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La ruina cordobesista de la 'triple J'

Jaime Romero, en el 0-4 ante el Lugo | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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Llegaron en el verano de 2017, aquel periodo turbulento en los estertores del mandato de González en el que se anunciaban los fichajes con un estilo de lo más peculiar: en paquetes -de un modo premonitorio-, por el vídeo marcador en medio de un partido o por las redes sociales con jueguecitos como el test de Rorschach. Por todos ellos se pagó un buen dinero en un club cuyo modus vivencia era -y siguió siendo después- el mercado de agentes libres, jugadores cedidos o salarios mínimos. Jona, Jaime Romero y Josema. Un reputado goleador en Segunda, un extremo de talento recién descendido de Primera y un central de proyección al que querían, según se dijo, el Real Madrid y el Barcelona entre otros.

La triple J. Fichajes estelares que llegaron de la mano de Joaquín Vigueras, agente que en los últimos tiempos ha realizado un buen número de operaciones con el club de El Arcangel. Alguna fue una bendición, como la llegada de Sergi Guardiola, que recaló en la entidad como un trotamundos que no había echado raíces ni en Segunda ni en Segunda B y había tenido que emigrar a Australia. Ahora es de Primera y el Córdoba salvó los muebles en su tesorería gracias a su traspaso al Valladolid. Los otros tres no se sabe dónde acabarán, aunque sí está claro que no vestirán más la camiseta blanquiverde. Todos terminaron rompiendo su vínculo con un Córdoba en el que fracasaron.

Esta última semana se desvincularon Jaime Romero y Josema. El primero es el que más partidos jugó con el Córdoba: un total de 50. Marcó dos goles y repartió cuatro asistencias. Se lesionó muchas veces. Nunca terminó de adaptarse. El cierre del ciclo fue dantesco, con el técnico Rafa Navarro señalándole -sin nombrarlo- en una rueda de prensa en la que se habló de “falta de profesionalidad”. El Córdoba consiguió dar por terminada una extraña relación con Jaime Romero tras el descenso a Segunda B.

El albaceteño recaló en el cuadro califal en verano de 2017. Supuso de hecho un desembolso de 500.000 euros al Osasuna. La operación ocasionó con el tiempo más de un quebradero de cabeza, dado que el pago de los últimos plazos se demoró hasta principios de este año. Pese a su potencial, el futbolista nunca despuntó ni brilló con la blanquiverde. Tanto es así que en su primera campaña salió cedido en el mercado de invierno.

Tras su contratación, el manchego disputó un total de 17 encuentros. Sólo diez los jugó como titular y no marcó un solo gol. Su discreto papel, sumado a su elevada ficha, conllevó que el club decidiera darle salida a modo de préstamo. El atacante se marchó rumbo a Lugo, donde coincidió con Francisco Rodríguez. Este hecho fue uno de los que motivaron precisamente que en verano de 2018 se le viera con buenos ojos a su regreso. Pero el técnico almeriense, que había firmado con el Córdoba, apenas duró un mes en El Arcángel. Lo cierto es que Jaime Romero tampoco rindió al nivel esperado esta campaña, en la que participó en 30 encuentros de Liga y en la que fue de más a menos. Marcó un tanto.

Peor le fue a Josema. El central murciano salió del Córdoba, con el que tenía contrato en vigor hasta 2020, según anunció el club blanquiverde a través de un breve comunicado este sábado. El futbolista se marcha después de haber seguido una trayectoria errática en El Arcángel y con dos infructuosas cesiones en el último curso al Sochaux francés -en la primera vuelta- y el Nástic de Tarragona, en el que recaló en el mercado invernal de 2018.

Y el papel más catastrófico lo protagonizó Jona Mejía, que fue el primero de todos en dejar de ser futbolista del Córdoba CF. El club cordobesista pagó en su día 400.000 euros al Albacete por su pase. El cuadro blanquiverde anunció el acuerdo alcanzado con el delantero hondureño para la rescisión del contrato que le vinculaba con la entidad el pasado mes de enero. El ariete estuvo más lejos que cerca de El Arcángel desde siempre. Venía para lucirse después del pago de un traspaso al Albacete Balompié, pero terminó engullido por la presión y la pujanza de Sergi Guardiola, que iba a ser el teórico suplente.

Si bien comenzó la campaña 17-18 con el rol de titular, su participación decreció hasta el punto de convertirse en testimonial, puesto que hizo tres goles y perdió su posición dominante. Lo mandaron al Cádiz como cedido para la segunda vuelta. No hizo un solo gol allí y retornó al Córdoba, donde no tenía sitio. Le volvieron a mandar fuera, esta vez al Lugo, donde tampoco tuvo una actuación reseñable. A su vuelta al Córdoba, le indicaron de nuevo la puerta de salida y ya fue de manera definitiva: ruptura del contrato -previo pago- y traspaso al Hércules, en el grupo III de Segunda B. Le firmaron hasta 2021, pero con los alicantinos no ha marcado en los doce partidos jugados en este curso. Aún no ha levantado cabeza.

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