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Perico, el eterno aprendiz

Pedro Campos, esta mañana en la Ciudad Deportiva | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Pedro Campos, uno de los iconos de cordobesismo, presenció el entrenamiento de los blanquiverdes en la Ciudad Deportiva al lado del director deportivo, Emilio Vega

“Es bueno escuchar y aprender de todos. Emilio merece mis respetos. Todos deben trabajar para crecer como club”, ha escrito hoy en su cuenta de Twitter uno de los emblemas del cordobesismo. Pedro Jiménez Campos (La Rambla, 1957) estuvo sentado esta mañana sobre el frío cemento de la ciudad deportiva del Camino Carbonell con la misma naturalidad con la que colocó sus posaderas durante los últimos meses en los mullidos asientos del Santiago Bernabéu o, antes, en Anfield o San Siro, donde trabajó codo a codo con Rafa Benítez, de cuyo cuerpo técnico forma parte desde hace tres lustros. Tras el cambio en la dirección del Real Madrid y el desembarco de Zidane -con su propio séquito, obviamente-, el mítico Perico Campos hizo la maleta a la espera de un nuevo destino. Sin dejar, eso sí, de trabajar ni un solo instante. Durante la última década se ha confirmado como uno de los mejores conocedores del fútbol internacional, manejando una base de datos de extraordinario valor.

Algunos de los seguidores blanquiverdes que acudieron al entrenamiento le miraron con curiosidad. Algunos le reconocieron y le saludaron. De los futbolistas que defienden en la actualidad el escudo cordobesista no es probable que ninguno sepa qué representa, en toda su magnitud, la figura de este hombre maduro que parece haber encontrado la receta de la eterna juventud. Ellos no saben quién es, pero él sí sabe quiénes son todos. Qué es lo que que hacen y qué pueden hacer. Ése es su trabajo. Pedro Campos es un eterno aprendiz, un maestro humilde cuyas consideraciones sobre el Córdoba siempre tienen que ser tomadas en consideración. En esta fría mañana compartió confidencias con Emilio Vega, actual director deportivo del club y ex jugador, como él. De los que había en el césped, apenas dos personas compartieron vestuario con el legendario central rambleño: José Pedrosa Pepillo y Jorge Ramírez, el entrenador de porteros.

Campos, que fue jugador, entrenador y secretario técnico del Córdoba, terminó de manera prematura su escala en uno de los santuarios del fútbol mundial, el Real Madrid, añadiendo un capítulo más a su extraordinaria singladura al lado de Rafael Benítez, con el que comenzó a colaborar en la temporada 1999-2000, en la que el ya ex técnico madridista trabajaba en el Tenerife, en Segunda División. A partir de ahí, Campos se ha especializado en el diseño de programas de seguimiento de jugadores en el ámbito internacional, asistiendo a los principales campeonatos en todos los continentes y manejando una base de datos actualizada de importancia crucial en la confección de plantillas de primer nivel. Perico Campos, un animal futbolístico, terminó su ciclo en el Córdoba aunque nunca se desligó emocionalmente de una entidad que lleva dentro. “El Córdoba es mi padre”, suele decir. Hoy vino a verlo y se dieron un abrazo.

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