SEMANA SANTA DE CÓRDOBA
La Pasión en Priego de Córdoba sabe a palillo de leche y canela

El gusto no es un sentido olvidado en Cuaresma, ni en Semana Santa. Todo lo contrario. Porque la gastronomía también forma parte de este tiempo. Para el paladar goloso, sin duda, sobresalen torrijas y pestiños, comunes en toda España. Sin embargo, en cada localidad existe un producto típico. A modo de ejemplo, en Priego de Córdoba existen los palillos de leche y canela. Un dulce cuya receta es tremendamente fácil de ejecutar y cualquiera puede llevar a cabo.
Se trata de un palito, más o menos alargado, cuyos ingredientes son de andar por casa. Ana María Gutiérrez explica a Cordópolis que son necesarios: un huevo, 250 gramos de azúcar, una cucharada de canela molida, 100 mililitros de leche entera –“y si es fresca, mucho mejor”-, otros 100 mililitros de aceite de oliva –“de la variedad que guste, pero que sea de cosecha tardía”- y 600 gramos de harina de trigo. Con todos esos elementos, una sartén y otro tanto del oro líquido de esta tierra ya estaría, como dicen ahora.
La elaboración es sencilla, como señala Ana María. Ella es de Jaén, pero conoce bien el recetario andaluz. No en vano, forma parte de la Academia Andaluza de Gastronomía y Turismo. Su trabajo de difusión del yantar de la región destaca sobre todo en su blog, que es casi más una web: cocinandoentreolivos.com. Dicho espacio lo abrió en 2007, y con él continúa, lo que da muestra de la acogida que tiene. De vuelta al dulce que ocupa este reportaje, los pasos son básicos.

¿Cómo se hace?
Indica Ana María Gutiérrez que el palillo de leche y canela “también se hace en otros municipios, como Carcabuey”. Lo primero es colocar en un recipiente amplio, como una fuente, por ejemplo, los ingredientes líquidos. Esto es, el huevo, el aceite y la leche. “Los mezclamos un poco con una varilla o un tenedor y ya se añaden los ingredientes secos: el azúcar, la canela, los mezclamos un poquito si queremos, y la harina la incorporamos poco a poco”, cuenta la divulgadora de cocina andaluza.
Llegado ese punto, la harina se agrega mientras se baten todos los elementos. “Es una receta tan fácil que no hace falta ni batidora”, subraya Ana María. “Primero, como está muy líquido, nos ayudamos de una cuchara, y cuando lo tengamos más consistente lo terminamos de amasar con las manos, hasta que esté todo integrado y sea una masa homogénea y suave”, prosigue. “Cogemos bolitas sobre la superficie de trabajo y las estiramos; hay quien los hace pequeñitos y quien los hace más alargados”, añade.
Quizá lo más apropiado, según la receta de Priego de Córdoba, sea de una longitud de un dedo. Hecho todo lo anterior, comienzan a freírse los palillos en tandas. “El truco más importante es que el aceite esté a una temperatura media”, comenta la editora del blog cocinandoentreolivos.com. “Cuando están fritos y dorados, los sacamos, con cuidado porque están muy tiernos y se nos pueden romper”, resalta. Una vez fuera, y cuando ya se hayan enfriado, los palillos de leche y canela se pueden disfrutar.
Unido a Jesús Nazareno y al hornazo
Tan tradicional dulce se degusta en la localidad de la Subbética en Cuaresma y Semana Santa, pero mucho más especialmente el Viernes Santo. Entonces, el municipio vive su día grande dentro de la Pasión. Porque tiene lugar la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la advocación que mayor fervor genera en la mayoría de la provincia. En este contexto, el lugar donde no debe faltar el palillo de leche y canela es en el Calvario. Ahí la devoción y la gastronomía se unen, por muy vano que pueda sonar. No lo es.
Precisamente en ese punto de Priego de Córdoba la imagen atribuida al círculo de Pablo de Rojas, esto es, de finales del siglo XVI, bendice otro producto típico de la localidad. Se trata del hornazo, que tiene otra elaboración muy sencilla. Sólo se requiere harina, agua, sal y huevos. Lo más difícil, aseguran, es darle a la masa la forma tradicional de gallina. Ahí está la habilidad de cada cual. A todo esto, este plato está abierto a otras figuras debido a la imaginación o el deseo de innovar.
Así, quien quiera vivir de pleno la Semana Santa prieguense tiene tres objetivos: seguir la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, asistir a su bendición de los hornazos y probar tanto estos como los palillos de leche y canela. El Viernes Santo en ese instante alcanza todos los sentidos. Y si uno no puede desplazarse al municipio de la Subbética puede probar en la cocina de casa a preparar sus palillos de leche y canela. Es a lo que sabe la Pasión de Priego de Córdoba.
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