“He visto la ilusión de toda una ciudad por no caer”

Que termine la fiesta de la Feria y que empiece otra: la del cordobesismo. Con eso sueña José Ramón Sandoval, cuyas comparecencias ante la prensa rezuman emoción. El madrileño ve, al frente de su abnegada tropa, una luz al final del laberinto. “Es el partido en el que más claramente podemos decir que saldremos de la zona de descenso”, apunta el de Humanes. Eso sí, hay que ganarlo. “Y a eso vamos; nos nos vale empatar”, ha indicado ante los periodistas un técnico que tiene disponibles a todos sus hombres. La enfermería está vacía por completo, tras recibir Alfaro y Javi Lara el alta médica. “Ahora mismo todo el mundo está por la labor para sacar al equipo de ahí abajo lo antes posible”, ha dicho. Aunque no faltaron los paseos por el recinto ferial -no hay que desplazarse demasiado, está en el mismo centro de trabajo-, Sandoval trató de que esa circunstancia no afectara a los futbolistas. “Los quiero centrados en el Reus y sé que lo están, porque el resultado ante el Almería nos ayudó muchísimo”, confesó.

Cuando escucha que el Reus no se juega nada, Sandoval hace una mueca reveladora. “Es un partido muy, muy, muy difícil. La gente puede decir que no se juegan nada, pero yo creo que sí se juegan. Todos quieren exponer para tener el año que viene un contrato encima de la mesa, para renovar... Estos partidos son bonitos de jugar y ellos harán todo lo posible por ganar al Córdoba. Mirad al Sevilla Atlético y el Lorca, poniendo todo su fútbol. Ellos han tenido más libertad para expresar lo que son como jugadores”, ha expuesto en la sala de prensa de El Arcángel. Al cuadro catalán, entrenado por el exblanquiverde Aritz López Garai, lo considera un adversario de cuidado. Y recela de su estadio. “Es un campo en el que te tienes que adaptar bien. Son el equipo que más partidos han empatado e incluso son los que menos goles encajan. Casi siempre pierden por la mínima. Es un equipo muy bien estructurado y ha habido partidos que ganan en los últimos minutos por su insistencia”, ha explicado.

Será, una vez más, un partido emocional. Todos los movimientos diseñados en la pizarra quedarán supeditados al modo en que se ejecuten y ahí juegan un papel clave el entusiasmo y la seguridad. “El grado de motivación lo tenemos que tener por encima del suyo. Allí se tiene que demostrar quién es el que se juega algo. Igual que se vio el otro día con el Almería, creo que se vio la necesidad. Es la final número quince porque no teníamos margen de error. Este es el partido más claro en el que podemos salir de ahí abajo. Sabemos que si ganamos saldremos de una vez. Lo tenemos en nuestra mano y ojalá no nos pese la responsabilidad y sepamos jugar bien los últimos minutos, eso me preocupa”, ha reconocido.

También estará pendiente de lo que suceda en otros estadios, aunque “lo bueno -dice- es ganar nosotros”. “Para nosotros era fundamental meter en problemas al Almería para que compitan y jueguen contra el Alcorcón. Quizá hubiera sido mejor que el Huesca no fuera campeón de Liga, pero también el Huesca y el Rayo Vallecano se juegan ser líder y sé a ciencia cierta que los dos clubes tienen una prima por ser por primeros. Quieren ser campeones y eso es un estímulo porque tienen más gratificación”, ha revelado.

La confianza en los suyos es absoluta. “Si algo ha tenido bueno este equipo es que ha sabido remontar, y eso es más difícil que lo otro. Si nosotros nos adelantamos no vamos a ser complacientes, nos iremos a por el segundo pero con nuestras armas. Hemos ensayado distintos escenarios y cambios que podemos hacer en función de cómo vaya el marcador. Luego pueden ocurrir mil cosas: expulsiones, jugadas... Hemos trabajando para que los últimos veinte minutos no nos atenacen y sigamos siendo un equipo alegre dentro de las circunstancias”, ha señalado Sandoval, que después de alabar el carácter “camaleónico” de sus jugadores y admitir que estarán pendientes de la radio en el banquillo -“aunque eso no se transmitirá al campo a no ser que sea algo muy positivo para nosotros”-, reclamó un último esfuerzo global.

“Este partido es todo lo más. Creo que se va a vivir con mucha intensidad. He disfrutado mucho porque he visto la ilusión en una ciudad de no caerse, de agarrarse. Todos los mensajes que hemos metido han sido muy bien aceptados por la afición. Hacía mucho tiempo que no se veía vibrar al estadio como ahora. Solo nos queda una semana y media. Agarrémonos de la mano pase lo que pase. El último partido será el decisivo y ojalá traigamos la ventaja con el resto de los equipos que luchan con nosotros por la permanencia”, expuso antes de levantarse de la mesa y despedirse para afrontar el último viaje del Córdoba esta temporada.