Del triunfo ante el Plus Ultra a la más reciente decepción
El Córdoba sólo ganó en la primera de sus siete visitas al filial del Real Madrid, allá por la campaña 1957-58, y cayó de forma dolorosa en la última, con el 4-0 del pasado curso
Es colista, pero sus números indican que no se trata de un rival sencillo. Después de un inicio realmente negativo, encadena tres victorias y cuatro jornadas sin conocer la derrota. Está en un buen momento y no quiere que éste termine. Encima, el historial que comparte con el Córdoba le genera una leve sonrisa. Todo lo contrario le sucede al conjunto blanquiverde, que apenas recuerda cuál fue la única ocasión en que logró el triunfo en una visita al Real Madrid Castilla. El filial blanco tiene la balanza a su favor desde el último encuentro que ambos equipos disputaron en la capital de España, un partido que todavía escuece a quien se atreva a mirar hacia atrás. No es necesario un viaje largo para encontrar ese precedente, pues se dio hace apenas unos meses. En la matinal del Domingo de Ramos del año que se escapa el cuadro califal recibió un duro correctivo en el Alfredo Di Stéfano. Ese día, la escuadra dirigida aún por Berges no hizo, como quien dice, acto de presencia sobre el verde y terminó con cuatro goles en el equipaje. Jesé y Morata, los dos por partida doble, se encargaron de destrozar a un visitante que hasta entonces sólo había claudicado una vez.
Reciente está el recuerdo más doloroso de los duelos entre el Real Madrid Castilla y el Córdoba con el primero como local. Mucho más lejano se halla el más dulce. Apenas la memoria permite a unos pocos rememorar el único triunfo blanquiverde en el campo del segundo equipo blanco. Tanto tiempo ha transcurrido que ni siquiera el rival tenía el nombre actual. Porque la victoria del conjunto califal se produjo cuando este filial se llamaba Agrupación Deportiva Plus Ultra. Sucedió en la temporada 1957/58, con los dos equipos en el Grupo Sur de Segunda. Los califales se encaminaban a su cuarto aniversario y deseaban sellar su continuidad en la categoría de plata, en que cumplían su segunda participación. El escenario de la contienda en aquella ocasión fue nada más y nada menos que el Santiago Bernabéu, donde los dos cuadros se volvieron a ver las caras alguna vez más. Y en un lugar tan señalado, el Córdoba se impuso por 3-4, con goles de Espina, por partida doble, Guillamón y un Roque Olsen que inició su andadura en tierras andaluzas ese mismo campeonato tras siete años en la disciplina del Real Madrid.
Aquel triunfo quedó como un espejismo para los siguientes duelos que se habían de sumar al historial compartido de los dos equipos, que se midieron en la capital de España hasta en siete ocasiones, cuatro de ellas con el filial blanco bajo el nombre de Plus Ultra. Las tres posteriores se dieron en ese tramo final de la década de los cincuenta, antes de que el conjunto madrileño pasara a formar parte del Grupo Norte y de que el Córdoba lograra el ascenso a Primera. Los tres encuentros terminaron con el mismo signo. La igualdad no se rompió en ninguno de los casos, con un primer empate a dos en la campaña 1958-59 y con sendos a uno en las dos siguientes. Fue en el partido del curso 1960-61 cuando el duelo tuvo lugar en el Velódromo de Ciudad Lineal. Un dato para curiosos, en el campeonato anterior el tanto del cuadro local lo hizo Villa. Lógicamente, nada tenía que ver aquel jugador con el actual entrenador del conjunto califal.
Tras esos choques, hubo que esperar algo más de veinte años para que el Córdoba volviera a visitar al filial blanco. Lo hizo en la temporada 1981-82, ya con el nombre de Castilla que mantuvo hasta 1990. En esa ocasión, también en Segunda -siempre se midieron los dos equipos en la categoría de plata-, se repitió el empate a uno con que se habían despedido décadas atrás. El autor del tanto madridista fue un tal José Miguel González Martín del Campo. Si así no es reconocido, quizá lo sea por Míchel. Fue ésta la última visita al segundo equipo del Real Madrid en que consiguió sumar la escuadra blanquiverde, que ya en la campaña 1982-83 cayó derrotado por 2-1. En ese encuentro marcó otro de los grandes nombres del cuadro merengue en el pasado más reciente. Un tal Emilio Butragueño igualó un gol inicial de Monzón que al final no sirvió para nada, pues en el último suspiro López Miro dejó los tres puntos en la capital de España.
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