Donaron leche materna para investigar el cáncer de mama y acabaron diagnosticadas: las historias de Fátima y Ana
Fátima sintió dolor mientras amamantaba a su hijo. Ana notó un bulto en la axila. Ninguna imaginaba que, meses después de donar leche materna para un proyecto científico, serían pacientes de cáncer de mama.
Mientras escribo el siguiente reportaje tengo en mente a Lucrecia Hevia, directora y fundadora de elDiario.es/Andalucía, que este mismo lunes fallecía de cáncer. Sobra decir que nunca sabemos lo que la vida nos deparará, cómo nos enfrentaremos a ello y si saldremos o no. Lo único que queda es resistir y aprender a sobrevivir a lo que venga. Porque no se batalla contra una enfermedad, se resiste. En esas están Ana y Fátima, dos mujeres a las que, recientemente, se les ha detectado cáncer de mama. Ambas son profesoras y, además, participantes del Proyecto Hera, la investigación pionera impulsada por el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic) que busca predecir el riesgo de desarrollar esta enfermedad a partir del análisis de la leche materna.
Fátima, con tan solo 36 años, recibió su diagnóstico de cáncer de mama el pasado mes de febrero. Amamantando a su hijo sintió dolor cuando este le tocaba el pecho. En esos momentos, ella se recomponía del fallecimiento de su madre, quien murió de cáncer de páncreas. Acudió al Hospital San Juan de Dios, donde, tras una ecografía, le dijeron que era una calcificación de la leche y los resultados fueron negativos. Sin embargo, y aunque no le correspondía “ni por antecedentes de cáncer de pecho ni por edad”, los profesionales médicos le hicieron más pruebas porque las características del bulto “no les convencían”. Finalmente, tras más pruebas, incluyendo una biopsia y una resonancia, se confirmó que “había algo ahí”. El diagnóstico definitivo de cáncer de mama llegó en febrero.
Lo que tampoco sabía ella era que de un acto altruista en pro de la investigación de este tipo de cáncer saldría toda una red de apoyo que ahora la acompaña en este proceso. Fátima fue de las últimas mujeres que decidieron participar en el Proyecto Hera. En octubre, esta profesora de idiomas donó leche materna en el centro de salud de Poniente Sur. Supo de esta investigación tanto por una amiga como por una enfermera, que le habló del proyecto cuando acudió a vacunar a su hijo, quien ha dejado de recibir leche materna debido al tratamiento de quimioterapia al que está siendo sometida. A su vez, ha congelado óvulos por la probabilidad de sufrir problemas de esterilidad una vez finalizado este tratamiento.
Antes de estas sesiones, ha sido operada en dos ocasiones: la primera, para extirpar el bulto y la segunda, para una ampliación, donde se le retiró todo el tejido posible alrededor del área afectada para asegurar la erradicación de células potencialmente problemáticas. Desde abril, Fátima ha estado recibiendo quimioterapia semanal. Aunque la noticia del cáncer fue al principio como si le hubieran dicho que “estaba resfriada”, porque no era consciente de todo lo que supondría, el momento de raparse el pelo supuso un “fuerte choque” y el verdadero despertar a la realidad de su enfermedad. Sobre esto, la dura prueba emocional que conlleva el cáncer, ha hablado mucho el oncólogo del Hospital Universitario Reina Sofía e investigador principal del proyecto, Juan de la Haba. Entre otros efectos secundarios de la quimioterapia, Fátima sufre menciona temblores, adormecimiento y hormigueo en manos y pies, mareos, dolor de cabeza y, a veces, problemas gastrointestinales.
A pesar de la adversidad, de los miedos a lo que pueda venir y de dejar sin su madre “a un niño de tan solo un año y medio”, Fátima asegura que la única opción es tener “una actitud positiva” para no “hundirse”. A su lado están su marido y sus amigas, ya que toda su familia se encuentra en Valladolid, de donde es ella. Hasta el diagnóstico de cáncer, Fátima vivía en la localidad extremeña de Zafra, donde ejercía como profesora de la Escuela Oficial de Idiomas en Zafra, Extremadura.
Ana es otra participante del Proyecto Hera, para el cual, más de 3.000 madres han donado su leche materna. Al igual que para Fátima, todo el equipo que rodea a esta investigación pionera se ha convertido en una fuente de apoyo crucial para afrontar la enfermedad, que le ha sido detectada con 37 años. Ella entró en contacto con el proyecto en enero del año pasado después de ver su publicación en redes sociales y de que una amiga se lo comentara. Motivada por la curiosidad, fue una de las primeras mamás en donar leche para el proyecto, viajando desde Jaén hasta el Hospital San Juan de Dios en Córdoba. En aquella ocasión, le informaron que era un proyecto a largo plazo y que se pondrían en contacto si fuera necesario. Y tanto que lo ha sido.
Como en el caso de Fátima, un bulto fue la primera señal. Pero, en su caso, apareció en la axila. Debido a la inmediatez que le urgió para someterse a pruebas rápidamente, acudió a urgencias en Córdoba. Aunque el médico que la examinó, inicialmente le dijo que no era “una cosa mala” por su forma y tamaño. Pero Ana insistió en una ecografía para quedarse “tranquila”. El resultado inicial de esta prueba indicó “que era un ganglio inflamado”. Tras volver a la consulta de urgencias, el médico reiteró que no era grave, pero la remitió a un cirujano para su tranquilidad.
Debido a las vacaciones navideñas, esta cita se postergó, por lo que buscó una segunda opinión. Esta vez, en Jaén, acudiendo a un médico del ámbito privado dada su condición de funcionaria. Este profesional sanitario, tras palparla, le dijo que se trataba de una “adenopatía” más grande de lo común y, considerando los antecedentes familiares de cáncer (su abuela materna falleció de cáncer, aunque des desconoce de qué tipo, y su abuelo paterno murió a los 80 años de un cáncer de vesícula), le recomendó una biopsia. Ana aceptó, deseando saber cuanto antes “qué era”. Mientras los resultados llegaban, Ana volvió a Córdoba para la cita con su cirujano y donde fue sometida a otra prueba específica para confirmar si padecía cáncer. En enero llegó el diagnóstico: sí, Ana era una paciente con cáncer de mama.
Cuando recibió la noticia, pensó en su hija, quien también ha tenido que dejar de tomar leche materna. “Ella es muy pequeña y no entiende nada. Recuerdo el primer día que, incluso, mis padres se tuvieron que llevar a la niña porque no entendía por qué no podía tomar pecho de su madre. Ha sido durísimo porque dar de mama no es solo alimento, sino también apego”, confiesa esta madre, quien también ha dejado por el momento su puesto como profesora de instituto.
Siete meses después, acaba de finalizar su ciclo de quimioterapia en el hospital público de Jaén. Reconoce que al recibir el diagnóstico, se sintió bloqueada y sin saber qué hacer. Recordó que había participado en el Proyecto Hera y decidió escribirles para recibir todo tipo de orientación. El objetivo de este proyecto es el desarrollo de un test no invasivo que permita identificar el riesgo de padecer este tipo de cáncer a partir de tres o cuatro gotas de leche.
A diferencia de Fátima, Ana ha sobrellevado la quimioterapia mejor de lo esperado, con menos efectos secundarios de los que anticipaba. Gran parte de esto lo atribuye a los consejos que ha recibido “de un entrenador personal oncológico y una nutricionista oncológica”. Tras finalizar la quimioterapia, el siguiente paso será la cirugía y aventura que, quizás, necesite radioterapia, aunque las pruebas médicas serán las encargadas de confirmarlo.
Una llamada a participar en el proyecto
Fátima anima encarecidamente a otras madres a participar en este proyecto y, sobre todo, a estar vigilantes. Considera que el cáncer en esta etapa es “peligroso”, ya que las madres recién paridas suelen estar absortas en el cuidado del bebé, sus cólicos, mastitis y otras necesidades, descuidando la atención a sí mismas. Por ello, el primer consejo es “que estén pendiente de que no tenga ningún bulto extraño”.
En segundo lugar, Fátima insta a quienes sean diagnosticadas con cáncer de mama a “ponerse en contacto cuanto antes con el proyecto” porque así “recibirán ayuda, seguimiento, resolverán sus dudas y obtendrán el apoyo y asesoramiento necesarios”. Además, pide a las pacientes que rehúsen de buscar en internet, ya que puede ser abrumadora y negativa. Para Fátima, la “información y el conocimiento sobre el proceso son cruciales para asimilarlo mejor y retomar la vida diaria”.
En esa misma línea, Ana reconoce que el Proyecto Hera le está suponiendo una “gran tranquilidad y un apoyo fundamental”. Tras su diagnóstico, incluso volvió a donar leche para que los investigadores puedan comparar sus donaciones.
Ambas donaron leche materna para ayudar a una investigación. Y hoy son ya dos de sus protagonistas.
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