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Deporte en pandemia: supervivencia de los minoritarios un año después

Entrenamiento del Club Kodokan

Volver a empezar. La vida tal y como la conocemos cambió de la noche al día. Se diluyó como lágrimas en la lluvia. Ya hace un año desde que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, decretara el estado de alarma en nuestro país para frenar el imparable avance del coronavirus. Dicha crisis sanitaria provocada por la Covid-19 paró todo. Los negocios, los transportes...la vida en general. Como la vida es deporte, CORDÓPOLIS, tras el paso de las dos primeras olas de contagios que asediaban el país, recogió las realidades de las disciplinas deportivas que no se encuentran en el foco mediático de la provincia. Los deportistas también se vieron inmersos en el confinamiento domiciliario general, obligados a entrenar desde casa para mantenerse en forma. Los socios y las instituciones son la base económica de los clubes de deportes minoritarios, por lo que, para muchos, el coronavirus fue un golpe difícil de encajar. No viven holgadamente, pero siguen sobreviviendo.

En tenis de mesa, uno de los deportes más laureados fuera de la capital cordobesa, también tuvo realidad dentro de las lindes de la mesa. Juan Ortiz, presidente del club Córdoba 81, atestiguó a este periódico allá por el mes de julio que “el futuro se plantea incierto, no sabemos si tendremos algunas bajas, al menos hasta que se pueda disponer de una seguridad completa, vacuna o medicación”. Esa realidad ya ha llegado, la vacunación masiva en Andalucía continúa su curso y es de las mejores en cuanto a ritmo de aplicación de dosis de la marca correspondiente. Por su parte, el Club Kodokan, con más de 30 años al servicio de los cordobeses que se interesan por la práctica del judo, tenía como representación a Francisco José Prados, presidente y maestro de la escuela, que auguró un gran futuro a la disciplina. “Crucemos los dedos y esperemos seguir otros treinta y tantos años más, por lo menos”, aseguró también en el mes de julio.

El béisbol también tuvo presencia en CORDÓPOLIS como representación fuera de la capital. Benamejí es la cuna cordobesa, y prácticamente andaluza, de uno de los deportes más seguidos en Norteamérica y Centro América. Juan Espejo, su máximo dirigente, aseveraba en el mes de agosto que “en la actualidad hay gente con capacidad e ilusión para llevar este proyecto a buen puerto por otro buen periodo de tiempo”, por lo que más años seguirán sumándose a los más de 30 que acumula uno de los clubes deportivos más antiguos del municipio. Continuando con los entes del deporte no capitalinos, otro ejemplo de buena gestión es el Club de Arqueros Córdoba-Villafranca, cuyo presidente, Juan Francisco Navarro recalcó en el mes de septiembre las medidas sanitarias que debieron tomar para ser seguros y no convertirse en foco de contagio. “Los clubes modestos y más los de deportes minoritarios sólo contamos con las cuotas sociales para hacer frente a todos los gastos que se originan de nuestro trabajo personal para realizar las distintas tareas de limpieza y adecuación de las instalaciones”, aseguró. La realidad, mientras la pandemia siga dando coletazos, seguirá siendo igual.

Esa situación es sufrida por muchos, por no decir todos, de los clubes de deportes minoritarios en la provincia de Córdoba. Así lo confirmaba Carlos Ramírez, máximo dirigente del Club Esgrima Córdoba, que apostillaba que “sólo hay aportaciones económicas por parte de los tiradores, todos pagan su cuota mensual que va al alquiler de la zona deportiva y otra parte, a los entrenadores que realizan la actividad”. Por su parte, el Club de Boxeo José Gutiérrez Guti se mostró agradecido ante este periódico por la fidelidad de los que pagan su cuota con el fin de que su gimnasio siga activo. “Le debo todo a ellos. Un club como el nuestro se mantiene en pie gracias a los deportistas que vienen. Verdaderamente somos como una familia y nuestros socios están encantados”, aseguraba a finales de agosto del 2020.

Estos son muchos de los ejemplos que protagonizaron el amplio serial de CORDÓPOLIS para recordar a la sociedad que los deportes minoritarios continúan su tarea. Con esfuerzo y mucha dedicación como bases fundamentales de auténticos proyectos de vida. Esas disciplinas que mantienen con ánimo a la población cuando los ánimos decaen. Cuando el coronavirus no puede irse siquiera de los pensamientos de cada individuo. Ahí aparece el deporte, para esclarecer las ideas y despejar la mente por un tiempo mientras la vida sigue su curso, con el coronavirus campando a sus anchas. No, esos deportes no han desaparecido en la provincia de Córdoba, por mucho que la pandemia siga causando estragos. Aunque, más que nunca, necesitan la ayuda de las instituciones gubernamentales y de sus socios.

Deportes minoritarios antes y después del Covid-19

La esgrima y el “espíritu cansado” de los deportes minoritarios

La inquietud del bádminton ante un futuro incierto

El Kodokan (judo), cuna de campeones en un tiempo complejo

La dura realidad del tenis de mesa

El rugby y el “apretarse el cinturón” en tiempos de pandemia

El hockey ante la necesidad de subsistir

El béisbol, un deporte con historia en Benamejí

El boxeo, ante un asalto decisivo

El Salesianos y su voleibol de futuro

Una dura y tensa subida para las Tortugas Cojas (mountain bike)

El Club de Arqueros Córdoba-Villafranca, con esperanza en medio de la tormenta

Con ganas de volver a resurgir sobre el tapiz

El Club Navial, con optimismo hacia el futuro

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