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La maldición del brazalete

Luso, en un partido en El Arcángel | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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En ocasiones más que un honor, del que suelen hablar los protagonistas, es una gran responsabilidad. Un peso añadido para quien ostenta, como en cualquier otro caso, el cargo. A veces supone, sobre todo cuando vienen mal dadas, una carga que ha de saberse llevar. En el Córdoba no lo es menos que en algún otro equipo. La capitanía cuenta con una importante relevancia dentro de cada vestuario, puesto que no sólo se trata de portar un sello distintivo en los partidos sino de tener voz de mando entre los demás compañeros. De ello sabían a la perfección Deivid y Luso, dos hombres que la pasada campaña compartieron ese rol en el conjunto blanquiverde y que, sin embargo, este verano abandonaron El Arcángel. Porque el Córdoba inició la pretemporada sin dos de sus capitanes de la anterior temporada en lo que vino a ser una especie de maldición del brazalete. Ahora sólo quedan Carlos Caballero y Cisma, y el primero no tiene asegurada su continuidad en el cuadro califal.

A pesar de ser una simple anécdota, no deja de resultar curioso el hecho de que de la noche a la mañana, como quien dice, el Córdoba haya abierto la puerta de salida a dos de los futbolistas con más peso dentro de su vestuario el curso 2016-17. Incluso tenían papel protagonista la anterior campaña. La sorpresa saltó con Deivid, cuya situación cambió radicalmente de repente. En un visto y no visto, tras una decisión en los despachos de El Arcángel, el central pasó a no contar para el club y salir a coste cero para enrolarse en el Valladolid. El conjunto blanquiverde prescindió del primero de sus capitanes y a uno de los jugadores de mayor rango también en lo que se refiere a la apreciación de la afición. Esa marcha fue inesperada y premonitoria de otra que sí parecía mucho más probable, la de Luso.

Muchas papeletas tenía el aragonés de salir de la disciplina califal. Más si cabe tras la incorporación de Álex Vallejo y con la elevada cantidad de recursos con que contaba, y cuenta, Luis Miguel Carrión en la medular. En efecto, el zaragozano puso punto final a su etapa como futbolista blanquiverde días después. Cuatro cursos completó en El Arcángel y justo el día en que el equipo iniciaba la pretemporada se hizo oficial lo que hasta entonces era un secreto a voces. Luso dejó atrás el Córdoba para firmar con el Huesca. Fue el segundo capitán cortado. Con esas dos marchas, el brazalete queda ahora mismo, al menos sobre el papel, sólo para Carlos Caballero y Domingo Cisma. Aunque la situación puede variar en adelante, toda vez que el madrileño debe ganarse su continuidad en el equipo de Luis Miguel Carrión. Y además, el sevillano sigue en pleno proceso de recuperación de una larga lesión.

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