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La lluvia resucita al Guadalquivir y mete en los embalses de Córdoba el agua que se bebe la ciudad en dos meses

Crecida del río Guadalquivir tras las últimas lluvias

Alfonso Alba

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Cuando llueve como debe, Córdoba es una de las provincias de España que mejor aprovecha los recursos por la intensa regulación de sus ríos y arroyos. Las lluvias intensas de esta semana, que no han sido ni mucho menos excepcionales, han permitido volver a ver cómo arroyos y ríos han resucitado. Históricos parajes de Sierra Morena como los Baños de Popea vuelven a tener agua, tras meses completamente secos. Los arroyos bajan alegres. Y el Guadalquivir, el río grande de Andalucía, vuelve a ser lo que fue.

Gracias a estas lluvias, a estas alturas ya han entrado en los embalses que suministran a Córdoba capital el agua que la ciudad se bebe en dos meses. Y lo consigue por dos motivos. Primero porque uno de los lugares en los que más ha llovido esta semana ha sido precisamente en la cuenca del embalse del Guadalmellato y de San Rafael de Navallana. Y también porque se han puesto a funcionar las bombas que permiten aprovechar el agua de la crecida del Guadalquivir y aportarla a los embalses.

La resurrección del Guadalquivir es un hecho. Este mismo miércoles, el caudal era mínimo. El río prácticamente había dejado de fluir. En el azud de Alcolea, el caudal era de medio metro cúbico por segundo. En la madrugada de este viernes, el caudal ha llegado a superar los 250 metros cúbicos por segundo. Ya durante la mañana se ha estabilizado en algo más de 75 metros cúbicos por segundo. En el azud de Casillas, el río lleva una profundidad media de medio metro. De madrugada alcanzó un pico de 80 centímetros. Son cifras que señalan que hay caudal, que el Guadalquivir vuelve a moverse, aunque lejos aún de provocar problemas (solo a partir de los 1.000 metros cúbicos por segundo en Alcolea).

Pero este incremento del cauce se debe a las lluvias de esta semana y a que los arroyos han crecido. Hasta hace un par de años, las crecidas del río acababan en el mar. Pero ahora se aprovecha parte de su caudal para los embalses.

Con la activación del decreto de sequía en 2021, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir inició obras de reactivación, arreglo o mejora de varias estaciones de bombeo. Es un sistema simple. Se coge el agua que baja por el Guadalquivir y se bombea al interior de los embalses. Este sistema funciona en tres presas fundamentales: el Arenoso (cuyas obras han acabado este mismo año), San Rafael de Navallana y La Breña II. El Arenoso y La Breña II son embalses que funcionan exclusivamente para regadío. Pero Navallana es clave para el abastecimiento de la ciudad de Córdoba.

De hecho, entre las aportaciones y el bombeo, Navallana ha ganado ya dos hectómetros cúbicos de agua gracias a estas lluvias. Por su parte, el Guadalmellato ha conseguido otro hectómetro más. Está previsto que en las próximas horas lleguen más aportaciones y aumente la reserva. Con esta cantidad ya habría recursos suficientes para dos meses del consumo de agua de Córdoba ciudad.

Esto evidencia el sistema hídrico optimizado que tiene una provincia como Córdoba, que es además la que más capacidad de retención de agua tiene de toda Andalucía. En los embalses de Córdoba caben 3.320 hectómetros cúbicos de agua. Ahora mismo hay 532 hectómetros cúbicos de agua. En apenas 48 horas han entrado 21 hectómetros cúbicos a los embalses de toda la provincia. Eso ha permitido que la reserva haya pasado del 15% al 16%. Es poco pero es algo.

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