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La merienda del líder

Córdoba - Llagostera | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El Córdoba despacha con una actuación sobria a un Llagostera que terminó con nueve en el campo | Xisco y Víctor, en el tiempo añadido, sellan el último triunfo del año en El Arcángel

Es la Liga de las distancias cortas. Donde los líderes no se pasean y los colistas se ponen bordes en casa ajena. Es Segunda División. Un campeonato en el que el Córdoba se mueve con pericia y un estilo eficiente, en el que lo bello es lo útil. No deslumbró ante el Llagostera, pero abrochó su primera posición con una victoria por 2-0 que dejó satisfechos a los amantes del pronóstico fácil. El desenlace fue el normal, pero la tarde estuvo muy lejos de ser plácida para los de Oltra, que se vieron exigidos por un adversario que no renunció a dar puñetazos. La mayoría, al aire. Xisco retomó su rango de goleador para marcar la senda y ya al final, con el Llagostera enloquecido, Víctor Pérez proporcionó con el 2-0 una sonrisa de alivio a los miles de cordobesistas que durante algunas fases del partido vivieron con el corazón encogido. El líder lo sigue siendo. A su manera. Podrá gustar más o menos, pero lo evidente es que lleva a veintiún equipos por detrás envidiando su posición.

Oltra sólo tocó una pieza del equipo que ganó en Girona la semana anterior. Stankevicius entró en el lateral derecho por Albert Dalmau, cuyo rol está bien claro. Como central, al lado del inamovible Deivid, despachó su tercera jornada consecutiva el canterano Rafa Gálvez, un jugador que ejemplifica el valor de la polivalencia y el sentido del deber en este Córdoba cuya belleza está en la solidaridad. El cordobés se encajó en una posición en la que en muy raras ocasiones se desenvolvió durante su extensa etapa blanquiverde, sólo interrumpida por el paréntesis del año pasado en el Elche. El central con el que seguramente ha disputado más partidos en toda su vida es Fran Cruz, que estaba en la acera de enfrente con la camiseta del Llagostera. Los caminos del fútbol son inescrutables. El cuadro catalán, un auténtico desconocido por estos pagos -era su primera visita a Córdoba-, consiguió granjearse, además de ese cariño paternalista que despiertan los humildes, un plus de notoriedad por la presencia de Fran. El barbudo defensa, un icono del cordobesismo junto a su hermano Bernardo en la plantilla del ascenso a Primera, recibió el aplauso de la afición en un gesto que confirmó que hay alianzas emocionales que no se rompen por la distancia ni por un contrato.

La puesta en escena fue rara. El Córdoba no tuvo una salida fulgurante, como se podría suponer, para aniquilar pronto la resistencia de un adversario que arrastra justificados complejos. Los de Oltra optaron por hacer su fútbol sin riesgos, tratando de armar fútbol combinado y soportando que el Llagostera levantara la voz con un estilo fogoso, con muchas faltas y gestos crispados. El conjunto de Oriol Alsina se envalentonó por momentos. Suyo fue el primer disparo a puerta: lo hizo Imaz, que desaprovechó una buena posición en el corazón del área con un lanzamiento flojito de zurda que interceptó Razak. El Llagostera entendió pronto por qué el Córdoba está donde está. Efectivamente, cuenta con dos tipos de extraordinario nivel y en vena de aciertos: Florin y Fidel. Pero no es sólo eso. Los blanquiverdes se han convertido en una amenaza global. Nando entró por su banda con esa energía y determinación que se había echado en falta en otras ocasiones. El chaval es un generador de peligro constante. También está Xisco, que se sacrifica más que nunca en la contención pero aparece cuando se le necesita. Y lo hizo. El balear rompió la baraja en el minuto 31 tras dar el mejor final a un servicio excelente de Nando, que había vuelto locos a sus marcadores por la banda antes de colocar la pelota en el área pequeña. Allí Xisco giró la cabeza y dejó con el molde a René.

El líder se sintió más seguro con 1-0 y el Llagostera se miró en el espejo de sus desdichas. No lo hacen mal, mueven la pelota con decoro y cuentan con algún jugador capaz de inventar por sí solo, como Escassi o Imaz, pero no les sirve de mucho. El Córdoba, sin hacer nada del otro mundo, pudo haberse ido al intermedio con una renta mayor. Stankevicius, de nuevo en el once, tuvo dos ocasiones. A los quince minutos remató de cabeza un córner y forzó a René a atrapar el balón picado a ras de césped. Antes del descanso, el internacional lituano encarnó eso que se ha dado en llamar la suerte del campeón: hasta los errores pueden ser productivos. Cogió el balón en la banda y lanzó un centro deficiente que desconcertó a René, que estaba a media salida. La pelota pasó por encima del larguero ante el suspiro de la grada. El Córdoba se marchó al descanso con el marcador favorable y dejando la sensación de que todo estaba bien encarrilado.

La tuvo el Llagostera en la reanudación en las botas de Aimar, que lanzó un trallazo dentro del área tras un balón rechazado por Razak. Acabó en córner tras tocar en Rafa Gálvez. Pero los locales no perdían el control ni los nervios. Habituados a manejarse en situaciones al filo del alambre, los de Oltra se dedicaron a mantener la renta y buscar la sentencia a su estilo. Un centro de Stanke se quedó a los pies de Florin, después de Aimar no controlara en el área, y el duro remate del rumano lo cazó René con apuros. El segundo gol se olía en la fría noche en El Arcángel, aunque el encuentro enfilaba el último cuarto de hora con un marcador apretado y cierta sensación de inquietud en la parroquia local. No es que el Llagostera enseñara los dientes de manera amenazante, pero el recuerdo de episodios amargos empezaba a surgir.

Una salva a aplausos acompañó la salida del campo de Fran Cruz, al que Oriol Alsina sustituyó por un punta, Rafa Chumbi, con la idea de echar el resto en el tramo final. Oltra sacó del césped a Fidel para alinear a Pedro Ríos, otro profesional con oficio para abrochar un resultado corto. El Llagostera se echó tierra encima en el minuto 77. Aimar le dio un hachazo a Luso en el centro del campo y Ruipérez Marín le enseñó la segunda amarilla, la roja y el camino directo a los vestuarios. Con diez en el campo y sin nada que perder ya, el Llagostera se entregó a la conmovedora tarea de lanzarse hacia arriba con el descaro de los desesperados. No logró nada más allá de un desquiciamiento general -Giva vio la roja por dar una patada a Gálvez- y, en el tiempo añadido, encajar el segundo de la tarde. Lo marcó Víctor Pérez, que remató a puerta vacía en una contra. Al final, todo sucedió conforme a los planes: el líder ganó y el Llagostera se fue con la conciencia más o menos tranquila. El Arcángel despidió 2015 con su equipo abrazado en el centro del campo y entre cánticos. Una bella estampa navideña.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 2: Razak, Stankevicius, Deivid, Rafa Gálvez, Abel Moreno, Luso, Víctor Pérez, Nando, Fidel (Pedro Rios, 72'), Xisco (Raúl de Tomás, 82') y Florin Andone (Markovic, 90').

LLAGOSTERA, 0:  René, Aimar, Fran Cruz (Chumbi, 73'), Chus Herrero (Jordi López, 79'), Masó, Tito, Imaz, Pitu, Escassi, Ríos (Giva, 59') y Benja.

ÁRBITRO: Ruipérez Marín (Comité Castellano-Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Luso y Markovic y a los visitantes Imaz, Pitu, Escassi y Aimar (2, expulsado en el minuto 77). Mostró la roja en el tiempo añadido al brasileño Giva por una entrada a Rafa Gálvez.

GOLES: 1-0 (31') Xisco. 2-0 (90') Víctor Pérez.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la décimo séptima jornada del campeonato nacional de Liga Adelante, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 14.061 espectadores. En los prolegómenos del partido, la Peña Cordobamanía realizó su tradicional recogida de alimentos con destino a los niños saharauis.

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