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Reyes, como antes

Reyes mira el balón antes de sacar un córner en El Arcángel ante el Oviedo | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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Fue titular, un hombre de referencia y jugó el partido completo. Los rivales le buscan los tobillos con saña. Es el enemigo principal, el rival que provoca admiración y miedo. José Antonio Reyes vuelve a revivir sensaciones en el Córdoba, con el que estuvo presente ante el Oviedo durante los noventa minutos. Durante la semana fue dudoso su concurso -salió lesionado en Tarragona-, pero Sandoval entendió que su sitio debe estar sobre el césped y con galones de mando en una formación que pelea por la salvación. El utrerano no jugaba un encuentro completo desde el mes de febrero del año pasado. Fue un Espanyol-Real Sociedad (1-2) en el Power Stadium. Desde entonces, unos cuantos ratos más con los pericos y sesiones en solitario hasta que en el mercado invernal llegó el Córdoba -y su amigo Jesús León- para rescatarle.

“Lo hemos intentado y con el 1-1 ellos estaban perdiendo tiempo. Eso dice mucho de la grandeza del Córdoba en los últimos partidos”, explicó ante los periodistas un jugador que se ha implicado de un modo formidable en un desafío para él desconocido: luchar por una salvación de categoría. “Mostramos buena cara y eso es bueno y positivo, pero este partido pasó. Ya hay que pensar en el partido del sábado, que para nosotros es otra final”, indicó para devolver el foco a lo esencial. No hay tiempo para fiestas ni para lamentos. La Segunda División entra en las últimas diez jornadas y todo puede ocurrir.

A Reyes le tocará cumplir un rol de liderazgo que conlleva -ya se ha venido comprobando- que le sometan a marcajes salvajes. “Me dieron patadas por todos lados, esto es el fútbo, pero eso lo debe cortar el árbitro con tarjetas”, expresó, antes de admitir que terminó “un poco cansado, pero es normal” al estar en el campo todo el tiempo. “Estoy contento. No esperaba jugar los noventa minutos, pero el míster lo ha decidido y hay que respetarlo, por supuesto”, dijo. En su etapa final en Primera, tanto en el Sevilla como en el Espanyol, Reyes era un jugador revulsivo, un recurso saliendo desde el banquillo para revolucionar la escena. En el Córdoba, sin embargo, parece que Sandoval lo quiere siempre ahí. La situación, evidentemente, es otra.

Aclamado desde que se asoma por la puerta del estadio, Reyes asume que los seguidores le miran de un modo especial. Sabe lo que esperan de él. “Para nosotros es fundamental la afición. Si ellos animan y apoyan se nota en el campo. Nos da fuerza y alegría para jugar. Se merecen que les demos otra alegría el sábado”, dejó dicho Reyes en la zona mixta del estadio, donde todos hablaban más de lo que viene que de lo que acababa de ocurrir. Es el signo de los tiempos en el Córdoba.

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