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Euforia en el recibimiento a la reina del deporte cordobés

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Rafael Ávalos

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Vítores a la llegada de Lourdes Mohedano a Córdoba, donde regresó después de proclamarse campeona del mundo de gimnasia rítmica con la selección española en Kiev

Faltaban diez minutos para las siete de la tarde. Llegó la hora. El reloj de la Estación Central de Córdoba marcaba puntual el instante del encuentro. Entonces el tiempo se detuvo. La reina del deporte cordobés hacía acto de presencia. Regresaba a su ciudad después de conquistar Kiev el pasado domingo. Como no podía ser de otra forma, fue recibida con agasajos dignos de una campeona. Lourdes Mohedano bajó del tren y se encontró con multitud de seres queridos. Merecía el calor de su gente y de Córdoba y lo tuvo. Por supuesto, además de familiares, entre ellos unos padres llenos de orgullo, esperaban la llegada de la gimnasta una amplia representación del Club Liceo, con muchas pequeñas deportistas ilusionadas con la que ya es el mejor espejo en que mirarse.

La joven gimnasta saboreó las mieles del triunfo tras lograr, junto con sus compañeras de la selección española de gimnasia rítmica, un oro y un bronce en el Mundial de Kiev de esta disciplina. Córdoba tiene, gracias a la siempre sonriente Lourdes Mohedano, toda una campeona del mundo. Si en 2012 recogió el cariño de su gente tras alcanzar el máximo premio en el Preolímpico de Londres, en esta ocasión no iba a ser menos. Al contrario, la cordobesa ha bañado de oro al deporte cordobés, algo histórico y que merece cualquier reconocimiento habido y por haber. El primero lo tuvo esta tarde a su llegada a la ciudad, pues en la estación esperaban familiares, amigos, compañeros, muchas niñas del Club Liceo e incluso representantes políticos, como el delegado de deportes en el Ayuntamiento, Miguel Reina.

Fue vitoreada. Recibió un ramo de flores, besos y abrazos por doquier. Había quien portaba con orgullo banderas de España, el país al que han llenado de orgullo las chicas del combinado nacional de un deporte que exige ya un reconocimiento mucho más grande por parte de todos. La emoción contenida rompió. La euforia tenía sentido. Lourdes Mohedano retornó a casa como merecía, como uno de los máximos y más brillantes exponentes del deporte cordobés. Una reina cuyo trono es más dorado que nunca. Oro de 24 quilates, eso es esta joven gimnasta que todavía tiene mucha guerra que dar y un buen puñado de éxitos que regalar a una ciudad que esta tarde empezó a entregar tanto como ella le dio.

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