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Más allá del fin de temporada, la normalidad en el fútbol tardará en llegar

Los jugadores del Córdoba celebran un triunfo con la afición | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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Es el tema principal de los últimos días. Perdida la cotidianidad, tanto a nivel social en todos los ámbitos como, por ende, en materia informativa, el asunto parece esencial. Y lo cierto es que sólo se trata de una teoría difícil de llevar a la práctica a corto plazo. Al menos así lo reflejan la situación y las posturas que comienzan a verse por parte de las autoridades. El Córdoba como el resto de clubes afectados está pendiente desde el pasado martes de la decisión que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) pueda tomar en relación al final de la presente temporada. La idea es dar por acabada la campaña, sin que haya descensos y sí un play off exprés. Pero, con la vista puesta en un período más amplio, ¿cuándo se va a retomar la normalidad absoluta no sólo en los estadios de fútbol sino en todos los recintos deportivos? La previsión indica que es probable que no suceda hasta el año próximo.

Como punto de partida se encuentra la proyección realizada por Italia, el país europeo más golpeado por el Covid-19. Porque todo esto es consecuencia de la pandemia por el coronavirus con origen en la ciudad china de Wuhan. En la nación vecina, ya existe un plan de desescalada del confinamiento, que va a ser progresivo. Tanto es así que la intención es que los estadios de fútbol, por ejemplo y junto a otros escenarios como las discotecas, estén cerrados al público hasta marzo de 2021. Así lo recogieron a lo largo del sábado diferentes medios, entre ellos el deportivo Marca. Eso sí, la idea del Gobierno de Giuseppe Conte es que la Serie A retome el pulso en mayo. Sería, visto lo visto, sin asistencia de espectadores en las gradas.

No muy distinta ha de ser la realidad en España, el segundo país más golpeado por la enfermedad en Europa. De entrada, el presidente, Pedro Sánchez, anunció la tarde del sábado una nueva prórroga del estado de alarma. Éste es un hecho que ya se veía venir desde días atrás. Este domingo expone la iniciativa a los dirigentes autonómicos y durante la semana va a solicitar la aprobación en el Congreso. El confinamiento, con leves y parciales desescaladas, como la salida de los niños a partir del 27 de abril, se va a prolongar de esta forma hasta el 9 de mayo. Hasta entonces es imposible que se recuperen las competiciones, así como otras actividades de carácter social como los conciertos de música o las funciones de teatro. Al menos así es en principio, dado que se busca evitar un nuevo rebrote de Covid-19.

Por tanto, por mucho que decida la RFEF parece poco probable que la actividad con cierta normalidad, que no lo va a ser, vuelva a corto plazo. En caso de hacerlo durante el mes de mayo, está claro que difícilmente ocurra con público. Esta perspectiva es la que ya tenía LaLiga para lo que resta de temporada en Primera y Segunda pues la patronal manejaba la opción de disputar los partidos con un máximo de 100 personas en los campos. La cuestión no es tanto lo que ocurra en fechas venideras sino cuál es el panorama más a medio y largo plazo. En este sentido, el Gobierno también plantea un final de confinamiento y regreso a la vida social por fases, las cuales irían sobre el papel en verano y después entre otoño e invierno. Además, las recomendaciones de los científicos parecen ir encaminadas a que la desescalada tenga lugar de forma similar a la italiana.

De hecho, en España ya hay gobiernos autonómicos que aseguran que la normalidad no va a ser tal cuando el estado de alarma termine. Es el caso de Madrid, donde fue en realidad el alcalde de la capital y no la presidenta de la comunidad, quien avisó de las circunstancias próximas. José Luis Martínez-Almeida habló de la necesidad de no efectuar eventos con asistencia masiva de público, como pueden ser precisamente citas deportivas o culturales. Todo hace indicar de esta forma que la cotidianidad en el fútbol, con las aficiones en las gradas, no va a llegar hasta dentro de un buen puñado de meses. Menos aún con la presencia de seguidores visitantes en los estadios pues se presupone una limitación de movimiento a lo largo de este proceso.

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