la dirección web de la candidata Julieta. Yo no estaba pidiendo el voto para mí ni estaba diciendo que la mía era la mejor candidatura. Lo que les estábamos trasladando a los estudiantes, que es a donde fundamentalmente queríamos llegar, era que había elecciones, dos candidaturas, dos páginas webs en las que se podían informar y que, por favor, acudieran a las elecciones. Yo no compartí ni la reclamación ni el resultado de la misma. Uno tiene derecho a decir que algo no está bien hecho. Luego, la otra pequeña polémica fue el no debate.
Habrá un cambio de formas, de estrategias, en las personas y en los impulsos a proyectos, pero no una ruptura
P. ¿No se debería reglamentar la exigencia de un debate entre los candidatos?
R. Sí. Hay también tenemos puntos de mejora. Estaba convencido de que era necesario un debate y siempre estuve dispuesto a hacerlo, al igual que te digo que en la otra candidatura no había interés en debatir. Así de claro. Lo vi desde el primer momento porque fueron proponiendo cuestiones que no tenían lógica. Vamos a ver, si solo va a haber un debate, no puede ser organizado por un medio de comunicación, con todos mis respetos a Diario Córdoba, que era con quien se comprometió la otra candidatura. Cuando me llegaron distintos medios de comunicación dije que no me comprometía con ninguno porque, primero, no hablé con la otra candidatura y un debate es cuestión de dos. Y segundo, una vez que lo haga, creo que lo mejor es, si va a haber solo uno, que se haga por otra entidad más aséptica. Se valoró la Asociación de la Prensa de Córdoba. Me pareció una apuesta interesante ya que todos los medios podían atender y cubrir ese debate, pero la otra candidatura no la aceptó. Después acudimos a Aula Magna, a pesar de que pensamos que no era un medio cordobés y universitario específicamente, parecía que podía ser, pero tampoco. Todo el mundo llegó a la misma conclusión de que la otra candidatura no quería debatir.
P. Es muy complicado que, por ejemplo, los estudiantes se forjen una opinión sin el intercambio de propuestas que da un debate.
R. Claro. Ya te digo, dimos todas las posibilidades para debatir. Tanto fue así que el mismo día en que estaba previsto el debate, yo me presenté. No hubo debate con la otra candidatura porque no se presentó, pero sí que hubo debate en cuanto a que hubo preguntas de quienes no pertenecían a mi grupo de apoyo. Me hicieron preguntas claramente en una dirección que buscaba contraponer ideas. Eso fue lo mejor que pude hacer porque como no tenía otra persona con la que debatir… Desde luego, no me gustó que no hubiera debate.
P. ¿Lo ha hablado con Mérida tras las elecciones?
R. No. La noche de las elecciones sí me felicitó y hemos cruzado varios WhatsApp preguntándole cómo está de ánimos y le he ofrecido tomar un café. Hemos quedado para septiembre. Me parece que cualquier candidato o grupo de personas que tenga la decisión de poner en marcha un proyecto alternativo tiene mi respeto porque requiere esfuerzo, trabajo, dedicación, exposición. Para Julieta y su equipo, todos mis respetos.
P. Durante toda su campaña y el mismo día de las elecciones apelaba mucho al “cambio”, una herramienta usada mucho también en política. ¿Supondrá una ruptura con lo que se hizo en el anterior mandato?
R. No. No hay ruptura de proyectos ni de muchas otras cosas. Habrá un cambio de formas, de estrategias, en las personas y en los impulsos a proyectos. No habrá ruptura de grandes proyectos que tenga la universidad. Por ejemplo, el equipo anterior tenía pensado arreglar el Campus de Rabanales. Yo no voy a cambiar eso. El primer euro que va a poner la universidad es en aquello que esté más avanzado en la ejecución. Si el equipo anterior ya venía trabajando en un proyecto que ya incluso está en concurso una fase de la remodelación, si eso es lo primero que tenemos, es lo primero que se hará. No me voy a plantear parar y pensar otra obra distinta, para nada. Ni en eso ni en otros muchos proyectos. Hay un plan estratégico aprobado por la universidad y cuando toque cambiarlo, lo haremos, pero todo lo que esté programado lo vamos a impulsar. ¿Que vamos a hacer las cosas de otra forma? Seguro ¿Que algunas cosas cambiarán? También, pero no será una ruptura.
Tras la pandemia, valoro mucho más el trabajo de todas las administraciones
P. Y de los pequeños proyectos, ¿se quedará con todos o variará algunos?
R. De los grandes proyectos, no. Por ejemplo, la participación de la universidad en la Base Logística no va a cambiar. Vamos a estar implicados porque es un proyecto de ciudad y porque, además, ha pasado de ser un proyecto básico de infraestructuras a un proyecto de innovación. La UCO estará ahí participando. Seguiremos colaborando con el Ministerio de Defensa y con el Ayuntamiento. De hecho, la persona encargada de esto, Sebastián Ventura, ya venía trabajando con el anterior equipo en todos los proyectos de innovación relacionados con la Base Logística.
P. ¿Y qué pasará con el proyecto del Campus de las Letras?
R. Gómez Villamandos me preguntó si había algún inconveniente en que se diera otro paso para concretar el proyecto para la Zona y le dije que no, que no podíamos perder ni un minuto. Si ya había acuerdo con el Ministerio de Defensa, que entiendo que sería el mejor, le dije que llevara la oferta a Consejo de Gobierno y al Consejo Social y así vamos ganando tiempo. Si hubiéramos esperado, habríamos perdido tres o cuatro meses, así que le dije que no. Defensa ya está haciendo las acciones oportunas para desafectar para hacer la compra. Simultáneamente, estamos ya trabajando con Filosofía para hacer el plan de necesidades. Por tanto, de este proyecto no se cambia nada. Solo le daremos más impulso y más participación a Filosofía para atender a sus necesidades y, si queda espacio, haremos otras cosas allí.
P. Sabe que las matemáticas son muy certeras y claras. ¿Será así su mandato?
R. Espero que sea uno, más uno, más uno y más uno, hasta llegar a cuatro. Habrá grises porque siempre hay nubarrones en cualquier gestión. Quién iba a pensar que José Carlos [Gómez Villamandos] se iba a encontrar una pandemia, qué dureza para la gestión. El covid le ocupó a todos los gestores universitarios todo el tiempo. A lo largo de un mandato pueden surgir nubarrones que hay que intentar gestionar de la mejor forma posible, pero creo que los problemas que tenemos –infraestructuras, mejoras en los procesos selectivos del profesorado…- los vamos a abordar con participación, confianza y transparencia. Todos esos principios son muy interesantes ante lo que pueda venir, que no conocemos. Tras la pandemia, valoro mucho más el trabajo de todas las administraciones. El reto de llevar a los niños al cole ha sido enorme. Un estudiante universitario puede medio qué defenderse estudiando en casa, pero un niño de cinco, seis, ocho o 12 años en casa, es muy complicado. Mi máximo reconocimiento para los responsables que han vivido la pandemia en cualquier ámbito de gestión pública. Ha debido ser tremendo. Los que hemos seguido dando clases lo llevábamos bastante bien. Yo tenía mi ipad y una pizarra y prácticamente daba mis clases como si estuviera en directo. Personalmente, mi asignatura de Matemáticas la he llevado bien con mis estudiantes. Hemos llevado la pandemia de una forma muy diferente del que estaba gestionando.
P. Habla de transparencia. ¿Dónde la ha echado en falta estos años?
R. Por ejemplo, los rankings de transparencia. Nos gustan o no dependiendo de cómo salgamos. Esto es como la Feria: si le va bien, uno cuenta cómo le ha ido. Hemos bajado en rankings de transparencia. Si cuando vamos bien presumimos de ellos, cuando vamos mal, no digo que presumamos, pero hay que ver qué pasa y hay que actuar. Por ejemplo, en nuestra página web, me gustaría que se diera a conocer quiénes forman cada vicerrectorado. Que la información del organigrama sea accesible. También, cuando los órganos de gobierno funcionan muy jerárquicamente, das pocas oportunidades de participación, que va unida a transparencia. Uno participa cuando tiene información y pregunta más. Sí es cierto que la transparencia y la participación lleva a más tiempo en los órganos de gobierno, pero a eso tenemos que ir. Ese clima se debe crear en todos los órganos de gobierno. Cuando los sindicatos pidan datos, hay que facilitarlos. Hay posibilidades de mejora, claro que sí.
La UCO ha bajado en los rankings de transparencia
P. También ha comentado que no quiere una universidad que no deje a nadie atrás. ¿Hay previsión de hacer un cambio en el sistema de becas para quienes necesitan de estos recursos para poder estudiar?
R. Hay distintos sistemas de becas, como las del Estado, que ahí tendremos que colaborar y trabajar para que no haya restricciones de becas, sino las máximas posibles, y que sea un derecho. También están nuestras convocatorias de becas y todo lo que se pueda aumentar, se hará. Ahora estoy firmando distintos documentos y cuando veo que se aprueba que una beca determinada aumenta de presupuesto, lo firmo rápido y alegre. Pero cuando veo que se desestima, me leo desde la primera letra hasta la última. Quiero estar convencido de lo que lo firmo porque cuando estamos desestimando una beca estamos generando un problema a alguien que se puede quedar atrás. Lo primero que hago es intentar contactar con esa persona y si esa beca no puede ser, ¿puede tener otra vía de ayuda? Al menos, vamos a ver qué pasa y si, por ejemplo, no ha cumplido algún requisito. Los datos objetivos no se pueden salvar, como que el estudiante no haya cumplido un tanto por ciento de créditos, pero hablemos con él por si se puede hacer algo.
P. ¿Usted ha necesitado becas para estudiar?
R. Sí. Como desde siempre me han gustado las matemáticas, desde que acabé COU, y como en mi pueblo –Cardeña, no había profesores de Matemáticas, vi oportunidades para enseñar la asignatura a alumnos de cursos anteriores. Así que empecé a dar clases particulares hasta que terminé la carrera y también durante.
P. La enseñanza le viene de largo.
R. Sí, sí. Además, creo honradamente que si lo de rector se me da como enseñar, lo haré bien, estoy convencido. Y acabaré contento como rector.
P. ¿Cómo recuerda su paso por la universidad?
R. Como una etapa muy buena. El primer año y el segundo, en Matemáticas nos apretaban tela. Hoy, afortunadamente la docencia ha cambiado mucho y no solo se evalúa el examen, sino más cosas, lo que ayuda mucho a mejorar el rendimiento. En mi época, donde te la jugabas todo a un examen, ir o no a clase no importaba. Nadie te pedía un trabajo. Con estudiantes muy buenos, había resultados escandalosos: de una lista de 100, aprobar cuatro o cinco. Además, desde el principio fui representante de los estudiantes y me impliqué mucho en la facultad. En Granada, la Facultad de Ciencias tiene todos los títulos y no había un decano para cada uno, sino un decano global, y los estudiantes nos implicamos mucho en elegir quién ocupaba ese cargo. Estamos hablando de los años 80. Luchamos también por que hubiera profesores más cercanos a los estudiantes y nos implicamos mucho. Creo que el paso por la universidad es lo mejor que le puede ocurrir a una persona, por eso siempre animo a estudiar y a salir fuera. Desde luego, si uno tiene la suerte y la fortuna, como yo, de trabajar y haciendo gestión y ya, después, llegar a rector… Desde luego, cada cosa que me ha ido ocurriendo, lo defino como un regalo de la vida.
Si lo de rector se me da como enseñar, lo haré bien
P. ¿Qué sería para usted fracasar como rector?
R. No ser capaz de cumplir el programa electoral, porque si uno se ha presentado con un proyecto, lo que tiene que hacer es cumplirlo. Tenemos que ponerlo en la página web porque, muchas veces, los programas electorales desaparecen cuando termina la campaña.
P. O se olvidan.
R. También. Dije en campaña electoral que el programa estaría en la web. Lo estará para que quien quiera lo vichee. El primero en hacerlo tengo que ser yo porque se me puede olvidar, al igual que todo el equipo. Si hemos dicho una cosa, ¿qué pasa? ¿Ya se nos ha olvidado? La gente nos ha dado su confianza por el equipo y por lo que hemos dicho que vamos a hacer. Yo me sentiría fracasado como rector si no cumplo un porcentaje alto de mi programa y no he sido capaz de explicar los motivos de por qué no lo he cumplido. Lo que no puedas cumplir, explícalo siempre. Si dijimos que habría más transparencia, así tiene que ser.
P. También se podría hacer una encuesta de satisfacción rectoral, como se hace con los docentes.
R. Pues sí, se podría hacer, no tendría inconveniente.
P. ¿Ha ganado en cercanía haber estado en el Ayuntamiento?
R. Mi paso por la política local lo considero interesante. He aprendido y valoro más el trabajo de los que hacen esta política. A veces, desde fuera hacemos valoraciones despectivas de este tipo de política o, incluso, no lo valoramos. Es verdad que ha sido en la oposición, pero me ha dado la oportunidad de conocer a funcionarios del Ayuntamiento y su dedicación, como la de la interventora. Me han tratado muy bien en los casi dos años que he estado. Durante la pandemia perdí mucho contacto con los ciudadanos porque no había ferias, encuentros, actos o reuniones de asociaciones. Lo que hice en la campaña me permitió conocer los barrios de Córdoba muy profundamente. Me fui a Palmeras, Moreras o al Guadalquivir. Entré en casa de vecinos de estos barrios y vi cómo son sus condiciones de vida. Eso te hace tener un sentido de la realidad muy interesante. Hable también con agrupaciones de empresarios y de hosteleros. A mí me ha aportado ser concejal del Ayuntamiento de Córdoba, tanto humanamente como conocimiento de la ciudad. Conocía cómo funcionaban la universidad y la Junta de Andalucía porque ya había estado y, aunque no en la gestión directa del Ayuntamiento, al estar en comisiones, hablas y conoces cómo funciona todo allí. Pienso que donde uno esté siempre debe tener la actitud de aprender y de incorporar mucho background a tu vida personal.
El paso por la universidad es lo mejor que le puede ocurrir a una persona
P. Conoce el funcionamiento de la administración autonómica, ¿qué cree que será lo más complicado implementar?
R. Con la Junta tenemos, fundamentalmente, un modelo de financiación que ya está aprobado y no hay nada que hacer, sino ver cómo se implementa. Hay un acuerdo para este año que respetaré porque creo que es importante no llegar con esa ruptura. Parece que ese modelo le viene bien a la universidad porque la UCO es una institución con mucha investigación y eso sale más caro. Los temas económicos y de modelos son siempre complejos, sobre todo en época de crisis, cuando no hay recursos con los que complementar. Los modelos universitarios de financiación los he comparado con los de las Comunidades Autónomas. ¿Cuál está dispuesta a admitir que recibe menos recursos que el año anterior? Ninguna. Que se lo pregunten a los presidentes autonómicos. ¿Qué ha pasado? ¿Qué rector va a admitir que recibe menos presupuesto que el año anterior si somos conscientes de la necesidad que hay en la mejora de infraestructuras, menor ratio…? Un poquito más siempre. ¿Por qué no se concluye un modelo de financiación de las Comunidades Autónomas? Porque no es fácil ya que a la que le viene bien la dispersión geográfica, defiende ese criterio; a la que le viene bien la población, defiende eso; a la UCO le viene bien la experimentalidad y la investigación, por lo que defiende esos criterios; otra universidad que tenga menos experimentalidad, defiende otra cosa. Esto no se analiza fácilmente y necesita de mucho consenso, esfuerzo, diálogo y generosidad por todas las partes.
Luego está el tema de las autorización de las titulaciones, competencia de la Junta. Hay un mapa de titulaciones de 2010 que ya está más que culminado. Tenemos que dialogar y acordar un nuevo mapa porque no puede ser que las universidades públicas se queden sin avanzar con nuevas titulaciones mientras que las privadas sigan poniendo títulos y tengan carta blanca. Me parece que no. No digo que las privadas no tengan que poner titulaciones, pero lo que está pasando no puede seguir. Si uno analiza las titulaciones que han salido en la Universidad Loyola, hay una carta importante mientras que el sistema público andaluz está contenido. Tiene que haber un equilibrio. Por otro lado, es muy importante .a mesa de negociación entre la universidad y los sindicatos en la que se tratan cuestiones de personal, tanto del PDI como del PAS. Es muy bueno que se siga haciendo carrera vertical y horizontal y se debe negociar ahí. La UCO va a trabajar en ello, pero sería deseable que la Junta liderara esa negociación, convocando la mesa y dialogando. En campaña lo he dicho y he felicitado al presidente Juanma Moreno por dos acuerdos que han conseguido en esa misma línea en las profesiones sanitarias y en la mejora en los profesionales de Educación de Infantil, Primaria y Secundaria. Esos acuerdos con los sindicatos son muy buenos, pero le pido al Gobierno andaluz que convoque la mesa de negociación y que nos sentemos a hablar de las cuestiones a mejorar, como los tramos de los complementos autonómicos de los profesores. Se hizo una convocatoria en 2018 y no se ha vuelto a hacer. Yo lo he visto en el programa electoral del PP, que en esta materia tiene cosas muy interesantes. Quien lo haya redactado sabe de las necesidades que tiene la universidad. Tiene un mandato por delante y una mayoría más que suficiente para cumplir. Sentémonos a hablar con lealtad institucional, pero con los objetivos que nos hemos marcados unos y otros.
P. ¿La UCO se enfrenta a jubilaciones masivas durante los próximos años?
R. Sí. Hay un porcentaje importante tanto del PAS como del PDI que se jubilará, el 53%. Es verdad que ahí estamos haciendo las cosas bien y se está produciendo una entrada de jóvenes bastante importante. De hecho, uno de los problemas del colapso es que salen muchas plazas de Ayudante doctor y hay muchos candidatos. Eso es bueno, pero eso está provocando retraso en la resolución por lo que habría que meter más evaluadores y más personal. Algo tendremos que hacer para que no tardemos tanto, pero lo que sí está habiendo desde 2015 es más plazas de Ayudante doctor y más promoción. Lo que ha podido haber es lentitud en la resolución, pero falta de plazas, en mi opinión, no.
No puede ser que las universidades públicas se queden sin avanzar con nuevas titulaciones mientras las privadas tienen carta blanca
P. La política y la UCO es otra cuestión muy explotada en campaña. ¿El foco no debería haber estado en que la universidad no se decante por un partido en particular? Somos seres políticos por naturaleza.
R. Totalmente. Los universitarios somos sujetos políticos como cualquier otro, quien diga que no, se equivoca. Podemos estar más o menos afiliados a un partido, pero eso es secundario. Desde luego, el voto de una persona no debe influir en cómo debe gestionar la universidad, es esencial. Además, estoy convencido de que eso lo ha hecho José Carlos. Creo que ha gestionado la universidad independientemente de a quién haya votado en las elecciones, que puede haber cambiado. Las elecciones de la universidad no va de eso; no hay partidos. Durante la campaña han intentado llevar ese camino. A la vista está que no ha dado resultados. Aquí no se ha presentado ningún partido político. Cuando hice mi equipo de gobierno, no le he preguntado a nadie a quién vota o si tiene el carnet de algo. Me da igual. No va a de eso. ¿Es legítimo que cada uno lleve la campaña por donde quiera? Por supuesto. Políticamente, cada miembro universitario tiene sus propias ideas políticas y es bueno que las tenga y que participe. Estaría encantado que el Gobierno andaluz le hiciera un ofrecimiento a José Carlos y que lo acepte. Que Carmen Calvo haya llegado a ser vicepresidenta me parece una maravilla. Yo he sido Secretario de Universidades y, aunque he estado junto a un partido, he estado mirando a las universidades. Creo que esto de mezclar no da resultado.
P. ¿Se dio de baja del PSOE precisamente para evitar lo que finalmente acabó ocurriendo?
R. Cuando decidí que me iba a presentar a las elecciones pensé que mi afiliación al PSOE podía a ser un objeto de discusión y no quería que la comunidad universitaria tuviera la más mínima duda de dónde voy a centrarme y dónde va a estar mi prioridad. ¿Eso significa que yo siga teniendo mis ideas? Por supuesto. Para mi equipo he ido buscando hombres y mujeres de distintos centros y con acreditada capacidad de gestión.
P. ¿Cuatro años de primera toma de contacto y otros cuatro para afianzar objetivos?
R. No me planteo ni un solo día qué va a pasar dentro de cuatro años. Me planteo qué voy a hacer cada día para mejorar la universidad. No voy a estar pensando ni tomando decisiones pensando en que quiero repetir. He tenido mucha fortuna de haber gestionado muchos años como vicerrector, de ser Secretario de Universidades y la oportunidad y el regalo que tengo de estos cuatro años los voy a utilizar para intentar mejorar la vida de los universitarios y resolver problemas. Programar todo en la vida es un error absoluto. Hay que disfrutar el momento. Dentro de cuatro años, ya veremos dónde estamos. Ni en mis mejores sueños pensaba que pudiera estar viviendo esto. Siento que esta es la mayor oportunidad de servicio público que he tenido.
Me di de baja del PSOE porque no quería que la comunidad universitaria dudara de cuál será mi prioridad
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