Un diálogo entre Paco Serrano y la Orquesta de Plectro de Córdoba
El estreno de Fantasía para el 40ºFestival tuvo lugar en el Teatro Góngora, una composición del guitarrista Paco Serrano y Juan Luis González, director titular de la Orquesta de Plectro de Córdoba, y que concitó suficiente interés como para que quedara localidad alguna por ocupar.
Propuesta por la organización del festival, esta obra, y así insistió Juan Luis, pretende aunar una serie de “citas guitarrísticas” por parte de algunos de los más grandes momentos que vividos en los pasados 39 años del Festival de la Guitarra de Córdoba. Así, pudimos ver pinceladas de Paco de Lucía, Tárrega o Leo Brouwer. El resultado fue un ameno paseo por las músicas del mundo que tan bien han sembrado su huella en Córdoba. Una musicalidad que, invitando al regusto de los sentidos, sumergió al público en imágenes propias del cine costumbrista español.
La realidad es que escuchar a la Orquesta de Plectro de Córdoba siempre es todo un lujo. Cuando hablamos de una orquesta de plectro, uno espera envolverse en renacimiento y volver a la cara más dulce del pasado medieval. Esto no fue lo que se presentó en esta ocasión, pues se optó por sonidos frescos adaptados a la más pura contemporaneidad. Sonidos de hoy en día propiciados por una orquesta donde la característica principal es la juventud de sus integrantes.
Paco Serrano fue el encargado de aportar el aire flamenco a la jornada. En cuanto a su faceta como compositor, destacaron sus guajiras llenas de sabor a ida y vuelta, aunque con fuerza, arraigadas en la solera. No obstante, su ejecución de la taranta de Paco de Lucía fue sin duda lo que deslumbró sobre las tablas, momento en el cual la orquesta se ocupó de dotar a la pieza de un inesperado dinamismo.
Para concluir el repertorio ejecutaron una farruca, composición de Manuel de Falla; La danza del moliner del ballet El sombrero de tres picos, que a modo de fin de fiesta, dejó al público con la miel en los labios. Un repertorio en el que fueron indispensables la bandurria de Elena Caro y los laúdes de Celso García y Francisco León.
Por otro lado, en vez de apostar por la fluidez entre la orquesta y la guitarra de Paco Serrano, se propuso un diálogo. Un perfecto diálogo que tuvo como medio la cuerda, en el que entre réplica y réplica, asomó la gracia, pero también la complejidad, de la sencillez. En resumidas cuentas, una atractiva propuesta clásica cargada de flamencura.
0