Macarena Gómez: “No veo las series españolas”
Macarena Gómez (Córdoba, 1978) llega andando al hotel donde se va a hacer la entrevista. Podría haberlo hecho en paracaídas, ya que salta desde hace un tiempo. Pero lo hace a pie. La actriz, especialmente popular desde que interpreta a Lola en la serie La que se avecina, ya tiene una larga carrera en cine y televisión. Formada en Londres, su gusto por las alturas y las caídas libres refleja su debilidad por el cine de acción, la ciencia ficción y los títulos más puramente de género. Sexykiller es un ejemplo. Aguardan todavía los estrenos de Del lado del verano -dirigida por Antonia San Juan a la espera distribución desde hace tres años- y de Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia.
La entrevista empieza con una primera pregunta algo triste.
PREGUNTA. Un año negro. Han muerto muchos directores y actores españoles en lo que llevamos de 2013. Su compañera en La que se avecina, Mariví Bilbao falleció hace poco. ¿Cómo lo encajaron?
RESPUESTA. Mariví era una mujer llena de vida. Siempre nos decía que había hecho de todo y que no necesitaba nada más. No sabíamos que estaba enferma y todos nos quedamos en shock cuando murió. Pero luego, hablando entre los compañeros de la serie, nos dijimos: “Ha tenido de todo, ha sido muy feliz”. Y eso nos consoló.
P. Ella tenía 82 años, aunque siempre me dio la impresión de que parecía más joven...
R. Por su actitud y su personalidad. Físicamente sí te podías dar cuenta de que era una mujer de 80 años. Pero su energía vital era la de una chavalita de 30. Siempre nos decía: “Yo soy como una niña”.
P. ¿En su gremio se valora bien la experiencia?
R. ¿Se valora bien la experiencia?
P. Quiero decir...
R. Yo no sé si la gente la valora, yo desde luego sí. Para mí es un inmenso placer. Prefiero mil veces -siempre lo diré: mil veces- trabajar con un actor muy experimentado o tener una secuencia, un bis a bis, con Carmen Maura, Verónica Forqué o Juan Diego, que son actores hiperexperimentados, a tener una escena con un... bueno, un chico joven, un actor o actriz joven. O incluso con uno que tenga la misma experiencia que yo. ¿Por qué? Porque los que más saben son los más sabios. Han vivido ya tanto, que realmente luego son los mejores compañeros.
Prefiero mil veces trabajar con un actor muy experimentado como Carmen Maura, Verónica Forqué o Juan Diego, a tener una escena con un chico joven, un actor o actriz joven
P. ¿Cómo se aprende más, con un actor veterano al lado o con tres años de escuela de Arte Dramático en Londres?
R. Uy... Lo ideal es estar tres años en Londres y luego trabajar con un veterano. Esa es la combinación perfecta. Los veteranos siempre te dan pistas de cómo llevar tu carrera. Siempre recuerdo el caso de Verónica Forqué. Cuando un actor tiene que hacer una secuencia muy dramática y no le sale, te dice: “Chiquilla, si hoy no lo encuentras, pues no lo encuentras”. Es decir, no te amargues la existencia. Hay días que te levantas y depende de lo que hayas soñado, comido, o lo feliz que seas en ese momento, no puedes encontrar la emoción que requiere tu personaje en ese momento para esa escena. Por eso, yo creo que muchos actores nos empezamos a comer la cabeza intentando encontrar una explicación, nos angustiamos porque no encontramos lo que queremos. Y ahí están los veteranos que nos dan la clave: si no puedes hoy, no puedes. Y ya está.
P. ¿Y los directores lo entienden?
R. ¿El qué?
P. Pues esos pequeños handicaps que puede tener un actor y que un día le hagan decir, mira, es que no sale...
P. Depende del director. Hay directores que sí y hay directores que no. Hay veces que tienes una escena dramática en la has de llorar y el director está tan pancho hablando contigo. Hasta puede que te cuente un chiste. Y al minuto, te dice: acción. Y tú te preguntas, ¿acción, pero qué acción? O sea, no. Necesito mi tiempo. Hay directores que entienden eso y otros que no. Los hay que tienen tanta sabiduría o experiencia, incluso la gente que trabaja en el equipo técnico, como el ayudante de dirección, el maquillador, que lo entienden. Pero otros no. Depende de la experiencia de cada uno o de lo bueno que sea ese profesional. Yo, por ejemplo, he tenido escenas hiperdramáticas en las que he llorado y cuando ha venido la maquilladora a retocarme, ni me he enterado. Porque ella sabe que es mi momento y que necesito concentración. Y me respetan. Esa es la clave: respetar el trabajo del otro. Pero hay situaciones en los que a lo mejor la maquilladora te está contando un chiste. ¿Pero cómo te atreves a contarme un chiste en este momento? No. O sea, respétame. Yo respeto tu trabajo.
Cuando un actor tiene que hacer una secuencia muy dramática y no le sale, Verónica Forqué te dice: "Chiquilla, si hoy no lo encuentras, pues no lo encuentras". Es decir, no te amargues
P. ¿Existen de verdad los directores de actores?
R. Sí. Hay grandes directores técnicos y grandes directores de actores. Y algunos que son ambas cosas. El mejor director de actores con el que me he encontrado es Benito Zambrano, que es maravilloso. También me gusta mucho Manolo Iborra, que es el marido de Verónica Forqué. Por haber vivido tantos años con la Forqué creo que ya sabe perfectamente cómo es un actor. Me gusta mucho cómo me dirige.
P. ¿Alguno con el que no haya trabajado todavía?
R. ¿Con el que me gustaría trabajar? Hombre, siempre se ha dicho que el mejor director de actores es Pedro Almodóvar. Pero creo que es demasiado... a lo mejor no da tanta libertad. No lo sé porque no he trabajado con él, pero creo que no te da tanta libertad a la hora de actuar.
P. He leído que él mismo actúa delante de los actores y les dice. “Ahora, hazlo igual”.
R. Bueno, hay algún director que tiene la tendencia de hacerte el gesto [hace un gesto teatral]. Yo personalmente le digo, chico, pues no. Claro que el día que tenga delante a Pedro Almodóvar no le voy a decir eso.
He tenido escenas hiperdramáticas en las que he llorado y cuando ha venido la maquilladora a retocarme, ni me he enterado. Porque ella sabe que es mi momento y que necesito concentración
P. ¿Se considera una actriz de método? ¿De esas que se lleva el personaje a casa?
R. Para nada. A lo mejor, si estoy haciendo un personaje dramático puede que me lo lleve a casa, pero no porque yo lo decida, sino porque si llevas dos semanas preparando un personaje que tal vez ha vivido un trauma o está pasando por un momento muy dramático en su vida, es lógico que llegues a casa y haya un poso de tristeza o emoción que te quede. Pero no es algo premeditado. En general, no me pasa. Puedo terminar una secuencia hiperdramática e irme luego de cañas tan contenta. No me voy a ir a casa a seguir sufriendo. No. Eso es un rollo, aunque hay gente que lo hace.
P. ¿Cómo llegó a Londres?
R. ¿Cómo? En avión [sonríe]. Con 14 o 15 años le dije a mis padres que quería ser actriz. Yo era muy buena estudiante, me encantaba. Y me gustaba mucho el inglés.
P. ¿Dónde estudió?
R. En las Teresianas. Así que les planteé a mis padres ir a Estados Unidos y hacer tercero de BUP allí para aprender inglés. Y luego me iría a Inglaterra a estudiar. Yo ya me había informado un poquito; conocía el tema porque había coincidido con un actor inglés que me aconsejó. Y, bueno, tuve la suerte de que mis padres pudieron enviarme a Estados Unidos y luego a Inglaterra. Y lo hice. Fui muy feliz en los dos sitios. Puede que la cultura anglosajona no me guste tanto y que los ingleses me resulten personas muy difíciles y complicadas, pero mi proceso de aprendizaje en esos tres años en Londres fue muy bueno. Fui una alumna que no sufrió nada. Siempre se dice que en las escuelas de Arte Dramático, según el método o los profesores, se defiende que el aprendizaje es una especie de profundización en tu pasado para sacar emociones. Ya sabes, estas cosas complicadas de los actores… Esa idea de que mientras más sufras mejor actor eres. Eso es mentira patatera. Yo a Londres fui, estuve mis tres años, hubo cosas de las que no me enteraba de nada (risas) y me lo pasaba muy bien. Sobre todo noté que no había competitividad entre los estudiantes. Pero es que yo tenía las cosas muy claras: me iba a ir a Londres a aprender y luego regresar a España. Con lo cual, me daba igual ser la peor alumna de todas o la mejor. Sabía que iba a regresar.
El mejor director de actores con el que me he encontrado es Benito Zambrano, que es maravilloso
P. ¿Tiene idea de volver a irse, ahora que hay tantos profesionales como actores o directores que se están yendo?
R. A mí me encantaría. Pero tampoco voy a decir que soy Penélope Cruz y que me llueven los guiones.
P. Pero ya tiene el idioma.
R. Sí, pero no hay tanta oferta ni se hacen tantas cosas. Me encantaría trabajar en Europa. Me encantaría hacer una película francesa o con Michael Haneke o con el argentino afincado en Francia Gaspar Noé.
P. Le gusta el cine europeo pero también es amante del cine de género puro y duro. Además, ya ha hecho varias películas de género.
R. Claro, yo es que consumo todo tipo de cine y me gusta hacer todo tipo de cine. Depende del estado de ánimo. Hay días que se levanta nublado y no me apetece ver un drama, así que me meto en el cine a ver una de ciencia ficción. Otros días, en cambio, estoy superentusiasmada y me meto a ver un documental. Bueno, no, que documentales veo pocos. Pero a lo mejor me meto a ver una película iraní, sí he dormido mucho y muy bien (risas). Pero si he dormido poco y tengo sueño, me meto a ver una de Tom Cruise porque no quiero pensar nada y solo quiero dejarme llevar por las imágenes.
Esa idea de que mientras más sufras mejor actor eres, es una mentira patatera
P. Ahora ha rodado con Álex de la Iglesia Las Brujas de Zugarramurdi. Nunca sé catalogar los géneros de sus películas.
R. Yo tampoco.
P. En este caso, ¿de qué estaríamos hablando?
R. Mezcla mucho la comedia con... Es una mezcla entre Antes del amanecer con las últimas de Tarantino, como Death Proof. Es una locura.
P. ¿Y rodar con él es tan bestia como parece? Porque sus películas son como una falla valenciana.
R. Sí, es cierto. Si el guion dice que te tienes que tirar desde un primer piso, a Álex le encantaría que lo hicieses de verdad. Mi primer día de rodaje fue a las cinco de la mañana. El suelo estaba empapado de lluvia y tenía que coger un coche de los años ochenta y hacer una escena de acción. Conducirlo y hacer una curva de 90 grados. El dueño me decía que como el coche no tenía tracción trasera se me podía ir, así que me aconsejaba ir a 40. Álex no y me gritaba (imitando sus gritos): “¡Tienes que ir lo más rápido posible!”. ¿A quién le hacía caso, al director o al conductor? En la tercera toma me estampé contra el muro.
P. ¡Una toma perfecta!
R. Por lo visto les encanta y la van a poner en el making off. En fin, tuvieron que arreglar el capó y repetirla al día siguiente. Álex es muy vertiginoso pero me gustan los directores así. Me gusta el riesgo. Si hay que tirarse desde dos metros, prefiero hacerlo yo. Teniendo los ligamentos rotos y todo, pero me tengo que tirar yo. Hay actores que estas cosas les siente mal pero a mí no. Por eso creo que me cogen para todas las películas de acción.
P. ¿Sesiones de gimnasio?
R. En Sexykiller estuve yendo seis meses al gimnasio. Es que estas cosas me gustan. Normalmente, cuando tienes que hacer cositas de riesgo, sin no las haces es porque tienes miedo y te bloquea. Pero si no lo tienes, las haces.
P. ¿Y está haciendo el cine que pensaba cuando estaba estudiando en Londres?
R. Estoy haciendo mucho mejor cine del que pensaba (levanta la mano derecha estirando el índice). Te juro que nunca lo pensé. Yo estoy contenta. Toco madera porque ya sabes cómo es esto y a lo mejor dentro de dos años no tengo trabajo. Ya ha habido etapas sin trabajo en las que lo he pasado muy mal. Pero si miro hacia atrás, he trabajado mucho y he hecho bastantes cosas.
Hay una frase muy típica entre los actores. "¿Te ha salido una serie? Nena, no la pierdas. Agárrala bien". Ahora mismo la tele es lo que da de comer
P. La televisión da esa tranquilidad a los actores. Al menos saben que van a tener una cierta regularidad económica.
R. Yo ahora tengo una especie de serenidad porque sé que tengo la serie. Cuando acabe la temporada habrá uno o dos meses de incertidumbre y te digo yo que... Bueno, vosotros, siendo periodistas lo sabéis igual que yo. Se pasa muy mal. Hay una frase muy típica entre los actores. “¿Te ha salido una serie? Nena, no la pierdas. Agárrala bien”. Ahora mismo la tele es lo que da de comer.
P. ¿Qué opinión tienes de las series actuales?
R. No tengo ninguna porque no las veo.
P. ¿No ve series españolas?
R. No.
P. ¿La suya?
R. (Breve silencio) La veo cuando puedo, cuando tengo tiempo. Las grabo y cuando acaba la temporada... Pero vamos, tengo seis CD todavía en mi casa para ver. Yo es que soy una chica muy ocupada. Si la emiten un domingo, no me voy a ir a mi casa a verla exclusivamente. Me la graba mi papá u otro amigo mío o las compro. Y las veo... más tarde (sonríe).
P. ¿Y repasa sus actuaciones? Para decir, mira, aquí la he cagado, aquí lo he hecho de puta madre.
R. La peli la veo el día del estreno o del segundo estreno. Por otro lado, he tenido que repasar todo lo que he hecho para hacer mi video book y mi página web. Y me costó, porque hay películas en los cajones que ni se han estrenado. ¿Sabes lo que fue contactar con productoras que a lo mejor habían cerrado ya? El caso es que vi trabajos míos que ni me sonaban. Y cuando lo tuve que revisar para mi web me he encontrado cosas que me impresionan. Y para bien, no para mal.
P. ¿Es usted de comprar o de descargar?
R. Yo no sé descargar. Soy torpe. Pero no por tonta, sino por falta de interés. No me he descargado una película en mi vida, no sé cómo se hace.
P. ¿Tiene videoteca de CD en casa?
R. Yo soy muy de ir al cine. Llevo dos semanas sin ir al cine y tengo un mono horroroso. Y no voy más por falta de tiempo. El hecho de ir al cine y verlo en una sala es incomparable.
P. ¿Recuerda la primera vez que se vio en la pantalla de un cine?
R. No recuerdo lo que sentí exactamente. Fue en el estreno de una película que hice que se llamaba Dagon. Recuerdo el día del estreno en Sitges. Hasta me acuerdo de lo que vestía pero no me acuerdo de qué sensación tuve cuando me vi. Estaría nerviosísima y seguramente no me enteré de nada de lo que estaba sucediendo.
P. Y ahora, después de tantas películas, ¿cómo se ve?
R. El primer día del estreno me pongo muy nerviosa. Me suelo gustar cuando me veo, no me escondo en la butaca. A veces me digo, ay, por qué hice eso, tenía que haber hecho esto otro, o por qué dije la frase así. Me acuerdo del día en que rodé esas escenas y me da rabia, eso es cierto.
P. Y una cinéfila como usted, ¿qué piensa de la subida del IVA?
R. La subida del IVA ha afectado en todos los aspectos de la sociedad. Los actores y los que nos dedicamos al cine nos preguntamos (escenificando el enfado) ¿por qué han tenido que subirlo? Y yo digo, bueno, es que eso mismo se lo pregunta el dueño de un restaurante. La crisis está afectando en todos los ámbitos. No creo que por ser actor o dedicarte a esta industria te tengas que sentir especial y que no te afecten estas subidas. ¿La subida del IVA ha hecho que baje el número de espectadores en las salas? No me dedico a hacer estadísticas y no sé si ha afectado o no. (Silencio) De verdad, no me quiero mojar aquí porque me gustaría que se hiciera un estudio en que se demostrara que sí, que está hipercomprobadísimo que ha bajado la taquilla por la subida de las entradas.
La crisis está afectando en todos los ámbitos. No creo que por ser actor o dedicarte a esta industria te tengas que sentir especial y que no te afecten subidas como el IVA
P. ¿Cree que el cine puede tener problemas más importantes que el incremento del IVA? Como por ejemplo, que películas como la que ha hecho bajo la dirección de Antonia San Juan haya tardado tres años en encontrar distribución.
R. Sí, pero es que claro, el distribuidor no se arriesga a distribuir una película que no sabe si va a tener éxito o se va a dar un batacazo. El principal problema es que la crisis económica ha afectado a todo el mundo. Y en qué afecta: pues en ir menos de cañas, de compras y al cine. El dinero que te queda te lo gastas en cosas de primera necesidad, como alimentarte. Por ahí se puede explicar un poco lo que está pasando. Y eso es lo que pienso ahora. Pero a lo mejor dentro de un año se demuestra que la gente ha dejado de ir al cine por la subida de los precios de las entradas. Aunque yo, si te digo la verdad, cuando voy al cine ni me doy cuenta de lo que he pagado. Tal vez estoy quedando un poco pedante diciendo esto y parece que no miro el dinero, pero es que yo no he dejado de ir al cine porque cueste más. Y siempre cuento la anécdota de una amiga mía actriz que cuando le digo de ir al cine me dice que no, que es muy caro, que mejor ir a tomar algo. Y yo le digo, ¡pero si en los bares han subido el IVA también! Al menos haz algo que esté vinculado con la profesión. Además, ir a ver una película siempre es más interesante que irte de cañas.
Me gustaría que se hiciera un estudio en que se demostrara que sí, que está hipercomprobadísimo que ha bajado la taquilla por la subida de las entradas
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